Del Dicho al Hecho

Despilfarro en medios, ominoso continuismo

2018-07-20

En efecto, en el 29 de los 50 puntos que anunció para la austeridad de su futura...

Álvaro Delgado | Proceso


“El periodismo, alma vociferante, fue acallado por el priismo que tanto daño causó de Miguel Alemán a Ernesto Zedillo. Durante el extenuante periodo, el poder acumuló pruebas de su trato vil con el oficio de informar. Primero fue el halago, luego la corrupción y, consumada la derrota moral del llamado cuarto poder, la humillación”.

Esto escribió el periodista Julio Scherer García en el prólogo de Tiempo de saber, un libro que publicó, junto con Carlos Monsiváis, en 2003 -a la mitad del sexenio de Vicente Fox-, sobre la histórica relación perversa en México entre el poder público y los medios de comunicación.

Fox no tuvo jamás la grandeza de romper el modelo de colusión entre el gobierno federal y los periodistas, y continuó con el despilfarro de 3 mil millones de pesos anuales a medios de comunicación. Le siguió Felipe Calderón, también del PAN, que destinó 38 mil 725 millones de pesos en su sexenio, un promedio de 6 mil 500 millones de pesos al año, más del doble que su antecesor.

Y Enrique Peña Nieto, a quien aún le restan cinco meses de gobierno –y cuyo personal se está robando hasta las gomas-, ha roto récord en el despilfarro de dinero público a periodistas y medios: Más de 40 mil millones de pesos, por lo menos 7 mil millones al año, casi lo mismo que cuesta el nuevo avión presidencial.

Sin embargo, ante este obsceno despilfarro de dinero público para mantener el “trato vil con el oficio de informar”, que premia la lisonja y castiga la crítica, el ganador de la elección presidencial. Andrés Manuel López Obrador, ha esbozado un ominoso continuismo.

En efecto, en el 29 de los 50 puntos que anunció para la austeridad de su futura administración sexenal estableció: “Se reducirá en 50 por ciento el gasto de publicidad del gobierno”.

Además de omitir los criterios que utilizará para la asignación de la publicidad gubernamental –que es un tema en sí mismo, aunque ya dijo que estarán centralizados en la Presidencia de la República-, el monto de este presupuesto es de escándalo: La mitad de lo que Peña ha gastado asciende, al menos, a 20 mil millones de pesos en cifras preliminares.

Es decir, el proyecto de López Obrador es gastar en los medios de comunicación más de 3 mil 300 millones de pesos cada año, más o menos lo que gastó Fox, también anualmente, en su sexenio.

Esta cantidad, aunque es la mitad de lo que gasta Peña, sigue siendo un dispendio inaudito, sobre todo en el contexto de la política de López Obrador de recortar los privilegios de la alta burocracia para destinar recursos como inversión a sectores desfavorecidos. Es, al menos, un acto de incongruencia.

Para dimensionar el dispendio de dinero público del gobierno federal, del futuro de López Obrador y de sus antecesores –que históricamente ha sido para controlar a periodistas y medios-, puede tomarse como ejemplo que un hospital de especialidades, ya equipado, cuesta menos de mil millones de pesos.

Siguiendo con este comparativo, si López Obrador reduce a la mitad el presupuesto publicitario a los medios de comunicación –con Televisa como el gran beneficiario y él tan amoroso que ha sido con ese consorcio- dejarían de construirse hasta cuatro hospitales que tanta falta hacen en el país.

Más aún: Para el próximo año todos los partidos políticos recibirán aproximadamente 4 mil 700 millones de pesos para sus gastos ordinarios, mil 300 millones de pesos más de lo que López Obrador plantea destinar a publicidad en medios, muchos de los cuales, por esa razón, se le empiezan a rendir.

Es verdad que todo gobierno debe tener previsto un presupuesto para la comunicación social –fundamental en la relación entre gobernantes y gobernados, para campañas de salud, por ejemplo, pero existen los tiempos de Estado en radio y televisión que no se usan, porque el dinero es para la compra de silencios o el escarmiento a la crítica, que debe desterrarse.

Un grupo de organizaciones de activistas, que han combatido la denominada Ley Chayote, ha avalado ya la propuesta de López Obrador de reducir a la mitad el despilfarro en comunicación social. Allá ellos. Otros advierten que, de recortarse más ese gasto, habrá mortandad de medios. Olvidan que el dinero público no debe ser para sostener vividores de la política ni para el “trato vil con el oficio de informar”…



regina