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La perspectiva de un cambio político seduce a distintos sectores sociales en México

2018-06-27

Si buscas un ejemplo de por qué no sería malo mantener las cosas tal como...

Elisabeth Malkin, The New York Times

AGUASCALIENTES, México — Si buscas un ejemplo de por qué no sería malo mantener las cosas tal como están en México, probablemente el mejor lugar que hay es Aguascalientes.

Una fábrica nueva de Nissan está contratando para el turno de la noche y los trenes llenos de partes cruzan hasta la frontera con Texas y más allá. La tasa delictiva es baja, los trabajos abundan y en zonas que por mucho tiempo estuvieron descuidadas ahora se avista una piscina rodeada por muros de cristal cerca de un parque.

Pero en medio de una elección presidencial en la cual el principal hilo narrativo es el cambio, el descontento que motiva a los votantes del resto del país también se ha hecho sentir en este cinturón de manufactura. El enojo nacional por la corrupción que ha puesto contra las cuerdas al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) también se ha hecho sentir en Aguascalientes. Y un sector del electorado que usualmente respalda a los conservadores ahora es un comodín.

Esta es una de las razones que explica el auge del candidato de corte populista Andrés Manuel López Obrador (AMLO): un apoyo de regiones de México donde no tuvo grandes resultados en las últimas dos elecciones en las que participó. Ahora tiene una ventaja considerable a días de la votación, el 1 de julio.

López Obrador, de 64 años y ex jefe de Gobierno de Ciudad de México, ha hecho campaña con la promesa de poner fin a lo que llama la “mafia del poder” y de atender la desigualdad arraigada en el país. Esas promesas van de mano en mano: asegura que su gobierno primero recuperará millones que se pierden con la corrupción y el malgasto para redirigir los fondos a programas sociales.

Es un argumento que atrae a Martín González, de 53 años, trabajador en una fábrica alemana de partes de motores ubicada en Aguascalientes. Dijo que planea votar por AMLO en parte porque el gobierno no se acerca a quienes más lo necesitan. “Lo que vemos últimamente es que los únicos beneficiados son los que trabajan en el gobierno; lo roban todo”, dijo.

Los opositores de López Obrador aseguran que sus políticas regresarán a México a una era desastrosa como la década de los setenta, cuando el país quedó sumido en la deuda y la hiperinflación después que varios presidentes con medidas populistas tomaron prestado y gastaron (y en algunos casos desfalcaron) millones de dólares.

Sin embargo, esas alertas no son tomadas en cuenta por muchos mexicanos justamente debido a quién las ha lanzado. El presidente Enrique Peña Nieto, cuyo mandato termina el 1 de diciembre y que no puede postularse a la reelección, ha liderado un gobierno que muchos equiparan con la corrupción; con contratos otorgados a compinches y haciendo caso omiso de gobernadores y funcionarios acusados de embolsarse decenas de millones con diversos esquemas.

El PRI eligió como su candidato a un tecnócrata, José Antonio Meade, porque parecía ser libre de escándalos. Sin embargo, no ha logrado despuntar y está en tercer lugar en las encuestas.

El Partido de Acción Nacional (PAN), de centroderecha y que gobernó México durante doce años antes de la elección de Peña Nieto, ha sufrido sus propios escándalos y su gestión pasada ha sido criticada como inefectiva.

López Obrador no ha ofrecido muchos detalles concretos sobre cómo luchará contra la corrupción. Pero ha convencido a muchos de que pondrá fin a la impunidad, entre ellos a sus ahora partidarios de la fábrica de partes de motor.

“Antes ser político era ser intocable”, dijo Alejandro de Jesús Peña Ibarra, de 32 años y compañero de trabajo de González. “Pero si les empiezas a poner límites ya saben que no son emperadores”.

“Ya fue mucha oportunidad para los otros y no ha mejorado el país”.

Francisco Abundis, director de la encuestadora Parametría, afirma que el enojo por la corrupción ensombrece cualquier otro tema de campaña. “Es percibido como que algo te quitaron”, dijo. “No puedes saber cómo fue ni cuánto fue, pero así se siente”.

Eso implica una sospecha de que cualquiera que ha escalado en la política se ha beneficiado de alguna ayuda dudosa en el camino.

“Ya no es nada más cuestión de ‘A mí me va bien'”, dijo Abundis, al explicar por qué un candidato de voto de protesta ha avanzado incluso en esta región central bastante próspera; sino “de cómo le está yendo a la persona a mi lado, ¿y por qué?”.

Prácticamente no hay encuestas estatales, pero una estimación del sitio especializado en las elecciones Oraculus sugiere que López Obrador y el candidato del PAN, Ricardo Anaya, están casi empatados en Aguascalientes.

“Queremos un cambio ya”, dijo Ana María Andrade, de 31 años, madre de dos hijas cuyo esposo trabaja en la fábrica. “Ya fue mucha oportunidad para los otros y no ha mejorado el país”.

