Cultura

Sube tensión tras incendio de Museo Nacional Brasil, considerado una tragedia anunciada

2018-09-03

Un bombero camina entre restos chamuscados tras un incendio en el Museo Nacional de Brasil en...

Por Gabriel Stargardter

RÍO DE JANEIRO (Reuters) - La ira aumentaba en Brasil el lunes, después de que un incendio destruyó el Museo Nacional, un edificio histórico que carecía de un sistema de rociadores hídricos y sufría tras años de abandono financiero, lo que convirtió su destrucción en una “tragedia anunciada”.

Un bombero camina entre restos chamuscados tras un incendio en el Museo Nacional de Brasil en Río de Janeiro, sep 3, 2018. REUTERS/Pilar Olivares

En el exterior de la entrada del elegante parque que alberga el edificio, de 200 años de antigüedad, agentes antidisturbios de la policía dispararon gases lacrimógenos contra un pequeño grupo de irritadas personas que intentó entrar por la fuerza, según se pudo ver en imágenes transmitidas por televisión.

El aumento de la tensión refleja la ira por la destrucción del querido aunque deteriorado museo, que sufrió un descenso de la financiación federal. El incendio agitó las emociones en Brasil, cuyo electorado sufre ya por una frágil economía, la corrupción generalizada y un aumento de la violencia antes de las impredecibles elecciones presidenciales de octubre.

“Nuestra comunidad está muy movilizada y muy indignada”, dijo Roberto Leher, rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que administra el museo. “Todos sabíamos que el edificio era vulnerable”, agregó.

Las autoridades no han informado todavía de cuál fue la causa del incendio del domingo.

El ministro de Cultura, Sergio Leitao, dijo al diario Estado de S.Paulo que es probable que las llamas fueran provocadas por un cortocircuito eléctrico o un farolillo de papel casero que podría haber aterrizado ardiendo en el tejado. Estos artefactos son muy tradicionales en Brasil y suelen provocar incendios.

La fachada amarillo pastel del otrora Palacio Imperial seguía en pie en la mañana del lunes, pero un vistazo a través de sus gigantes ventanales revelaba un interior sin techo, con pasillos ennegrecidos y vigas carbonizadas y humeantes. De vez en cuando, los bomberos salían con una vasija o un cuadro que habían logrado rescatar.

Investigadores, estudiantes y trabajadores del museo, donde se teme que hayan quedado destruidos 20 millones de archivos, se congregaban en pequeños grupos a las afueras del devastado edificio, consolándose unos a otros y secándose las lágrimas.

Según avanzaba el día, cada vez más personas intentaban entrar en el parque para ver los restos calcinados del edificio, por lo que la policía acabó permitiendo el paso.

El subdirector del museo, Luiz Duarte, dijo a Globo TV que la institución fue descuidada por los sucesivos gobiernos federales y que un plan de financiación por 21,6 millones de reales (5,23 millones de dólares) con el banco de desarrollo estatal BNDES anunciado en junio incluía, irónicamente, la instalación de un moderno equipo antiincendios.

Roberto Robadey, comandante del departamento de bomberos de Río, dijo a periodistas el lunes que los dos hidrantes al exterior del edificio estaban secos. Esto obligó a los bomberos a usar agua de un lago cercano y de camiones cisterna. Sin embargo, el edificio ardió demasiado rápido para poder salvarlo.

“En un mundo ideal tendríamos muchas cosas que no tenemos aquí: rociadores dentro del edificio”, señaló, y agregó que el departamento de bomberos investigará su respuesta y tomará acciones si es necesario. “Ayer fue uno de los días más tristes de mi carrera”, aseguró.

CULTURA FRÁGIL

El museo no es el primero que arde en Brasil, donde el dinero público para proyectos culturales ha estado cayendo tras una profunda recesión. Por ejemplo, en 2015, el prestigioso Museo de la Lengua Portuguesa de Sao Paulo fue destruido por un incendio.

Entre 2013 y 2017, la financiación federal del Museo Nacional cayó en cerca de un tercio, a 643.567 reales, según datos presupuestarios oficiales. Los recortes de fondos fueron especialmente agudos este año, cuando el museo recibió apenas 98.115 reales entre enero y agosto.

A fines de 2017, después de un ataque de termitas que obligó a cerrar una sala que albergaba los huesos del dinosaurio Maxakalisaurus, el museo recurrió a una recaudación de fondos de particulares para intentar reabrir la exhibición. Recibió unos 60,000 reales, casi el doble de su objetivo.

Renato Rodríguez Cabral, profesor en el departamento de geología y paleontología, dijo que el declive del museo no ocurrió de la noche a la mañana. “Fue una tragedia anunciada”, afirmó mientras abrazaba a estudiantes y compañeros de trabajo. “Los gobiernos sucesivos no proporcionaron fondos ni invirtieron en infraestructura”, sostuvo.

Según Cabral, el edificio recibió un nuevo cableado hace unos 15 años, pero que claramente no había un plan suficiente para protegerlo de las llamas.

“Los bomberos básicamente sólo pudieron mirar el incendio”, señaló. “Para la historia y la ciencia de Brasil, esta es una tragedia completa. No hay forma de recuperar lo que se perdió”, refirió.

El Museo Nacional, que está vinculado a la Universidad Federal de Río de Janeiro y al Ministerio de Educación, fue fundado en 1818. Albergaba varias colecciones históricas, incluidos artefactos egipcios y el fósil humano más antiguo encontrado en Brasil.

La destrucción del edificio, en el que vivieron emperadores, fue una “pérdida incalculable para Brasil”, dijo el presidente Michel Temer en un comunicado. “Se perdieron 200 años de trabajo, investigación y conocimiento”, agregó.

Su oficina no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios sobre denuncias generalizadas de negligencia. 



regina

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