Internacional - Economía

La demanda global de gas avanzará a un ritmo anual del 1.6 % hasta 2023

2018-06-26

El otro gran protagonista de estos próximos años será Estados Unidos, sobre...

 

París, 26 jun (EFE).- La demanda global de gas, que el pasado año creció un 3 %, el mayor ritmo desde 2010, pasará a una cadencia media del 1,6 % anual hasta 2023, de la mano en particular del tirón de China, donde el consumo progresará al 8 %.

Este es el escenario que dibuja la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su último informe de previsión del mercado publicado hoy, en el que augura que solo China representará un 37 % del aumento del consumo de gas en todo el mundo en ese plazo.

Con esa evolución, China pasará a convertirse en el primer importador de gas a partir de 2019, por delante de Japón, y comprará 171,000 millones de metros cúbicos en 2023, en su mayor parte en forma de gas natural licuado (GNL).

El otro gran protagonista de estos próximos años será Estados Unidos, sobre todo por el lado de la oferta, ya que aportará un 45 % de toda la producción global suplementaria.

Esa expansión de la producción, posible gracias a los nuevos yacimientos de esquistos (que representarán dos tercios del total), convertirán a Estados Unidos en el primer exportador mundial.

La mayor parte de los otros incrementos de las extracciones de gas (como en Oriente Medio, en China y en Egipto) serán absorbidos por sus mercados interiores.

Como contrapunto, países maduros como los europeos, Japón y Corea del Sur deberían mantenerse estancados.

Según las proyecciones de la AIE, la demanda mundial de gas subirá de los 3.740 millones de metros cúbicos en 2017 hasta 4,100 millones en 2023. El umbral simbólico de los 4,000 millones se espera que se supere por primera vez en 2022.

La industria será el mayor contribuyente al alza en el consumo de gas de aquí a 2023 (un 40 % del total), por delante de la producción de electricidad (26 %).

La electricidad había sido el principal vector de progresión en el último decenio, pero la tendencia se ha invertido ante la ralentización de la demanda eléctrica, el mayor peso de las fuentes renovables y la competencia del carbón, en particular en Asia. 


 



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