Internacional - Política

Franklin y McCain encarnaron las divisiones sociales de Estados Unidos

2018-08-31

Franklin encarnó los cambios radicales en la música y la lucha por los derechos...

Por TED ANTHONY | AP

John McCain y Aretha Franklin fallecieron la misma semana, una curiosa coincidencia para dos gigantes de la historia reciente estadounidense que en cierto modo encarnan las divisiones nacionales surgidas en el fulgor de la década de los sesenta: McCain como político y guerrero, Franklin como artista y defensora de los derechos de los negros.

Muchos personajes emblemáticos de los sesenta no sobrevivieron a la turbulencia de esa época: John F. Kennedy, Martin Luther King, Janis Joplin, Jimmy Hendrix.

Pero hubo otros que no fallecieron, que sí llegaron a la vejez, sobrevivieron a pesar de los obstáculos y vivieron una vida completa con sus altibajos. A través de las décadas navegaron los cambios culturales cuyas semillas ellos mismos sembraron.

En esa encrucijada se encontraron Aretha Franklin y John McCain. Transformados por los años sesenta, pero prosperando en los setenta y pasando hasta el 2018.

Tan sólo hay que pensar en los temas más controversiales de los sesenta: Franklin encarnó los cambios radicales en la música y la lucha por los derechos civiles; McCain es recordado como por el tema de Vietnam y las disputas políticas.

Ambos parten en una era no muy diferente a la que los caracterizó. Cincuenta años después de los eventos históricos de 1968, Estados Unidos se encuentra nuevamente agriamente dividida y turbulenta, los pilares de su democracia están siendo presionados y gente de todas las ideologías están profundamente molestos e inciertos sobre el futuro.

En esta coyuntura, en momentos en que se celebran las exequias de un hombre y una mujer tan distintos y sin embargo los dos tan representativos de la experiencia norteamericana, ¿qué mejor momento para reflexionar sobre su protagonismo histórico, sobre las enseñanzas que nos dejaron?

En los días recientes, la maquinaria publicitaria y mediática ha proyectado imágenes simplistas de estos dos personajes: ella era “La Reina del Soul” y él era “El Rebelde”. Son nombres cariñosos, nostálgicos. Pero reducen a estos complicados seres humanos a un cliché.

A quienes dicen que la cultura moderna estadounidense tiende a menospreciar el estudio de la historia. Aun así, este momento es propicio para la reflexión.

“Si alguna vez hubo un momento para reflexionar sobre quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, es ahora”, declaró Ron Pitcock, profesor en la de historia cultural estadounidense en la Texas Christian University.

“No debemos encasillar a estos dos personajes en estereotipos fáciles. Son dos gigantes de la historia, que sobrevivieron muchas cosas para favor nuestro. Si nos quedamos en que eran íconos o celebridades, habremos fracasado en este momento de reflexión”, agregó.

Desde la época en que Aretha Franklin y John McCain saltaron a la fama, las divisiones sociales en Estados Unidos sólo han empeorado. Pero ambos lograron no sólo sobrevivir los altibajos culturales y políticos, sino que en cierta manera los trascendieron, convirtiéndose en símbolos relevantes para sus comunidades. Vivieron vidas llenas de drama, es cierto, pero con capacidad de perdurar.

“La longevidad afecta el rol histórico de una persona. Muchos de los personajes más influyentes de los sesenta fueron los que sobrevivieron. Ted Kennedy influyó más en la política estadounidense que John F. Kennedy”, dijo John Baick, historiador de la Western New England University.

“Hay tantos personajes de los sesenta que no pasaron de ser caricaturas de lo que una vez fueron. Pero Aretha Franklin y John McCain no se la pasaban hablando de su época dorada. Trajeron el pasado al presente, se convirtieron en recuerdos vivientes de esos valores”, agregó.

Los más jóvenes entre la generación de la posguerra llamada los “Baby Boomers” hoy en día tienen unos 50 o 60 años, y la mayoría de los estadounidenses actualmente no tiene un recuerdo personal de la década de los sesenta. Para quienes no lo vivieron en carne propia, es muy fácil creerse los mitos.

Pero quienes se vieron influenciados por esa década siguen imponiendo su marca en la cultura, ya en vida o en la muerte. Las ventas de la música de Franklin el día después de su fallecimiento aumentaron en más de 1,500%.

“La música va cambiando y yo voy a ir cambiando con ella”, se dice que Franklin una vez comentó. Los sesenta fueron una época de transformaciones sísmicas. Los que sobrevivieron tuvieron que reinventarse una y otra vez. Lo hizo ella, y él también.

Eso, al final de cuentas, es quizás la lección más duradera que nos dejaron Franklin y McCain: Que la narrativa definitiva de los sesenta es la inevitabilidad del cambio: cómo provocarlo, cómo manejarlo, cómo aprender a vivir con él.



Jamileth