Entre la Espada y la Pared

Todos contra Hasan Rohani

2018-08-29

El Líder Supremo Ali Jamenei abrió la veda contra el presidente a mediados de este...

LUÍS MIQUEL HURTADO | El Mundo

Ocurrió en uno de los seminarios más prestigiosos del país, hace dos semanas. Una nutrida representación del clero local más reaccionario se reunía bajo eslóganes como "encuentro por la justicia económica" y "la comunidad clerical en solidaridad con el pueblo". A priori, aquel encuentro era un episodio más del ciclo de expresiones de descontento, impulsadas por los ensotanados, que han logrado movilizar a parte de la clase más humilde contra la política económica gubernamental. Pero, de repente, uno de los participantes sacó una pancarta que rezaba: "Oh tú, cuyo eslogan es negociar. La piscina de Farah te espera".

La mayoría entendió que el defensor de las negociaciones -nucleares- es el presidente Hasan Rohani. Y que la piscina de Farah es una doble referencia a la muerte del último Sha -esposo de Farah Diba- y a un rumor, que sigue circulando un año después, sobre las circunstancias en que murió uno de los padres de la República Islámica y ex aliado de Rohani, Akbar Hashemi Rafsanyani. En otras palabras: aquella pancarta cruzaba una línea roja. Para algunos, incluso, era una nada velada amenaza de muerte.

El clérigo pragmático, que había sido reelegido hace poco más de un año con el apoyo de reformistas y moderados, está cada vez más sólo y bajo fuego proveniente de múltiples frentes. La mayoría de observadores coincide en que Rohani está siendo tan víctima de la decisión de Donald Trump de retirarse del acuerdo nuclear y de reimponer sanciones como del incumplimiento de las expectativas, infladas por él mismo, en torno a los réditos económicos del pacto. Su incapacidad para tomar las decisiones y emprender las reformas adecuadas para evitar el actual trance económico magro han hecho el resto.

El Líder Supremo Ali Jamenei abrió la veda contra el presidente a mediados de este mes, cuando alteró el discurso mantenido oficialmente hasta la fecha según el cual la culpa de todo mal económico era de EU. De acuerdo con la agencia conservadora Tasnim, Jamenei matizó que "los problemas económicos no son sólo producto de las sanciones extranjeras, sino [también] de una serie de cuestiones de mala gestión interna". El parlamentario Abbas Payizade mencionó la semana pasada "ineficacia y falta de planificación, que no tienen nada que ver con las sanciones".

"Ser presidente en Irán es muy difícil", concluye Said Leylaz, un economista conocido por sus críticas al sistema iraní. "Hay pocas personas dispuestas a ello. A mí no me gustaría serlo. Todo el poder se concentra en el Líder Supremo, pero debes ser tú quien responde por todos. Se es un responsable sin autoridad", recuerda, enfatizando el hecho de que, pese a controlar el ejecutivo, tanto la toma de decisiones de Estado como el control de la judicatura recaen sobre Jamenei.

Pero si hace un año Rohani podía responder a quienes le acusaban de inmovilismo político frente al daño económico auto infligido agitando un documento con la firma de Washington, que entonces garantizaba las posibilidades de invertir en el país y de exportar petróleo, hoy tal opción es humo. Y eso ha dado pie a una campaña de acoso y derribo, con la oposición más rigorista a la cabeza, pero con un incipiente respaldo incluso de sus teóricos aliados, que ha logrado cobrarse dos piezas en cuestión de semanas.

La segunda, tras el ministro de Empleo, fue el ahora ex ministro de Economía Masud Karbasian. Los diputados del Machlés le retiraron el voto de confianza el domingo pasado entre críticas de no haber sabido explotar las oportunidades económicas brindadas por la firma del pacto atómico, y por no haber evitado la salvaje devaluación del rial y el aumento del desempleo y de la inflación. En una decisión que evidencia el estado de las cosas, el diputado reformista Elyas Hazrati se desligó de la disciplina de la Lista de la Esperanza y votó a favor del despido de Karbasian.

El martes se firmó el último acto. Por primera vez desde que es presidente, Hasan Rohanicompareció en la tribuna del hemiciclo a petición de los diputados. Le exigían explicaciones sobre la guerra al contrabando, el paro, la desaceleración económica, la devaluación del rial -que ha perdido más de la mitad de su valor desde abril pasado- y las sanciones a la banca. Tras hablar, la moneda volvió a caer. El voto de sus señorías reflejó que sólo les habían convencido las explicaciones del presidente en cuanto al estado de la banca. "La decepción de la gente es total", dijo a este periódico Arefe, una joven madre progresista de clase media, que había seguido el discurso de Rohani en directo por televisión.

Ante los diputados, el jefe del ejecutivo defendió el mensaje de que hay reformas necesarias, pero que llevarlas a cabo requiere un cierre de filas; y que, por contra, avivar el descontento popular para influir en el Gobierno da pie a que EU incremente su presión al país. Sin embargo, Rohani se negó a reconocer la existencia de una crisis económica: "No hay crisis. Si decimos que hay, esto se convertirá en un problema para la sociedad, luego en una amenaza", dijo ante el Machlés, según la agencia France Presse.

Esta urgencia terminológica, junto a la falta de concreción en cuanto a futuros pasos para abordar la delicada situación, pudieron contribuir a la frustración con su comparecencia, reflejada en sitios como las redes sociales. "Quizás habléis de desempleo, divisa extranjera, recesión, contrabando...yo creo que el problema es la perspectiva de la gente de cara al futuro", protestó el presidente, de quien se destaca un discurso cada vez más duro, quizás buscando la complicidad de los sectores más anti Occidente, alzados en su contra: "El pueblo no tiene miedo de Estados Unidos, tiene miedo de nuestros desacuerdos. Si el pueblo nos ve unidos, se dará cuenta de que los problemas serán resueltos".



Jamileth
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