Internacional - Población

Venezolanos enfrentan obstáculos para despedir a sus muertos

2018-12-05

En Venezuela, los ciudadanos enfrentan obstáculos para enterrar y cremar a sus familiares...

Por Mayela Armas y Mariela Nava

CARACAS/MARACAIBO (Reuters) - Angélica Vera sepultó a su padre en una fosa común de un cementerio en Maracaibo, la segunda ciudad más grande de Venezuela, porque sus ingresos no le permitieron pagar un entierro y la cremación era imposible por la falta de gas en el crematorio.

En noviembre “mi papá murió de cáncer, y tuve que esperar cuatro días para llevarlo a una fosa común. Un amigo me iba a prestar un terreno en el cementerio el Edén pero debía llevar dos sacos de cemento y 50 bloques y no tenía dinero para pagar eso”, dijo Vera, de 27 años, cajera en un supermercado.

“Tampoco lo pude cremar porque se acabó el gas en el cementerio”, agregó.

En Venezuela, los ciudadanos enfrentan obstáculos para enterrar y cremar a sus familiares por fallas en el suministro de gas y altos costos de los servicios funerarios, y la crisis hace que en el Zulia, uno de los principales estados petroleros, haya personas que lleven a su deudos a fosas comunes en los cementerios.

La nación petrolera está en su quinto año de recesión con hiperinflación. Crisis que se extiende en la estatal venezolana PDVSA, que aporta 96 por ciento de los ingresos en divisas, y cuya producción de crudo y gas está en declive y resulta insuficiente para atender la demanda interna.

Dos veces a la semana, PDVSA y los privados despachaban gas a los crematorios, ahora pueden pasar hasta 10 días sin combustible, lo que lleva a los administradores de esos centros a tomar medidas, dijeron portavoces de funerarias y crematorios.

La industria petrolera requiere producir 87,000 barriles por día de gas licuado de petróleo -incluyendo el propano que se distribuye en bombonas- para atender el mercado doméstico y las exportaciones, pero el sistema local no procesa suficiente, lo que obliga a importar, según fuentes de la estatal.

Las compras externas se hacen a PetroChina, sin embargo, nunca se produce e importa lo necesario y persiste el déficit, agregaron las fuentes.

“Los cuerpos se resguardan en las cavas hasta que llegue el gas, sin embargo, a veces nos ha tocado decirle a las familias que acudan al crematorio que tenga algo de gas”, dijo Yoel Urribarri, director de cementerios y crematorios de la Cámara de Servicios Funerarios, que tiene unos 150 afiliados.

Los crematorios, que ascienden a 18 en ocho estados, tienen tres hornos cada uno que consumen una bombona de gas de 1,700 litros, añadieron los empresarios.

Por la incertidumbre en los despachos, algunos buscan la manera de rendir el combustible disponible y fijan una determinada cantidad de incineraciones por día, dijeron directivos de cementerios privados en Bolívar, Lara y Mérida.

En zonas como Maracaibo el servicio de electricidad es intermitente, lo que también afecta el manejo de los tableros y oxígeno de los hornos crematorios, y “se suspende el servicio por momentos”, añadió Nelson Larreal, administrador del cementerio privado de la ciudad.

El Ministerio de Comunicación, PDVSA y la gobernación del Zulia no respondieron a solicitudes de comentarios.

Además de las dificultades con el gas, los costos de los servicios se encarecen en momentos que el país tiene una inflación mayor de 800,000 por ciento, según cálculos de la opositora Asamblea Nacional, y un salario mínimo es 4,500 bolívares, unos 11 dólares al dólar paralelo.

La escasez de medicinas, alimentos y otros productos básicos marca a Venezuela desde el colapso de los precios del petróleo en 2014. Unos 3 millones de venezolanos han huido del país desde 2015, según Naciones Unidas.

     El presidente Nicolás Maduro dice que el país es víctima de una “guerra económica” liderada por sus adversarios políticos con la ayuda de Washington. Pero críticos y economistas señalan que la crisis es por el ineficiente modelo de controles.

“Esto es horrible, uno no merece tanto sufrimiento”, dijo Gladys González, una abogada de 52 años, mientras estaba en el cementerio aguardando por el turno para cremar a su madre, Clara Vera, fallecida por una infección en el estómago al no conseguir antibióticos.

El cuerpo de Vera estuvo cuatro días en una cava en una funeraria y por ese tiempo, González afrontó gastos adicionales, según explicó.

El precio mínimo de una cremación está en torno a los 12,000 bolívares, unos 30 dólares a la tasa paralela, mientras un entierro se encuentra en 30,000 bolívares, unos 74 dólares.

“En una semana el costo de la cremación aumentó 108 por ciento”, señaló Ana Hernández, una trabajadora de 36 años, en momentos que hacía trámites para cremar a su hermana en un cementerio de la ciudad de Barquisimeto, en el oeste del país.

Las crisis obliga a las empresas que prestan servicios funerarios y de cremación a preparar los cuerpos para que duren al menos cinco días, dijo Luis Mora, otro directivo de la Cámara de Servicios Funerarios, que detalló lo mucho que se dificulta conseguir los insumos y, cuando aparecen, tienen altos precios.

Tanto las cremaciones como los entierros tienen otras limitaciones como la escasez de ataúdes de madera y metal, por lo cual las empresas venden urnas hechas con un tipo de cartón.

Incluso velar a un difunto es costoso para las familias y las funerarias ofrecen los servicios más básicos: café, ataud y transporte al cementerio, dijeron los empresarios admitiendo que los ciudadanos no cuentan con ingresos suficientes para atender ese gasto. Antes del golpe inflacionario, un funeral se extendía día y medio y había diversos tipos de maderas para los ataúdes.



Jamileth