Internacional - Política

Alckmin, el candidato del "establishment" en Brasil

2018-08-06

Casado con María Lucia Alckmin, mantiene su vida privada lejos de los medios de...

Alba Santandreu


Sao Paulo, 4 ago (EFE).- Tildado de "insípido" y conservador, el socialdemócrata Geraldo Alckmin se ha alzado como el candidato del "establishment" en Brasil, una bandera que le ha ayudado a recabar apoyo político en su segunda carrera presidencial pese a su falta de carisma.

Alckmin, de 65 años, cuenta con el visto bueno del mercado y unos aliados clave de cara a las elecciones presidenciales de octubre, pero su falta de magnetismo y su sobriedad política le mantienen sin fuelle y con menos de un 10 % en las encuestas.

Gobernador en cuatro ocasiones del estado de Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país, Alckmin, nacido el 7 de noviembre de 1952 en una familia de origen árabe de Pindamonhangaba (Sao Paulo), tendrá por delante el desafío de conquistar a un electorado desencantado con la política después de numerosos escándalos de corrupción.

El veterano político vende una imagen de conservador moderado en un tablero electoral totalmente atomizado y marcado por los extremos: por un lado, el expresidente de izquierdas Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción y virtualmente inhabilitado, y, por otro, el líder de ultraderecha Jair Bolsonaro.

A diferencia de sus contrincantes, a Alckmin le falta carácter, pero no respaldo político: al menos ocho partidos, cinco de ellos del grupo centrista, acordaron respaldar su candidatura, lo que le garantiza mayor tiempo de propaganda en televisión y puede servir de palanca para mejorar su desempeño en las encuestas demoscópicas.

Uno de sus aliados, Roberto Jefferson, líder del Partido Laborista Brasileño y condenado por corrupción, llegó a presentar recientemente a Alckmin como el Moisés que, en caso de vencer las elecciones, "guiará" a los brasileños a la "tierra prometida".

Provinciano y católico practicante, Alckmin es apodado "picolé de chuchu" -en español, helado insípido-, pero ha sido precisamente su temperamento tranquilo y su carácter frío y metódico lo que le han permitido dar un paso al frente en las filas del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Alckmin supo mantenerse durante meses en un segundo plano a nivel nacional, pero aprovechó la caída política del senador y excandidato presidencial Aecio Neves, imputado por corrupción, para venderse como la única opción viable dentro de la formación para alcanzar la Presidencia del país.

Llegó a ser eclipsado por la sombra de su delfín político, el excalcalde de Sao Paulo Joao Doria, pero el carismático empresario, quien llegó a coquetear con la idea de ser candidato presidencial, se ha lanzado a por la gobernación del estado más poblado de Brasil.

Al igual que muchos políticos, Alckmin tampoco escapa de las sospechas de corrupción y fue acusado por Odebrecht de haber recibido dinero no declarado a través de su cuñado, de lo cual sus oponentes aseguran que ha sido blindado por los medios de comunicación, que no han ventilado mucho el asunto.

Formado en medicina en la Universidad de Taubaté y especializado en anestesiología, el exgobernador de Sao Paulo ya aspiró a la Presidencia en las elecciones de 2006, en las que perdió frente al entonces mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, reelegido en segunda vuelta con un 60,8 % de los votos.

Pero el mayor golpe de su vida fue fuera del terreno político y llegó en 2015, cuando uno de sus tres hijos, Thomaz, falleció en un accidente de helicóptero en Sao Paulo.

Casado con María Lucia Alckmin, mantiene su vida privada lejos de los medios de comunicación y se refugia cada vez que puede en su natal Pindamonhangaba.

Fue allí donde Alckmin comenzó su carrera política cuando tenía 19 años y fue elegido concejal, luego alcalde, diputado en la Asamblea Legislativa de Sao Paulo, diputado federal y vicegobernador paulista.

Se hizo en la política bajo el ala de Mario Covas, uno de los más importantes líderes brasileños durante la dictadura de los años 70 y con la muerte de su mentor, en marzo de 2001, Alckmin asumió la Gobernación paulista.

En 2002 fue reelegido para un período de cuatro años que no concluyó para dedicarse a la campaña presidencial de 2006, la cual, paradójicamente, perdió ante Lula, quien lidera hoy las encuestas a pesar de estar preso y virtualmente inhabilitado.

Alckmin recuperó la gobernación de Sao Paulo en 2011 y fue reelegido para un segundo mandato, pero dejó el cargo en abril con una aprobación del 36 % para disputar la campaña presidencial más incierta de los últimos años en Brasil.



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