Entre la Espada y la Pared

Brexit, ¿un callejón sin salida?

2018-06-29

El momento de las grandes decisiones se avecina. Todo es posible en las próximas semanas,...

CARLOS FRESNEDA | El Mundo

"Los británicos han descubierto que salir de la UE es terriblemente difícil", atestigua el profesor Anand Menon, desde su mirador de 'UK in a Changing Europe'. "Ya se intuía que deshacer 40 años de relaciones intrincadas no iba a ser tarea fácil, pero pocos sospechaban que dos años después del referéndum íbamos a estar en este punto muerto".

El momento de las grandes decisiones se avecina. Todo es posible en las próximas semanas, vaticina Menon: turbulencias, dimisiones y giros inesperados. En plena cumbre europea, Theresa May ha convocado a su gabinete de guerra para su propia mini Cumbre en Chequers, el chalé de los primer ministros británicos al noroeste de Londres. La semana que viene verá la luz el Libro de Blanco del Brexit. De momento, la salida de la UE es más una inmensa página en blanco, cargada de incertidumbre ante el gran desenlace.

El 'no acuerdo'

El espectro del 'no deal' vuelve a estar sobre la mesa con una intensidad inusual. La vieja amenaza de May ha vuelto a ser aireada estos días por el ministro de Comercio Interior y 'brexitero' mayor, Liam Fox: "La Primera Ministra no se está marcando un farol cuando dice que un 'no acuerdo' es mejor que un mal acuerdo. Es esencial que la Unión Europea entienda esto y lo tenga en cuenta en la siguiente fase de las negociaciones. Si nos marchamos de esa manera, países como Irlanda, Países Bajos o Bélgica sentirán el impacto económico de una manera que la UE no querrá seguramente ver".

El mayor impacto, en cualquier caso, lo encajaría el Reino Unido. Un informe interno, elaborado por funcionarios británicos por encargo del ministerio del Brexit, predice un "escenario apocalípitico" en el peor de los casos: el puerto de Dover -el mayor puerto del canal de la Mancha y el punto más cercano a la Europa continental- quedaría colapsado desde el primer día, los supermercados de Cornualles -al sudoeste- y Escocia se quedarían desabastecidos en dos días y en los hospitales faltarían medicinas al cabo de dos semanas. El informe recalca el "riesgo recíproco", pero concluye que el Reino Unido se llevaría la peor parte por su alta dependencia de las importaciones de la UE.

En el caso del 'no deal', el Reino Unido quedaría automáticamente bajo el paraguas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Y, aunque decidiera eliminar temporalmente los aranceles con la UE para evitar males mayores, la disrupción en las aduanas estaría garantizada.

Hasta la fecha, era Londres quien esgrimía la baza del 'no deal', pero Bruselas ha aceptado el envite, y el propio presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, se sacó la carta de la manga durante un reciente viaje a Irlanda. Ante la falta de progresos en la negociación, los 27 están haciendo ya "planes de contingencia" ante la posibilidad de ruptura total con el Reino Unido.

Canadá, más o menos

Theresa May recalca que su máximo objetivo sigue siendo "un ambicioso acuerdo comercial" que defina la nueva relación con la Unión Europea. El secretario para el Brexit, David Davis bautizó ese modelo como 'Canadá plus'; esto es un acuerdo para eliminar los aranceles similar al Acuerdo Integral sobre Economía y Comercio (CETA, por sus siglas en inglés), suscrito entre la UE y Canadá, e incluyendo los servicios financieros.

Londres parece obviar sin embargo la complejidad de un acuerdo que se tardó siete años en cerrar y que está desglosado en 1,600 páginas. La disposición negociadora de Bruselas es también muy distinta, aunque la alineación regulatoria que actualmente existe en Reino Unido y la UE debería facilitar las cosas.

Los 'brexiteros' dentro del Gabinete no quieren en ningún caso hablar de "alineamiento regulatorio" ni de "nueva sociedad aduanera", ni de cualquier otra situación intermedia que, en el palabras del titular de Exteriores, Boris Johnson, convertirían al Reino Unido en un "estado vasallo" de la Unión Europea. Otro argumento fundamental de los 'brexiteros' es el derecho de Londres a negociar sus acuerdos comerciales con otros países desde el pistoletazo de salida del Brexit, previsto para el 29 de marzo del 2019.

Ni duro, ni blando

Entre el Brexit 'blando' y el Brexit 'duro', hay un terreno pantanoso que es donde actualmente se mueve la oposición. El clamor del momento es: "¿Dónde está Jeremy Corbyn?". El líder laborista está pagando caro el silencio y la indefinición ante el Brexit y ha perdido todo el terreno ganado desde su campanada en las elecciones anticipadas del 2017.

El propio portavoz laborista del Brexit, Keir Starmer, reconoce que el partido está profundamente dividido. Una amplia mayoría de votantes son partidarios de la permanencia y de un segundo referéndum. También vencen por goleada los partidarios del Brexit 'blando', pero su jefe de filas sigue inclinándose por una situación intermedia que no convence ni a unos ni a otros: una nueva unión aduanera y un acuerdo que preserve el acceso al mercado único (aunque sin estar dentro ni tener que acatar la libertad de movimientos).

Irlanda 'dual'

Es la única salida posible al escollo de Irlanda si el Reino Unido persiste en su intención de renunciar a la unión aduanera. Los expertos la han rebautizado como 'Max Fac 2' (Máxima Facilitación 2) y consiste ni más ni menos que en reconocer un estatus dual al Ulster, de modo que sus industrias y su agricultura se sometieran a un doble alineamiento (y sus ciudadanos conservaran la ciudadanía europea).

La nueva propuesta permitiría evitar la vuelta a la frontera 'dura' con la creación de una zona económica especial de 15 kilómetros para permitir el comercio local entre las dos Irlandas (que supone el 90% del total) sin ningún tipo de control del tráfico. El 10% del comercio restante se produciría con la menor fricción posible, con el uso de tecnología a la última y sin necesidad de infraestructuras físicas.

El problema se llama DUP. El Partido Democrático Unionista, cuyos 10 diputados permiten la frágil mayoría de May en el Parlamento, se niega a que Irlanda del Norte tenga un estatus especial distinto al del resto del Reino Unido, por considerar que esa situación podría a la larga propiciar la unificación de la isla.

El voto del pueblo

Lo impensable hace un año empieza a ser posible. Sindicatos, estudiantes, activistas y diputados de todos los partidos políticos han hecho causa común y han sacado su demanda a la calle. La mayor manifestación anti-Brexit, celebrada con motivo del segundo aniversario, ha dado un impulso inusitado a la campaña astutamente bautizada como 'Peoples Vote' (el Voto del Pueblo). La mayoría de los británicos está a favor de un voto final del acuerdo entre Londres y Bruselas. Uno de los escenarios posibles sería precisamente un voto significativo en el Parlamento en contra del acuerdo negociado por el Gobierno. Esa posibilidad abriría las puertas no solo a un segundo referéndum, sino a unas nuevas elecciones generales en medio del pandemónium político causado por el Brexit.



Jamileth