Internacional - Población

Argentina vota dividida la despenalización del aborto 

2018-06-13

La fractura social y política alcanza incluso a los partidos políticos. Excepto la...

Mar Centenera, El País


El aborto es ilegal en Argentina excepto si la vida de la madre corre peligro o el embarazo es fruto de una violación. La legislación, que se remonta a 1921, contempla penas de cárcel de entre uno y cuatro años para aquellas mujeres que interrumpan su embarazo. Los diputados que han hecho pública su oposición a cambiar la ley han sido siempre mayoría, pero la diferencia se ha estrechado en los últimos días. Según el recuento de Economía Feminita, en la víspera de la votación 119 diputados estaban a favor de despenalizar el aborto, 120 en contra y 2 iban a abstenerse. Al inicio de la sesión, por primera vez se había invertido el cómputo: 122 a favor, 118 en contra, 14 sin confirmar, 1 abstención y 2 ausentes. La balanza la inclinarán la decena que hasta hoy se habían declarado indecisos.

La fractura social y política alcanza incluso a los partidos políticos. Excepto la izquierda, con una postura unánime a favor del aborto, los demás bloques están divididos. En Cambiemos, la coalición conservadora encabezada por Mauricio Macri, casi dos tercios se oponen a la ley. En el kirchnerista Frente para la Victoria, 53 de sus 59 legisladores votarán a favor. El único diputado socialista de Argentina, Luis Contigiani, renunció al partido, aunque no a su banca, tras la catarata de críticas internas que recibió al anunciar que su voto será negativo. 

Uno de los que había mantenido su voto oculto, José Ignacio de Mendiguren, del Frente Renovador, rompió el silencio antes de entrar a la Cámara. "No puedo obstaculizar que se pueda acceder a esta atención que todas esas mujeres necesitan", dijo el diputado, dando a entender que pensaba votar a favor de la ley. Sus palabras pusieron en evidencia el debate interno que atravesó a muchos detractores. "Tomé la decisión en soledad. Tengo mis convicciones, pero recorrí el país y vi que en la clandestinidad suceden cosas espantosas. La decisión de abortar ya está tomada, nadie la toma mirando el código penal. Y cuando las mujeres la toman están solas", dijo De Mendiguren.

"No venimos a discutir sobre despenalización, este proyecto es una legalización irrestricta", denunció en el hemiciclo el diputado oficialista Nicolás Massot, muy crítico con la ley. "Es un dilema moral, jurídico e ideológico; por eso hay que tener cuidado y no caer en los facilismos de tirarnos con las muertes por la cabeza", agregó. "Hay una revolución de las hijas que llegó para quedarse. Pasemos a la historia por garantizar derechos, no votemos contra las mujeres. Tenemos que garantizar el derecho humano a la salud pública", le contestó minutos después la legisladora kirchnerista Mayra Mendoza.

Fuera del edificio legislativo, las vallas colocadas por la policía en la plaza para dividir a los dos bandos sólo resistieron hasta las seis de la tarde. Las abrieron las miles de manifestantes pro aborto legal, en su mayoría chicas adolescentes, que se apiñaron durante horas en el lado derecho que se les había sido asignado. En ese momento ocuparon también el centro, que iba a permanecer vacío. "Saquen sus rosarios de nuestros ovarios", "Es mi cuerpo, yo decido", "No es aborto sí, aborto no, es aborto legal o clandestino", eran algunas de las consignas más repetidas por la marea verde. Desde la mitad de la plaza, decenas de jóvenes se subieron a las vallas para agitar sus pañuelos frente a los opositores a la ley y cantar una y otra vez:

- Aborto legal en el hospital.

En el lado derecho de la plaza, una multitud inferior en número coreaba "Sí a la vida, no al aborto" mientras agitaba al aire banderas argentinas, globos rosas y pañuelos celestes. Padres y madres con sus hijos, monjas y sacerdotes participaron de cadenas de oración para pedir el freno de una ley que consideran "aberrante". "Cuídate antes de actuar, no es necesario que abortes", "Matar no es un derecho", "Adoptar es la opción", podía leerse en las pancartas desplegadas por los antiabortistas.

Desde el regreso de Argentina a la democracia, en 1983, el proyecto de ley a favor de la despenalización del aborto se presentó siete veces en el Congreso, pero nunca había logrado cruzar la puerta. Bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, Argentina fue el primer país latinoamericano en aprobar el matrimonio homosexual, en 2010, y en tener una ley de identidad de género, en 2012. Pero Fernández de Kirchner siempre se cerró en banda con el aborto. Su sucesor, Mauricio Macri, también se opone. Sin embargo, la presión social y la necesidad de desviar la atención de la incierta situación económica influyeron en la decisión presidencial de permitir el debate. 

Entre abril y mayo, más de 700 oradores a favor y en contra del aborto legal pasaron por el Congreso. Mujeres que relataron su experiencia al abortar, obstetras, genetistas, científicos, psicólogos, ministros, exministros, escritoras, cineastas y famosos expusieron sus argumentos en comisiones parlamentarias. Cada bando aplaudió y viralizó las mejores intervenciones. La novelista Claudia Piñeiro instó a los partidarios del derecho a decidir a no dejarse "robar la palabra vida" en un emotivo discurso que se retuiteó miles de veces. También fue muy celebrada la exposición del ministro de Sanidad, Adolfo Rubinstein, que aportó cifras del descenso de la mortalidad materna en los países donde la interrupción voluntaria del embarazo es legal. Entre los opositores, conmovió el testimonio de Lorena Fernández, residente de una villa miseria en el centro de Buenos Aires que relató con crudeza el aborto que se hizo con 16 años por petición de sus padres y aseguró que para ella "un aborto es matar".

El debate parlamentario ha roto el tabú que existía en Argentina y decenas de mujeres han confesado por primera vez que en algún momento de sus vidas se negaron a ser madres o a tener un hijo más. Según estimaciones citadas por Rubinstein, entre 350,000 y 450,000 mujeres abortan cada año en Argentina. En 2016, 47,000 gestantes requirieron atención hospitalaria por complicaciones derivadas de interrumpir un embarazo y 43 fallecieron.

"El aborto es un tema de salud pública, no de creencias religiosas", dicen los defensores de la ley, que instan a los diputados a evitar más muertes por abortos clandestinos y a "hacer historia". "El aborto no es la solución. Salvemos las dos vidas", replican desde enfrente. Desde pantallas gigantes instaladas a ambos lados, cada bloque sigue el debate con el corazón en vilo. La sesión puede superar las 18 horas y se estima que la votación llegará a primera hora del jueves. Entonces se sabrá si Argentina ha dado el primer paso para volver a colocarse a la vanguardia de Latinoamérica. 


 



regina