Internacional - Finanzas

Suecia medita las implicaciones de una sociedad sin dinero en efectivo

2018-11-26

Los bancos han impulsado no usar efectivo al alentar a los consumidores y a los comerciantes a usar...

Por LIZ ALDERMAN, The New York Times

Pocos países han ido desplazando el dinero en efectivo de una forma tan acelerada como Suecia. De hecho, el efectivo está siendo eliminado tan rápido —la mitad de los comerciantes del país predice que dejará de aceptar billetes antes de 2025— que el gobierno ha tenido que recalcular los costos sociales de un futuro sin efectivo.

Las autoridades financieras que antes acogieron la tendencia ahora le han solicitado a los bancos que vendan billetes y monedas hasta que el gobierno determine las implicaciones para los consumidores jóvenes y viejos de no contar con efectivo. El banco central predice que el efectivo desaparecerá de Suecia y ha estado probando una moneda digital —la e-krona, o corona electrónica— para mantener un control firme en el suministro de dinero. Los legisladores están estudiando qué pasará con los pagos en línea y las cuentas bancarias si falla alguna red eléctrica o los servidores se entorpecen por averías eléctricas, piratas informáticos o incluso una guerra.

“En la posición en la que estamos, no sería adecuado quedarnos con los brazos cruzados sin hacer nada para solo notar a la distancia que el dinero en efectivo ha desaparecido”, dijo Stefan Ingves, gobernador del banco central sueco, conocido como Riksbank. “No se puede regresar en el tiempo, pero es necesario encontrar una manera de enfrentar el cambio”.

Si le preguntas a la mayoría de los suecos con qué frecuencia paga en efectivo, la respuesta es: “Casi nunca”. Una quinta parte de la población, en un país de diez millones de personas, ya no usa cajeros automáticos. Más de cuatro mil suecos se han implantado microchips en las manos que les permiten pagar los trayectos en tren y alimentos o entrar a oficinas que no utilizan llave. Para los restaurantes, los autobuses, los estacionamientos e incluso los sanitarios de paga se usan teclas mucho más seguido que monedas.

Ciertos grupos de defensa del consumidor afirman que este cambio deja en desventaja a muchos jubilados —una tercera parte de los suecos tiene 55 años o más—, así como a algunos inmigrantes y personas con alguna discapacidad. No pueden tener fácil acceso a los medios electrónicos para adquirir ciertas mercancías o hacer transacciones, y dependen de los bancos y sus servicios al cliente.

“Alrededor de un millón de personas no se siente cómoda al usar una computadora o iPad o iPhone para sus asuntos bancarios”, dijo Christina Tallberg, de 75 años y presidenta de la Organización Nacional de Jubilados Suecos. “No estamos en contra del movimiento digital, solo creemos que ha avanzado con demasiada rapidez”.

Además, el avance hacia una sociedad que no emplee dinero en efectivo podría afectar el papel de garante que ha tenido el Estado durante siglos: los bancos comerciales ejercerían mayor control.

“Tenemos que detenernos a pensar si esto es bueno o malo y no solo dejar que suceda sin hacer nada”, señaló Mats Dillén, director del comité parlamentario que estudia el tema.

Los consumidores de las urbes de todo el mundo pagan cada vez más con aplicaciones o con plástico. En China y otros países asiáticos con muchos usuarios jóvenes de teléfonos son comunes los pagos mediante el celular. En Europa, una de cada cinco personas afirma que casi nunca trae dinero. En Bélgica, Dinamarca y Noruega, el uso de tarjetas de crédito o débito ha alcanzado máximos históricos.

Sin embargo, Suecia —y en especial su población joven— está a la vanguardia. Los billetes y las monedas representan solo el uno por ciento de la economía, en comparación con el diez por ciento en Europa y el ocho por ciento en Estados Unidos. Cerca de uno de cada diez consumidores pagó algo en efectivo este año, a diferencia del 40 por ciento que lo hizo en 2010. La mayoría de los comerciantes de Suecia todavía aceptan billetes y monedas, pero cada vez son menos.

Entre la gente de 18 a 24 años, las cifras son sorprendentes: esos suecos hacen hasta el 95 por ciento de sus compras con una tarjeta de débito o una aplicación para teléfonos inteligentes llamada Swish, un sistema de pago creado por los bancos suecos más importantes.

Ikea, cuyos muebles armables son muy comunes en los hogares de la gente joven, ha experimentado con ver el efecto del comercio sin efectivo. En su tienda en Gavle los gerentes de la empresa decidieron dejar temporalmente de recibir esos pagos en octubre, después de darse cuenta de que menos del uno por ciento de los compradores empleaba efectivo y de que los empleados de Ikea pasaban cerca del 15 por ciento de su tiempo recibiendo, contando y guardando billetes o monedas.

Los bancos han impulsado no usar efectivo al alentar a los consumidores y a los comerciantes a usar tarjetas de crédito y débito, lo cual genera ganancias lucrativas para los bancos y las empresas de tarjetas. Eso incluye a la aplicación Swish.

Los bancos suecos han reducido su manejo de dinero en efectivo en parte por motivos de seguridad después de una oleada de robos con violencia a mediados de la década del 2000. El año pasado, solo dos bancos fueron asaltados, a diferencia de los 210 de 2008.

Las autoridades suecas tienen dos propuestas para mantener el efectivo al alcance. El Parlamento desea que solo los bancos más grandes manejen efectivo, mientras que el banco central insiste en que todos los bancos mantengan dinero en circulación. Swedbank, SEB y otras importantes instituciones financieras suecas están combatiendo las demandas de los legisladores, con el argumento de que ofrecer un mayor acceso representaría una carga excesiva para ellos.

“La demanda de dinero en efectivo está disminuyendo a un ritmo cada vez más rápido”, comentó Leif Trogen, funcionario de la Asociación de Banqueros Suecos. “Por lo tanto, es totalmente inadecuado legislar para influir en la demanda de efectivo”.



regina

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