Ni ella ni uno solo de sus doce hermanos y hermanas votaron por López Obrador en elecciones pasadas, dijo. Ahora, añadió Andrade, la mayoría de su familia respalda al candidato de la coalición Juntos Haremos Historia. “Ya nos cansamos de las mismas promesas”, dijo.

Ese desencanto parece haber motivado a otros a cambiar de color.

“Estamos conscientes que López Obrador no viene a salvar al mundo”, dijo Rosa María Romero Centeno, de 59 años, maestra de kínder retirada. “Simplemente queremos dar un escarmiento a los otros partidos”.

López Obrador ha conseguido apoyo de maestros tanto jubilados como actuales, indicó Romero Centeno, que tienen recelo de una reforma de hace cinco años que ellos creen buscaba reducir los trabajos en el sector.

El esposo de Romero Centeno, Eduardo Antuna Villanueva, trabajador de gobierno jubilado de 63 años, dijo que el fracaso del Estado de derecho lo llevó a respaldar a AMLO, aunque nadie más en su círculo social está de acuerdo.

“Ya vamos a ganar un paso, por no ser tan corruptos”, dijo Antuna, quien descartó las afirmaciones de otros de que un gobierno de López Obrador será caótico. “Ya se moderó”, indicó sobre AMLO.

Otros siguen sin estar convencidos.

“¿Cuántas veces se ha postulado y cuántas veces le ha ido mal? No me llena el ojo”, indicó Misael Salazar Macías, de 42 años, agricultor de Pabellón, municipio cercano donde la extensión citadina da paso a cultivos. La promesa de Anaya de bajar el precio de la gasolina es lo que afianzó su voto por el panista.

Mientras que Rosa Elena Macías Ramírez, de 43 años, la esposa de Salazar, sigue indecisa. “El gobierno llega, sale, llega y sale. Prácticamente se olvidan de la gente que trabaja en el campo”, dijo.

Algunos votantes creen que López Obrador sí destruirá la economía.

“Es el peor, es socialista y de tendencias comunistas”, acusó Francisco Gutiérrez Jiménez, de 72 años, quien vende leche recién ordeñada y planea votar por el PRI aunque sentencia que “todos son unos rateros”.

Aunque la corrupción es la preocupación principal, al igual que la seguridad en los estados con mayores índices de delincuencia, la economía es un tema también álgido.

En Aguascalientes hay un sentimiento de que el auge económico ha dejado atrás a muchos trabajadores. En todo el país se han estancado los salarios reales en la última década, según un estudio del Colegio de México, y la tierra hidrocálida no es excepción.

Un trabajador de fábrica sindicalizado gana quizá hasta 20 dólares por día, incluido su sueldo y prestaciones. Al paquete se suman los planes de ahorro, el transporte gratuito, las comidas subsidiadas y otros beneficios.

Todos los candidatos han reconocido que los salarios en México son bajos, pero los argumentos de López Obrador son los que más parecen haber calado.

Viridiana Ríos, asociada del Instituto México del Centro Woodrow Wilson en Washington, dijo que pese al crecimiento impulsado en las inversiones de fabricantes automotrices mundiales tanto en Aguascalientes como en el resto del Bajío hay señales que ayudan a explicar el descontento de los votantes ahí. “Hemos confundido el término desarrollo con el término de crecimiento económico”, dijo Ríos.

“Creo que el foco más importante del Bajío ha sido competir hacia abajo, para ofrecer las mejores condiciones a las automotrices —en instalaciones o cuántos años tendrán exenciones de impuestos— con la meta de atraer más manufactura”, dijo. En vez, indicó, “necesitamos atraer las inversiones que queremos”.

El crecimiento de trabajos es un atractivo para la migración desde zonas más pobres de México, aunque eso también ha reducido los salarios. Un tercio de los sueldos del estado no cumplen con el estándar de bienestar del gobierno, dijo Ríos. Esa cifra es mayor que hace dos años, cuando era un cuarto.

Un indicador ominoso es que la tasa de homicidios en Aguascalientes se duplicó el año pasado, aunque sigue siendo bajo en comparación al resto de México.

Aunque López Obrador por fin encontró el respaldo en esta zona conservadora, su campaña enfrenta un obstáculo adicional: convencer a algunos que sí vayan a las urnas o a que no anulen su voto.

“Cualquier persona que viene a la presidencia hace lo mismo: robar”, dijo Erandi Rodríguez, de 21 años, madre de hogar que tiene una hija de 2 años. Rodríguez dijo que está convencida de anular su voto para demostrar su disgusto.

“El Peje puede hacer un cambio”, dijo Rodríguez, con referencia al apodo de AMLO. Dudó un momento, pero al final se mantuvo desconfiada.

“Pero no va a hacer todo lo que dice”.
 



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