Mujeres

Es de tontos no darles más poder a las mujeres

2018-10-24

"Debemos hablar de ello -insistió-; es necesario progresar, no mañana, sino hoy....

 

(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 24 OCT - El cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, sostuvo hoy que la Iglesia "deberá cambiar" para evolucionar, en el marco del Sínodo de los Obispos sobre la juventud. "Sin cambios, sin desarrollos, no se progresa más en el curso de la historia. Si afrontamos la cuestión del poder en la Iglesia, en el futuro, la actual situación será inaceptable para las mujeres. Se deberá cambiar", sostuvo hoy Marx en la oficina de Prensa de la Santa Sede.

El religioso se refirió a una de las cuestiones clave del encuentro, objeto incluso de una solicitud: que se permita el derecho a voto de las superioras religiosas a la par de los participantes masculinos en el Sínodo. Una posibilidad que el actual reglamento no prevé. "En la Iglesia no nos hemos detenido en las viejas posiciones; es necesario comprender la evolución de los tiempos, como decía ya Juan XXIII. La ordenación sacerdotal, así como está, sigue siendo un punto de referencia, pero esto no significa que las mujeres jamás tengan un rol de decisión", observó. El cardenal, estrecho colaborador del papa Francisco en el C9, fue categórico: "Seríamos realmente estúpidos si renunciáramos a un patrimonio de mujeres comprometidas y devotas, dejándolas afuera. Seríamos locos, y por suerte no lo somos". Para Marx, la cuestión de la participación de las mujeres "no se resuelve sobre la marcha sino que se discute desde hace cincuenta años".

"Debemos hablar de ello -insistió-; es necesario progresar, no mañana, sino hoy. El Papa lo dijo: la ordenación sacerdotal no implica que el poder permanezca solo en manos de los hombres.

La participación de las mujeres en los roles de poder debe continuar, de lo contrario las perderemos".

En la discusión del documento final del Sínodo -hoy se debatió el borrador con la posibilidad de correcciones- se asomó una cuestión ya planteada en la víspera: si el texto incluirá la palabra "LGBT" (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), como ya lo estuvo en el Instrumentum Laboris, algo rechazado por los sectores más conservadores.

Éstos últimos lo consideraron como una expresión insertada por voluntad de lo que llaman el "lobby gay" en el interior de la Iglesia. Andrew Nkea Fuanya, obispo de Mamfe (Camerún) adelantó que no votará a favor de esa inclusión. "Si regreso a mi diócesis con un documento en el que diga 'LGBT' el 90% de los jóvenes levantará la mano para preguntarme qué significa. En el Sínodo no estamos resolviendo problemas de una iglesia local, pero tenemos un marco universal. Por eso dije que no votaré un texto así", sostuvo. Explicó que, si lo hiciera, luego se vería obligado a "explicar cosas" que ni siquiera conoce. "Si comenzamos a usar un determinado lenguaje, luego esto impondrá algunos puntos de vista (como sucede en Africa, por ejemplo, con los organismos o gobiernos que vinculan su ayuda a la libertad de aborto). Nkea Fuanya hizo hincapié en que "la sociedad está evolucionando, seguirá adelante, pero algunas cosas no provienen de nosotros y no podemos hacer un favor a las empresas o gobiernos sobre la base de sus ideas". Por su parte, Marx, acotó que "la temática de la sexualidad es muy importante, pero no debe ser instrumentalizada por una batalla ideológica".

"Los lobbies existen y buscan influenciar. Pero en el lenguaje de la Iglesia es necesario llevar adelante un camino comprensible para todos. Debemos acompañar a los jóvenes, y cuando usamos las palabras no debemos asumir posiciones que resulten engañosas. Hablaremos para toda la Iglesia y luego, en las iglesias locales, hallarán soluciones particulares, que no pueden ser adoptadas en todas partes", señaló.

"Hay varios grupos de presión -deslizó el cardenal alemán- y me sorprende que las preguntas versen siempre sobre estas temáticas, como si fuesen el centro de la predicación de la Iglesia".

"La vida sexual es una de las temáticas: no es un Sínodo sobre la sexualidad sino sobre los jóvenes y sobre cómo acompañarlos. Y el documento final debe hablar un idioma que sea comprensible para toda la Iglesia", concluyó.
 (ANSA).



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