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América Latina piensa el futuro de la democracia

2018-11-27

Rocío Montes | El País

La coyuntura apremia. El porcentaje de latinoamericanos insatisfechos con el funcionamiento de la democracia ha pasado en menos de una década del 51% al 71%, según el último Latinobarómetro y urge ponerle freno a esta dinámica. Con ese objetivo, el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reúnen en Santiago de Chile a más de cuarenta expertos, intelectuales y dirigentes políticos de la región, Estados Unidos y Europa. Un análisis en profundidad sobre el estado de la democracia en un momento de retos a babor y a estribor.

Invitados como los expresidentes Ricardo Lagos (Chile), Laura Chinchilla (Costa Rica) y Luis Alberto Lacalle (Uruguay) –que formaron parte de la conferencia inaugural– debatirán durante tres días sobre el descalabro de las instituciones y el desafío de recuperar la confianza 40 años después de la tercera ola democrática de Latinoamérica. Es un asunto complejo, considerando que el porcentaje de ciudadanos que se declaran indiferentes entre vivir en un sistema democrático y en uno autoritario ha subido 12 puntos en los últimos ocho años, pasando del 16% al 28%, especialmente entre los jóvenes de 16 a 26 años, según la misma encuesta regional.

“¿Cuál es la causa principal de este descontento y frustración con la democracia?”, se preguntó en la inauguración del evento Daniel Zovatto, director regional para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional. A juicio del experto, existen dos razones fundamentales: “Por una parte, las instituciones políticas han quedado desfasadas. Tenemos instituciones del siglo XIX, con paradigmas del siglo XX, para gobernar sociedades complejas del siglo XXI. La segunda causal es la falta de resultados”. De acuerdo a Zovatto, los latinoamericanos no están pidiendo más autoritarismo. “Menos ideologizados, más pragmáticos, menos pacientes y más exigentes, lo que los ciudadanos demandan es que sus gobiernos los escuchen y representen bien, gobiernen con transparencia y den respuesta oportuna y eficaz a sus nuevas expectativas y demandas”.

En la misma línea, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, se pregunta: “¿Será que se está exigiendo a las democracias no solo procedimientos de participación, sino que más bien resultados cuantificables en áreas específicas como empleo, seguridad social, educación, igualdad de género, pensiones dignas, seguridad ciudadana, trato a las minorías étnicas?”.

El expresidente Lagos esbozó, por su parte, algunas explicaciones a lo que ocurre en la región, aunque indicó que Latinoamérica enfrenta complejidades similares a las de Estados Unidos y Europa: “Las nuevas tecnologías cambian totalmente la forma de entender y hacer política. En el siglo XX y comienzos del XXI, era vertical: habla el líder y define la línea hacia dónde quiere ir, el partido toma definiciones y la ciudadanía escucha y opina cuando hay elecciones. Hoy en día, en cambio, la política es horizontal”, señaló Lagos, que junto a Chinchilla, Lacalle, el ministro de la Presidencia de Chile, Gonzalo Blumel, y el exministro chileno, Sergio Bitar, inauguraron el evento en la sede de la CEPAL de la capital chilena. Lagos se preguntó por las instituciones políticas que van a surgir como resultados de estas tecnologías y apuntó a un segundo asunto relativo a la economía y a las políticas sociales: “Nos acostumbramos a pensar en una relación estrecha entre el aumento del PIB por habitante, las mejoras económico-sociales y una ciudadanía satisfecha. Pero la globalización tiene ganadores y perdedores”.

El ministro Blumel hizo un llamado a instalar un “cauteloso optimismo” a la hora de discutir sobre el estado de la democracia en la región, porque el mundo actualmente “es mejor que hace 40 años atrás”. Mientras la expresidenta Chinchilla señaló que “más que un desencanto con la democracia, lo que vemos es un desencanto con la política”, el exministro Bitar –miembro del consejo de IDEA internacional– recalcó la importancia de los buenos gobiernos: “La democracia necesita que se gobierne bien. Sin improvisación, con transparencia, con consultas ciudadanas y mayorías políticas. Y América Latina carece de suficientes personas bien formadas política y técnicamente”.

Fenómenos políticos como los de Trump y Bolsonaro fueron frecuentemente nombrados en la conferencia de arranque de este encuentro, donde habrá paneles sobre la nueva agenda de la clase media latinoamericana o la situación de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Honduras. Pero también se habló del Brexit. Para el expresidente Lacalle, que gobernó Uruguay entre 1990 y 1995, “el Brexit es una de las pruebas más claras de que hay cosas que no se pueden someter al sí y al no”. “Como si preguntáramos por más impuestos o menos impuestos: ya sabríamos cuál va a ser el resultado”, indicó Lacalle, que no se mostró partidario de aumentar la democracia directa y participativa. “Lo que hay que mejorar es la representación, pero no esquivarla. Cuidado con el plebiscito de todos los días apretando botones y cuidado con los presidentes tuiteros, el striptease del poder”, advirtió el exmandatario.


 



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