Internacional - Población

El regreso a las armas de los exguerrilleros de las Farc

2018-09-18

Los acuerdos firmados en 2016 entre los guerrilleros y el entonces presidente colombiano Juan...

Por Nicholas Casey y Federico Rios Escobar\The New York Times

Debajo de una bandera colombiana rasgada en una montaña ventosa, está reunida una milicia guerrillera dispar. A uno le falta un brazo; a otro, una pierna. Un comandante que apenas sabe leer pero se hace llamar el Poeta recuenta un reciente intercambio de fuego con paramilitares en un área cercana.

Sería como cualquier otra escena de las décadas de conflicto guerrillero en Colombia, con la excepción de que el grupo al que los milicianos dicen pertenecer, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), se desarmó hace un año después de firmar un acuerdo de paz para poner fin al conflicto más longevo del continente.

Los acuerdos firmados en 2016 entre los guerrilleros y el entonces presidente colombiano Juan Manuel Santos buscaban terminar la lucha de más de cinco décadas que dejó por lo menos 220,000 muertos y casi seis millones de desplazados.

Pero había un temor detrás del acuerdo: que muchos de los miles de combatientes que obtuvieron amnistía no perseveraran como civiles y terminaran por regresar a las armas.

Eso ya sucedió.

“Hacemos lo mismo, seguimos con los mismos ideales y todo y vamos para allá, si Dios quiere”, dijo uno de los comandantes, alias Maicol, de 25 años.

Las guerrillas disidentes invitaron a The New York Times a su campamento, escondido en las montañas al norte de Medellín, para hablar sobre por qué dejaron el pacto de paz. Aunque ese acuerdo, desde antes de la visita, ya estaba atribulado.

El gobierno prometió llegar a las tierras antes controladas por rebeldes de las Farc para proveer salud, educación y agua potable, pero apenas si tiene presencia en el país.

El nuevo presidente colombiano, Iván Duque, hizo campaña en contra de los acuerdos y ahora dice que pretende revisarlos. Uno de los negociadores de las Farc para el pacto de paz fue arrestado por el tráfico de diez toneladas de cocaína, mientras se preparaba a asumir un puesto como senador.

Y después están grupos como el que visitó The New York Times, que representan un reto particular a la permanencia de los acuerdos: no puede haber paz si los guerrilleros están armados de nueva cuenta.

Cientos, quizá miles, de luchadores de las Farc se han resistido al acuerdo. Insight Crime, organización que estudia grupos de delincuencia organizada, estima que hay unos 2800 guerrilleros disidentes de las Farc; esa cifra representa casi el 40 por ciento de todos los milicianos que tenía el grupo antes de los acuerdos.

Hay una línea narrativa común entre quienes estaban en la base sobre su disidencia: el gobierno les prometió una nueva vida civil con los acuerdos, pero pronto terminaron sintiéndose acorralados por grupos paramilitares que intentaron hacerse del control que habían abandonado los rebeldes. Los disidentes pidieron al Times no revelar la ubicación de su base por temor a que el gobierno o los paramilitares los ataquen.



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