Nacional - Política

Un Congreso austero

2018-09-12

En las instalaciones del Poder Legislativo la nueva mayoría de izquierda del Movimiento de...


(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 12 SET - Los ámbitos del Congreso bicameral mexicano solían ser palacios de máximo lujo con viandas suculentas servidas por solícitos mozos de librea, y ahora adoptaron un perfil que remite más a un convento franciscano.
    
En las instalaciones del Poder Legislativo la nueva mayoría de izquierda del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que entró en funciones el pasado día 1, impuso un régimen de estricta austeridad.
    
Ello se traduce en el fin de lugares donde se rendía culto al derroche y los legisladores se paseaban como verdaderos príncipes, rodeados por elegantes ujieres, guardaespaldas y solícitos auxiliares pendientes de cualquier capricho de sus jefes.
    
Morena, que ganó el poder abrumadoramente en las elecciones del pasado 1 de julio de la mano de su carismático líder Andrés López Obrador, supo leer correctamente lo que la mayoría de la gente deseaba.
    
Una de las cosas que más disgusta a los ciudadanos es el dispendio de sus representantes populares, según revelaron numerosos testimonios publicados por los medios.
    
El año pasado, el Latinobarómetro 2017, una de las encuestas en América Latina más confiables, arrojó que la confianza de los mexicanos hacia los partidos políticos estaba en su peor nivel en los últimos 22 años. Solo el 9% de los ciudadanos confían en ellos, aparentemente debido a "la atomización de los sistemas de partidos que está teniendo lugar, así como con la crisis de representación y el desencanto con la política".
    
Si bien el 22% de los consultados confía en el Congreso, solo un 18% está muy o algo satisfecho con la forma en que la democracia funciona en el país e incluso un 16% cree que en el país no hay democracia, según el mismo sondeo.
    
Otro relevamiento del Instituto Nacional de Estadística y Geografía difundida en 2016 mostró que 8 de cada 10 personas piensa que los diputados y senadores figuran entre los más proclives a cometer actos de corrupción. Con esta pésima imagen pública, los líderes de Morena decidieron abolir los altos sueldos, los grandes beneficios y prestaciones que hasta ahora permitían a los legisladores llevar una vida digna de un jeque árabe, cumpliendo una promesa de campaña de López Obrador.
    
El martes, el bloque de Morena, que domina ampliamente ambas cámaras, presentó un proyecto de Ley de Austeridad Republicana que elimina las pensiones para ex presidentes, seguros de vida, gastos médicos privados y reducción de gastos excesivos para todo el sector gubernamental.
    
En el caso de los legisladores, se redujeron los sueldos en 28%, en la Cámara Baja, se limitaron los gastos de telefonía, fotocopiado y energía eléctrica y se eliminó el servicio de restaurante dentro de las sedes parlamentarias. El propio presidente de la Mesa Directiva del Senado, Martí Batres, se mostró a través de videos y fotos, llevando sus alimentos en pequeños contenedores plásticos de la popular marca "Tupperware".
    
Incluso lanzó el llamado "TupperChallenge", un desafío para que sus colegas lleven su propia comida, una práctica que pocos han imitado. Ahora, en las largas jornadas legislativas sólo hay disponible agua, café y té.
    
Quedaron atrás los tiempos gloriosos de la tasas humeantes de aromático café exprés de primera y bocaditos en abundancia en las diversas cafeterías del Palacio Legislativo de San Lázaro (sede de la Cámara Baja) y del Senado.
    
"En esta novedosa 64 Legislatura, el que llega sin desayunar tendrá que arreglárselas como pueda", señaló el diario El Universal.
    
"Lo importante es que un senador sea como la gente que va a trabajar y se ordena para tomar sus alimentos, que paga de su bolsillo por la comida", afirmó Batres.



regina