Tras Bambalinas

Acuerdos de Oslo: una paz utópica entre palestinos e israelíes, 25 años después

2018-09-13

En el 25 aniversario de los Acuerdos de Oslo, israelíes y palestinos coinciden en no...

SAL EMERGUI | El Mundo

Muy lejos quedan las carcajadas arrancadas por el primer ministro israelí Isaac Rabin cuando en una recepción oficial se dirigió a su otrora gran enemigo, el líder de la OLP Yasir Arafat: "¿Cuál es el deporte de los judíos? Dicen que hacer discursos. Empiezo a creer que usted, Sr. Arafat, es casi judío".

En el 25 aniversario de los Acuerdos de Oslo, israelíes y palestinos coinciden en no festejarlo. El inacabado proceso, iniciado con conversaciones clandestinas en la capital noruega en 1992 y plasmado el 13 de septiembre del año siguiente con la histórica firma en los jardines de la Casa Blanca, se encuentra en prolongado coma pero sigue vivo.

Un cuarto de siglo después del dubitativo apretón de manos entre Rabin y Arafat, el camino se ha convertido en un callejón sin salida y la palabra "paz" en un concepto utópico.

Para muchos israelíes, Oslo fue un error porque supuso la llegada de Arafat y la ola de atentados suicidas en autobuses y cafeterías. Según ellos, el proceso descarriló debido a que el presidente palestino no sólo no luchó contra el grupo islamista Hamas para evitar ataques terroristas sino que promovió la Intifada armada tras el fracaso de Camp David (2000).

Para muchos palestinos, Oslo fue un error porque Israel lo aprovechó para multiplicar la presencia de colonos en el territorio ocupado en la guerra del 67 (Cisjordania y Jerusalén Este) obstaculizando la creación de su Estado. Según ellos, el extremista judío Yigal Amir enterró el proceso cuando asesinó a Rabin en una manifestación pacifista en Tel Aviv (95) para evitar la "traición de la entrega de Israel".

Los dirigentes israelíes y palestinos critican los acuerdos pero no los anulan. Oslo no culminó en el acuerdo definitivo previsto en 1999 pero por un lado otorgó a la OLP el reconocimiento internacional y un ente autónomo con símbolos cuasi estatales y por otro ahorró a Israel la costosa presencia diaria del ejército como gobernante en las ciudades palestinas.

Testigos de la historia

El nuevo documental "Los diarios de Oslo" de Mor Loushy y Daniel Sivan recoge el testimonio de los protagonistas durante las negociaciones. En diciembre del 92, la OLP envió a Abu Alá a Noruega para reunirse en secreto con dos profesores israelíes. "En el vuelo desde Túnez, me acordé del día que tuve que huir de mi casa de Abu Dis tras la ilegalización de la OLP. Abandoné mi familia y mi casa bajo la ocupación opresora del ejército israelí y la idea de reunirme ahora cara a cara con los ocupantes no me gustaba", señalaba el negociador palestino.

Para los académicos israelíes Ron Pundak y Yair Hirshfeld dialogar con Abu Alá y dos representantes más de la OLP era difícil e ilegal. "Se trataba de un grupo terrorista liderado por Arafat que muchos israelíes veían como el sucesor de Hitler. Arafat creía en la lucha armada para la liberación de Palestina y mostraba orgullo de la matanza de atletas israelíes en Múnich y de niños en el atentado del colegio de Maalot", recuerda Pundak antes de reconocer: "Arafat era el líder oficial de los palestinos. El que tenía la primera y última palabra en cualquier negociación pero Rabin se negaba a reunirse con él".

En la primera conversación, Abu Alá sorprendió a sus interlocutores afirmando que estaría de acuerdo a una retirada gradual empezando por Gaza. El borrador conjunto llegó a Rabin que dio luz verde para seguir la negociación que desconocía con la condición de que permaneciera en secreto.

El ministro de Exteriores, Simon Peres envió a su director general, Uri Savir a Noruega. Al ocupar cargo oficial, tenía que justificar su viaje por lo anunció que iba al Festival de Cannes. En lugar de cine, se citó con la realidad. "Mi amigo Abu Alá tenía razón cuando me dijo que ninguna parte tiene el monopolio del sufrimiento", comenta Savir.

Éxitos y fracasos

"La batalla por la paz ha empezado hoy. Las dos partes debemos ganar", proclamó emocionado Abu Alá en la firma de la declaración de principios en Oslo. La OLP reconoció el derecho de Israel a existir con seguridad mientras Israel declaró que la OLP es el órgano representativo del pueblo palestino. El convenio establecía en primer lugar la retirada israelí de Gaza y Jericó y una autonomía palestina en forma de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que al año siguiente se haría con el control de la mayoría de Cisjordania. En cinco años, se debería firmar un acuerdo definitivo solucionando los asuntos más complejos: colonias, refugiados palestinos, fronteras definitivas y Jerusalén.

Yoel Singer rompe un silencio de 25 años. El que fuera asesor legal y hombre de confianza de Rabin en Oslo enumera como fracasos no congelar la construcción en las colonias, la entrega de la seguridad a la ANP y la excesiva confianza en Arafat. "Oslo fue una oportunidad única. Pero en el lado israelí asesinaron a Rabin y en el palestino Arafat no tuvo coraje para luchar contra Hamas que lo destruye todo con atentados", comenta apuntando tres éxitos de Oslo: "El reconocimiento mutuo, la apertura a la normalización de las relaciones entre Israel y el mundo árabe y la base para un acuerdo de paz en el futuro".

El secretario general de la OLP, Saeb Erekat, recuerda que "cuando se firmó el acuerdo, el 82% de los palestinos nos apoyaron porque vieron una esperanza. Pero entonces vieron que todo seguía igual, colonias, redadas, demoliciones...". "Los asentamientos en lo que debe ser nuestro Estado son el obstáculo más peligroso", denunció Abu Alá a EL MUNDO.

El entonces jefe de la oposición, Benjamin Netanyahu, criticó con mucha dureza los acuerdos pero los reafirmó tras ganar las elecciones del 96 con la retirada de Hebrón y los mantiene desde que volvió al poder en el 2009. Quizá porque garantiza el statu quo que le evita tomar decisiones dolorosas (evacuación de colonias) en caso de un acuerdo y la creación de un Estado palestino.

25 años después, y mientras Gaza está bajo control del grupo islamista Hamas tras la retirada israelí de 2005, Cisjordania sigue dividida en las zonas establecidas según los parámetros de Oslo: A (control civil y de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina), B (control civil palestino y de seguridad israelí) y C (constituye el 60% de la zona ocupada por Israel en la guerra del 67), bajo control total israelí.

Abu Mazen, que firmó el acuerdo con Peres, lleva las riendas del pueblo palestino desde 2005 y pese a la frustración y falta de horizonte, no cumple su amenaza de desmantelar la ANP. Las últimas sanciones del presidente de EU, Donald Trump, sin embargo, le pueden llevar a entregar las llaves de la ANP, la entidad creada de forma interina en una zona donde lo temporal suele ser lo más permanente.



Jamileth
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