Nacional - Política

Todos los candidatos en México contra Donald Trump

2018-06-04

"Lo que él quiere que México escuche primero es México'", dijo...

Kirk Semple, The New York Times

CIUDAD DE MÉXICO — En días recientes, Andrés Manuel López Obrador, el candidato de izquierda que lidera las encuestas de la contienda presidencial mexicana, le dijo a sus simpatizantes lo que ellos querían oír, una y otra vez, en varios mítines que celebró en Ciudad de México.

López Obrador, quien fue jefe de gobierno de Ciudad de México entre 2000 y 2005, se pronunció de manera enérgica en contra de la corrupción y lo que llama la Mafia del Poder —un grupo al que acusa de querer evitar que gane las elecciones presidenciales—. El candidato prometió combatir la violencia y la impunidad, además condenó la desigualdad y prometió incrementar los salarios de la clase trabajadora. También se comprometió a aumentar la inversión en servicios sociales para los jóvenes y los adultos mayores.

Sin embargo, un tema estuvo ausente en su oratoria populista: las relaciones internacionales, en especial las políticas que implementará con el vecino del norte.

La única mención de López Obrador sobre Trump —quien ha pasado los dos últimos años intimidando a México, quitándole a la relación bilateral la mayoría de su buena voluntad lograda con muchos esfuerzos— fue una broma acerca de venderle al mandatario estadounidense el avión presidencial mexicano en un esfuerzo para eliminar los lujos del poder ejecutivo.

“Lo que él quiere que México escuche primero es ‘México’”, dijo Martín García Quintero, de 56 años, un albañil en uno de los mítines, al explicar el carisma del candidato. “Él quiere un México que tenga más futuro”.

Los ataques de Trump hacia México fueron un punto importante desde el inicio de su campaña a la presidencia de Estados Unidos, en ese momento intentó convertir en villanos a los inmigrantes mexicanos, los acusó de robarse los empleos de los estadounidenses y prometió que México pagará por la construcción de un muro fronterizo.

Desde que ganó la elección no se ha retractado y continúa criticando a México, especialmente en los temas de seguridad, migración y comercio. Él ha prometido reducir la inmigración, incrementar las deportaciones y reescribir drásticamente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte o simplemente eliminarlo.

Las relaciones entre ambos gobiernos se han enfriado a tal punto que dieciséis meses después del comienzo del mandato de Trump, su homólogo mexicano, el presidente Enrique Peña Nieto, todavía no ha visitado la Casa Blanca.

Los temas de comercio, migración y la frontera fueron, de manera intencional, los temas cruciales del debate presidencial más reciente celebrado el 20 de mayo. Trump y su discurso sobre México fueron asuntos recurrentes a lo largo de la noche. La semana pasada, el mandatario estadounidense impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio de México, así como de Canadá y la Unión Europea, lo que generó críticas de parte de los candidatos presidenciales.

Sin embargo, esa atención a las relaciones bilaterales fue una anomalía en la campaña. Conforme se aproxima la elección del 1 de julio, la relación entre Estados Unidos y México ha sido un tema menor y frecuentemente no se toca.

“No tendrá relevancia en cómo votarán los mexicanos”, dijo Arturo Sarukhán, quien fue embajador de México en Estados Unidos. “La única manera en que Trump y la relación de México con Estados Unidos podría tener importancia es si, antes del 1 de julio, Trump hace algo realmente tonto como retirarse del TLCAN o algo muy agresivo en la frontera”.

En medio de los profundos problemas que enfrenta México, los asuntos de relaciones internacionales pueden parecer abstractos o remotos para muchos votantes y los ataques frecuentes de Trump pueden parecer irrelevantes.

En vez de eso, los temas que parecen animar a los electores son los problemas que afectan directamente la calidad de vida de los mexicanos, incluida la violencia que ha alcanzado niveles históricos, la pobreza y la desigualdad, así como una corrupción fuera de control y la impunidad.

“Ningún votante mexicano espera que un candidato hable sobre Trump”, dijo José Merino, un analista político quien es asesor de Claudia Sheinbaum, candidata a jefa de Gobierno de Ciudad de México del partido de López Obrador, Morena (Movimiento de Regeneración Nacional).

Después de un mitin de López Obrador realizado el mes pasado en Ciudad de México, Mónica Gutiérrez Díaz, de 48 años, una empleada gubernamental, comenzó a enumerar los desafíos que ella y sus familiares enfrentan de manera cotidiana, desde los bajos salarios hasta el crimen galopante.

“En mi familia, todos somos profesionales, pero todos estamos jodidos”, dijo y explicó que, entre estas constantes luchas,  los votantes no tienen mucha cabida para Trump y la política exterior.

“A nosotros, él no nos importa”, dijo Gutiérrez.

Este no fue siempre el caso. Hubo un momento durante la campaña presidencial estadounidense y en los primeros meses del actual gobierno cuando las declaraciones antimexicanas de Trump provocaron una discusión poco trascendente sobre la indignación patriótica.

No obstante, México rápidamente aprendió a ignorar la mayoría de los arranques de Trump, como si fueran el trueno de un relámpago distante. Funcionarios y ciudadanos mexicanos ahora ven la mayor parte de las amenazas de Trump como fanfarronadas y como parte de un juego político dirigido tanto a su base de votantes como a México.

Aunque los candidatos presidenciales han buscado diferenciarse entre ellos en asuntos nacionales de gran importancia, han hecho eco en su mayoría en sus posturas sobre la relación de México con Estados Unidos.

En el debate del 20 de mayo, buscaron demostrar que tendrían la capacidad de mantenerse firmes ante el acoso de Trump, defender la soberanía y el honor de México, así como apoyar tanto a los migrantes mexicanos en Estados Unidos y aquellos que regresan a México.

“Curiosamente, la llegada de Trump ha convertido a Estados Unidos en un asunto sin importancia en la campaña”, dijo Vidal Fernando Romero León, jefe del Departamento Académico de Ciencia Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). “Como para ellos no es fácil diferenciarse sobre qué van a hacer con Trump, todos están en contra de Trump. Es algo en lo que necesitas decir que estás en contra”.

Aunque la política de Trump y su enfoque agresivo hacia México no han tenido un gran peso en la campaña, los analistas sostienen que el vencedor tendrá que enfrentarse con los efectos sobre varios asuntos bilaterales como el TLCAN, la migración y las políticas de seguridad.

Sarukhán predice que cuando el próximo presidente mexicano asuma el poder —el 1 de diciembre—, se encontrará bajo una tremenda presión nacional para no ceder ante Trump, con lo que tendrá muy poco “espacio político para maniobrar” para manejar la relación entre México y Estados Unidos.

La unanimidad entre los candidatos sobre Trump, dijo, “te dice que será un reto construir la relación hacia el futuro”.

Washington podría enfrentar un México muy diferente, agregó. En Estados Unidos, dijo, “la gente se preguntará: ‘¿Quién perdió a México?’”.
 



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