Mensajería

Nosotros resucitaremos: Los amigos de Jesús

2018-12-26

Cuando Jesús llegó a Betania se encontró con que Lázaro llevaba cuatro...

Gabriel Marañon Baigorrí

Jesús tenía en Betania unos amigos íntimos. Eran Lázaro y las hermanas de éste, Marta y María. Jesús era recibido por aquellos hermanos con todo afecto y cariño.

La casa de Lázaro estaba rodeada de flores, naranjos y limoneros. En aquella familia encontraba Cristo paz, sosiego y serenidad. Muchísimo amaban los tres hermanos al Señor, pero infinitamente más amaba Jesús a los tres hermanos de Betania.

Predicando Jesucristo en Perea, que distaba de Betania día y medio de jornada, le llegó un mensaje de las hermanas de Lázaro, diciendo: «Señor, el que amas está enfermo». Y así era, Lázaro estaba enfermo. Jesús dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Con esto indicaba Jesús que Lázaro iba a morir, pero resucitaría más tarde. Sin embargo, Jesús y sus discípulos permanecieron en el lugar dos días más. Pasados estos días caminaron hacia Betania. En el camino, Jesús dijo a sus discípulos: «Lázaro ha muerto y me alegro por vosotros de no haber estado allí para que creíais; pero vamos allá».

Cuando Jesús llegó a Betania se encontró con que Lázaro llevaba cuatro días en el sepulcro. Habían llegado muchos judíos a casa de Marta y María para consolarlas en su dolor. Cuando Marta oyó que Jesús llegaba, le saltó al encuentro. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no hubiera muerto nuestro hermano, pero se que cuanto pidas a Dios, Dios te lo otorgará». Díjole Jesús: «Resucitará tu hermano». Marta le dijo: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». Díjole Jesús: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en Mi, aunque muera, vivirá, y todo el que cree en Mí no morirá para siempre. ¿Crees tú eso?» Díjole ella: «Sí, Señor, Yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, que ha venido a este mundo». Al enterarse María que Jesús había llegado, corrió a El y se echó a sus pies, diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano». Viéndola llorar Jesús y que lloraban también los judíos, se conmovió hondamente y se turbó, y Jesús lloró también. Algunos judíos, al ver llorar al Señor, decían: «¡Cómo le amaba!»

Fueron todos al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra. Jesús dijo: «Quitad la piedra». Díjole Marta: «Señor, ya hiede, pues lleva cuatro días». Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?» Quitaron la piedra y Jesús alzó los ojos al Cielo y habló al Padre. Luego gritó con voz fuerte: «Lázaro, sal fuera» Saltó Lázaro, que había estado muerto, 1igado con fajas de pies y manos y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Soltadle y dejadle ir».

Explicación Doctrinal:

Cuando Cristo murió en la Cruz, su cuerpo y alma se separaron, pero la divinidad permaneció unida al cuerpo y al alma. Al tercer día, Cristo resucitó gloriosamente.

Ahora que estamos de peregrinos en la tierra, debemos prepararnos con el cumplimiento de los mandamientos para resucitar con Cristo. Jesús nos va a resucitar a todos. Por eso, en el prefacio de la misa de difuntos hay un párrafo muy consolador que dice: «Porque a vuestros fieles, Señor, no se les quita la vida, sino que se les cambia en otra mejor: y al deshacerse la casa de esta morada terrena, se consigue, en el Cielo una habitación eterna».

Los apóstoles predicaron en todas partes que Jesucristo había resucitado. Sufrieron tormentos y se dejaron matar por afirmar dicha verdad.

Si un individuo se deja atormentar y matar por lo que ha visto y dicho, es que dice verdad.

La Iglesia Católica celebra la fiesta de la Resurrección del Señor con gran gozo y alegría.

Si Jesús resucitó, también nosotros vamos a resucitar, pues nos lo promete cuando dice en el Evangelio «Nadie puede venir a Mi si el Padre, que me ha enviado, no lo trae, y yo le resucitaré en el último día.

Norma de Conducta:

Seré amigo de Cristo, para resucitar gloriosamente con Él.



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