Internacional - Política

Sérgio Moro, el juez brasileño que condenó a Lula, será ministro de Bolsonaro

2018-11-01

La decisión del juez Sérgio Moro de tomar el timón del Ministerio de Justicia...

Por ERNESTO LONDOÑO, The New York Times

RÍO DE JANEIRO — El juez federal que el año pasado condenó al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por cargos de corrupción —y acabó con sus aspiraciones de volver al poder— aceptó el 1 de noviembre un puesto en el gobierno del próximo mandatario del país, Jair Bolsonaro.

La decisión del juez Sérgio Moro de tomar el timón del Ministerio de Justicia fue recibida tanto con indignación como con júbilo, un reflejo de cuán polarizada está la opinión pública sobre Moro.

El cargo ha sido reconfigurado con el fin de supervisar los esfuerzos para combatir al crimen organizado y a la corrupción. Moro, el funcionario más visible en una extensa investigación que comenzó en 2014, ha sido alabado tanto en Brasil como en el extranjero como un disruptor de la clase política que muchos consideran que se ha convertido en una cleptocracia.

Aun así, algunos brasileños lo consideran como un operador político que estaba a las órdenes de los dirigentes conservadores, particularmente porque supervisó el proceso contra Da Silva por los cargos de corrupción y lavado de dinero.

La condena, ratificada por una corte de apelaciones a principios de este año, hizo que el expresidente no pudiera participar en las elecciones recientes. Da Silva, quien gobernó durante dos periodos y dejó el cargo en 2010 con un índice récord de aprobación, dominó las encuestas de los comicios presidenciales en cierto momento de este año. Ahora, cumple una sentencia de doce años de cárcel y se considera a sí mismo como un preso político.

“¡El fraude del siglo!”, escribió en Twitter la senadora Gleisi Hoffmann, la lideresa del Partido de los Trabajadores (PT) al cual pertenece Da Silva, en respuesta a la designación de Moro. Ella señala que Bolsonaro, un político de extrema derecha, “solo fue electo porque Lula fue injustamente condenado y evitaron que participara en las elecciones”.

Bolsonaro derrotó claramente el 28 de octubre a Fernando Haddad, el candidato que el PT designó en las últimas semanas de la campaña después de que quedara claro que Da Silva no podría contender.

Moro y Bolsonaro conversaron sobre los términos del cargo durante una reunión en el hogar del nuevo presidente en Río de Janeiro, la mañana del 1 de noviembre. Moro dijo que su nueva posición le presenta una oportunidad única de “consolidar y ampliar” el movimiento para erradicar la corrupción. Dijo que su decisión no debería poner en duda la imparcialidad del poder judicial.

“Como juez, mis fallos hablan por si mismos, y están sustentados”, escribió en un mensaje de texto. “Casi todos han sido ratificados por la corte de apelaciones. Así que no solo es el trabajo de una persona. Pienso que la gente entenderá eso”.

Su incorporación al gobierno de Bolsonaro podría lograr que Moro, de 46 años, convenza a legisladores renuentes sobre una serie de medidas anticorrupción que los miembros del poder judicial han propuesto desde hace varios años.

No obstante, juntar su capital político con el de Bolsonaro, una figura profundamente polarizadora, podría dañar la reputación de Moro y debilitar la confianza en el poder judicial, indicaron varios analistas.

Bolsonaro ha exaltado la dictadura militar del país y ha promovido un enfoque draconiano para restaurar la seguridad, lo que los críticos afirman equivale a promover las ejecuciones judiciales.

Moro emprendió varias acciones durante los meses finales de la campaña que ayudaron a Bolsonaro. Estas incluyeron hacer público el mes pasado el testimonio de un exministro que había implicado a Da Silva en corrupción.

“A corto plazo, la óptica no es muy positiva”, dijo Matthew Taylor, un profesor de la American University que ha entrevistado a Moro como parte de su investigación sobre la corrupción en Brasil. Al referirse al PT, agregó: “Funciona para el discurso del PT de un campo de juego amañado y un poder judicial que forma parte de ello”.

Aun así, Taylor y otros analistas dijeron que la astucia estratégica que convirtió a Moro en un juez exitoso podría traer cambios positivos.

“Moro está más que calificado para ser ministro de Justicia”, dijo Roberta Braga, una experta en Brasil del Atlantic Council. “Es un buen augurio para aprobar reformas estructurales anticorrupción”.

El nombre de Moro fue colocado frecuentemente en la lista de aspirantes a la presidencia en los últimos años, pero él dijo de manera enfática y en repetidas ocasiones que tenía la intención de permanecer alejado de la política.

Joice Hasselmann, una periodista que escribió una biografía de Moro y fue electa al Congreso el mes pasado, dijo que Moro dejó atrás sus reservas sobre ingresar a la política porque “sintió la responsabilidad cuando fue llamado a cumplirla”.

Hasselmann, una incondicional aliada de Bolsonaro, dijo que Moro recibió la garantía de que tendrá la libertad para luchar contra la corrupción sin interferencia política. La congresista también afirmó que su llegada a la capital, Brasilia, causará miedo en la mayoría de la vieja guardia.

“Estoy segura de que varios de los jefes políticos están desesperados”, dijo Hasselmann en una entrevista. “Tendrán muy cerca a alguien que puede cruzar la calle y llevarlos a la cárcel”.

Moro ha escrito extensamente sobre campañas anticorrupción en otros países, incluido Italia. En el mensaje de texto, comparó su carrera con la del juez italiano Giovanni Falcone, que enfrentó a la mafia siciliana durante la década de los ochenta. Falcone fue asesinado por capos de la mafia en 1992.

“El celebrado jurista italiano, que era mucho mejor que yo, también dejó el estrado y comenzó a trabajar en el ministerio de Justicia, al entender la necesidad de medidas más amplias contra la mafia”, escribió Moro.



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