Salud

Dime con quién caminas y te diré a qué ritmo avanzas

2018-09-20

También es algo tan complicado en cuestión mecánica y energética que si...

Por GRETCHEN REYNOLDS

Las personas se mueven de manera distinta si caminan en grupo o si van solas. Y su estilo de caminata es notoriamente distinto si van con niños, de acuerdo con un estudio de peatones en varios países.

El estudio también muestra que los hombres caminan diferente si van con otros varones o si van con mujeres, y cuáles culturas le dan más peso a ir rápido que a ir socializando. Los hallazgos destacan que cómo nos movemos no depende solamente de la fisiología o la biomecánica.

También es algo tan complicado en cuestión mecánica y energética que si tuviéramos que pensar cada paso, quizá nos quedaríamos inmóviles.

Dada esa complejidad, los científicos del ejercicio tienen desde hace mucho tiempo un interés en cómo gestionamos las demandas físicas de caminar. En estudios de laboratorio han determinado que cada quien tiene un paso y velocidad con el cual está en el pico de la eficiencia biológica: cuando expende la menor cantidad de energía.

En teoría, este es el paso que utilizaríamos cada vez que caminamos de manera natural.

Sin embargo, los estudios y observaciones hechos fuera de condiciones de laboratorio indican que las personas raramente avanzan a su velocidad más eficiente.

Claro, hay impedimentos como las multitudes, los objetos en la calle o la prisa por llegar a algún lugar a cierta hora. Pero incluso en caminos peatonales sin estorbos las personas eligen moverse a un paso más rápido o lento que su ideal fisiológico. Por ejemplo, hay estudios que muestran que los varones tienden a ir más lento que su paso natural cuando van con sus parejas heterosexuales, pero más rápido si van con otros varones. Pero esos estudios fueron hechos en Estados Unidos y en Europa.

Recientemente, Cara Wall-Scheffler, profesora de Biología en la Universidad del Pacífico de Seattle y quien ha estado interesada desde hace tiempo en las diferencias entre cómo se mueven varones y mujeres, comenzó a preguntarse si esos efectos en la caminata según la relación se deben a cuestiones culturales.

Para su análisis, publicado en la revista PeerJ-Life and Environment, Wall-Scheffler y Leah Bouterse, estudiante de investigación, decidieron examinar dos lugares con estilos de vida dispares.

Uno fue Seattle y el otro, Mukono, al centro de Uganda; Wall-Scheffler estuvo ahí un semestre.

En cada ciudad ella y Bouterse buscaron un camino peatonal local que estuviera cerca de un gran centro mercantil donde la gente caminara desde y hacia tiendas y sitios afines; marcaron una parte de aproximadamente diez metros en el camino, y los distintos , como postes o señalizaciones.

Luego Bouterse se sentó cerca de cada camino y cronometró el paso de más de 1700 personas cuando pasaban por la zona. Después identificó a cada una según su género, edad aproximada, si llevaban alguna bolsa, mochila o peso y con quién, si era el caso, iba caminando. Se enfocó en el peatón más cercano si pasaba un grupo. No incluyeron a quienes claramente estaban caminando con fines de ejercitarse.

Después ella y Wall-Scheffler compararon los resultados de Seattle y Mukono.

Resultó que las personas en Uganda caminaban mucho más rápido que aquellas en la ciudad estadounidense cuando iban sin compañía; una velocidad cerca de 11 por ciento mayor.

Sin embargo, iban mucho más lento cuando iban en grupo. En Mukono, tanto varones como mujeres tenían un paso más relajado si iban acompañados, sobre todo de niños. Su caminata con niños era 16 por ciento más lenta que cuando iban solos, ya sea que estuvieran cargando a los menores o que estos caminaran a su lado.

En Seattle, fue al revés. Ahí, la gente acelera el paso cuando camina con otra gente. Los varones se notan particularmente apurados cuando caminan con otros varones, aunque tanto varones como mujeres aumentaron su paso si iban con niños. Su velocidad de caminata promedio cuando iban cargando o en compañía de menores era 20 por ciento mayor que cuando iban solos.

Este estudio fue observacional; no se entrevistó a los peatones por lo que no hay cómo saber qué es lo que motivó su velocidad.

Sin embargo, Wall-Scheffler tiene algunas teorías.

“Parece plausible que la gente en Uganda aprovecha su tiempo cuando camina para socializar y hacer vínculos”, dijo, sobre todo con niños; sería por ello que caminan lento.

En Estados Unidos, “si vas con niños la caminata es más orientada hacia realizar alguna tarea: tienes que hacer algo y te apuras”.

Al mismo tiempo, Wall-Scheffler dijo que los varones estadounidenses parecen tener un aspecto competitivo que los lleva a acelerar su paso si van con otros hombres, pero los ugandeses no son motivados del mismo modo.

Ella y sus estudiantes esperan realizar estudios de seguimiento que incluyan entrevistas para entender mejor por qué las personas caminamos como lo hacemos.


Aunque, por ahora, ya pueden decir con certeza que una caminata no es tan sencilla como parece.

“Hay mucho más ahí que temas de masa, velocidad y coordinación física”, dijo Wall-Scheffler: involucra actitudes culturales y personales que quizá nos hagan reconsiderar nuestro paso y movernos más en sintonía cuando vamos en compañía de amistades o menores de edad.



regina