Internacional - Política

Ortega llama golpistas a los obispos y quiere expulsarlos de la mesa de diálogo

2018-07-30

El 19 de julio, durante la celebración del 39º aniversario de la revolución...

Carlos Salinas, El País

 

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha subido el tono contra la Conferencia Episcopal de Nicaragua. El mandatario ha arremetido contra los obispos, a los que ha llamado golpistas y a quienes quiere expulsar de la mesa de diálogo que trata de negociar una salida a la crisis política que vive el país centroamericano, que ha dejado más de 300 muertos desde abril. El sábado, decenas de miles de personas salieron a la calle en apoyo a la actuación de la Iglesia católica, cada vez más crítica con Ortega y a la que este había pedido su mediación.

Tras la petición de Ortega a la Iglesia, a inicios de mayo, los obispos convocaron a un grupo destacado de personalidades —entre ellos estudiantes, empresarios, campesinos, feministas, sindicalistas y académicos— para que negociaran con los delegados de Ortega. Así se formó la opositora Alianza Cívica. El mandatario esperaba poder controlar las negociaciones, pero desde el primer día del diálogo, el 18 de mayo, cuando Ortega estuvo presente, el diálogo no fue como él esperaba.

Desde entonces, en las negociaciones, gracias a la presión de la Alianza Cívica y la mediación de la Iglesia, se ha logrado que organizaciones internacionales de derechos humanos entren en el país para documentar el nivel de violencia y que se forme un grupo de expertos independientes que investigue la situación que vive el país desde mediados de abril, cuando comenzó la crisis. Los obispos presentaron a Ortega una propuesta de negociación que incluye el adelanto de las elecciones a marzo de 2019, pero el mandatario, aferrado al poder, ha rechazo discutirla. El diálogo sigue estancando.

El 19 de julio, durante la celebración del 39º aniversario de la revolución sandinista en Managua, Ortega acusó a los obispos de golpistas e intentó desacreditarlos y borrarlos como mediadores del diálogo. Fuentes consultadas en Managua afirman que el mandatario quiere moldear un diálogo a su medida, por lo que está negociando con el Sistema Centroamericano de Integración Económica (SICA) para que esta organización regional funcione como garante de los acuerdos.

Oganizaciones internacionales de derechos humanos están en el país para documentar el nivel de violencia

Al menos tres representantes de la Alianza Cívica confirmaron que el secretario general del SICA, el expresidente guatemalteco Vinicio Cerezo, los ha llamado para “tantear” su disposición sobre la propuesta de Ortega. La Alianza, sin embargo, ha dicho que no permitirá que los obispos sean retirados como mediadores. Fuentes diplomáticas explicaron que los países centroamericanos no han aprobado la mediación del SICA en las negociaciones.

“El SICA es de las pocas instancias que le quedan a Ortega”, explica el analista Alejandro Bendaña, exembajador de Nicaragua ante Naciones Unidas. “La última resolución del SICA no le fue totalmente negativa a Ortega, pero ahora el Gobierno de Costa Rica, presionado por una cantidad de sectores y por la situación migratoria que tiene, es posible que no permita que el SICA sea ese actor en el diálogo”, advierte.

El Gobierno de Carlos Alvarado sigue de cerca la crisis nicaragüense por las consecuencias que tiene para Costa Rica el éxodo de miles de refugiados y por las consecuencias que tendría para su país el estallido de un nuevo conflicto regional. Las autoridades costarricenses han informado de que tramitan 14,000 solicitudes de asilo de nicaragüenses. “Es hora de que Costa Ricalleve esta situación al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, recomienda Bendaña.

Ortega pretende integrar a otros negociadores en el diálogo. Entre ellos el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) del expresidente Arnoldo Alemán, un viejo aliado suyo y señalado por corrupción durante su Administración (1997-2002). La Alianza Cívica ha rechazado esta propuesta.



Jamileth