Migración

Iraníes desesperados arriesgan la vida cruzando el Canal de la Mancha

2019-01-23

El Canal es una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, y los botes...

Por Bozorgmehr Sharafedin

LIVERPOOL (Reuters) - Los traficantes le dijeron a Fardin Gholami que un barco pesquero lo llevaría de Francia a Inglaterra a medianoche, pero cuando él y otros cinco solicitantes de asilo iraníes llegaron a la playa, todo lo que encontraron fue un bote inflable sin nadie que se encargara de la navegación.

Gholami había pagado 16,000 euros a traficantes de personas para que lo llevaran desde Kamyaran, en el oeste de Irán, a Reino Unido. Sin embargo, una vez en la costa, cerca de Calais, se dio cuenta de que él y sus compatriotas ahora tendrían que valerse por sí mismos.

“Nos mostraron una luz roja en el horizonte y dijeron que teníamos que navegar hacia aquel punto”, dijo Gholami, de 31 años, uno de los cientos de iraníes que han arriesgado sus vidas para cruzar el Canal de la Mancha.

El Canal es una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, y los botes inflables de los migrantes no están equipados para cruzarlo, especialmente en el peligroso clima invernal.

“Algunas veces había barcos grandes. Asustaba. Sabíamos que si nos chocábamos con ellos, sería nuestro fin”, contó.

Mohammad Salehi Bakhtiari, de 47 años, cruzó el Canal en octubre. “Las olas venían de todas direcciones. Fue una pesadilla. Vimos muchas veces la muerte en las cuatro horas que tardamos en cruzar. Esas cuatro horas parecieron cuatro meses”, dijo a Reuters.

Más de 500 inmigrantes, en su mayoría iraníes, algunos de ellos niños, intentaron viajar a Reino Unido en botes de goma en 2018. Algunos fueron devueltos a Francia.

El ministro de Interior británico, Sajid Javid, interrumpió unas vacaciones familiares para abordar el problema. Reino Unido ha duplicado el número de patrulleros en el Canal a cuatro, además de un buque de la Armada.

Un mes después de ser detenido cerca del puerto de Dover, Gholami vive en un hostal en Liverpool, un alojamiento temporal proporcionado por el Gobierno mientras se procesa su solicitud de asilo.

Su compañero de cuarto, Babak Hajipour, de 40 años, también cruzó el Canal en diciembre. “Pensamos que si no lo lográbamos moriríamos y todo terminaría de una vez por todas”, dijo.

Los medios británicos han apuntado que el éxodo iraní es un último esfuerzo para llegar a Reino Unido antes de que abandone la Unión Europea. Pero todos los solicitantes de asilo con los que habló Reuters dijeron que el Brexit no era un factor para ellos. Uno ni siquiera había oído hablar del proceso.

Gholami, maestro, abandonó Irán después de que varios amigos, activistas ecologistas, fueran arrestados, por lo que temía sufrir el mismo destino.

Bakhtiari , encargado de proyectos de electricidad, pasó dos años en prisión por distribuir información sobre los derechos laborales en las fábricas. Huyó del país mientras estaba en libertad condicional.

Hajipour, un fontanero y electricista, se fue después de que la policía le golpeara en la calle por llevar pantalones cortos. “Creo que las sanciones, la situación económica en Irán y la mezcla de religión y política son las razones principales por las cuales las personas se van del país”, dijo.

En última instancia, Hajipour espera poder llevar a su familia a Reino Unido, incluida su hija de 7 años. “Ella no tendrá un futuro brillante en Irán”, dijo Hajipour.

CALLEJÓN SIN SALIDA

Otros solicitantes de asilo iraníes en Europa y Turquía dijeron a Reuters que decidieron abandonar Irán tras perder la esperanza ante las crecientes dificultades económicas y políticas.

El verano pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se retiró de un acuerdo internacional para restringir el programa nuclear de Teherán, restaurando unas sanciones que han hecho que los precios se disparen en Irán.

En 2018, más de 21,000 iraníes abandonaron el país para buscar asilo en Europa, Turquía, Estados Unidos, Canadá y Australia, según cifras de Naciones Unidas.

El Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el general Mohammad Baqeri, dijo: “Los enemigos extranjeros están alentando a los jóvenes a abandonar Irán y a dar la espalda a los valores de la Revolución Islámica, convenciendo a la gente de que enfrentarse a las superpotencias llevará a la guerra”.

En el tercer trimestre de 2018, el número de solicitantes de asilo iraníes en Reino Unido aumentó más de un 30 por ciento con respecto al año anterior. El Ministerio del Interior dijo que la mayoría de los solicitantes de asilo del año pasado procedían de Irán.

“Aquí y quizás en otros países, hay más refugiados iraníes que sirios”, dijo Gholami.

“La situación en Irán es peor que la de un país en guerra. Especialmente en los últimos tiempos, debido a las ambiciones nucleares del país, la situación económica se ha deteriorado y creo que habrá una nueva oleada de refugiados económicos iraníes”, añadió.

Un iraní de 37 años, que pidió no ser identificado porque temía por la seguridad de su familia en Irán, dijo que vendió su casa para venir a Reino Unido. “Nunca soñé con venir a Europa. Tenía una vida decente en Irán, un automóvil, una pequeña fábrica con trabajadores”.

Expresó que se sentía humillado haciendo fila para comer en Liverpool, donde recibe 35 libras a la semana del Gobierno británico. Pero un viaje en autobús en la ciudad cuesta 2,50 libras y tiene que pagar más de 30 libras por una conexión a internet en su teléfono para poder hablar con su familia en Irán.

Allí, un trabajador gana sólo lo suficiente en un día para comprar medio kilo de carne. “Debido a las sanciones, la gente está en un callejón sin salida”, dijo.

CON DINERO PERO SIN ESPERANZA

Es posible que las dificultades económicas hayan provocado un éxodo en Irán, pero Roya Kashefi, de la Asociación de Analistas Iraníes, cree que los refugiados iraníes deben ser considerados migrantes políticos, no económicos.

“Los solicitantes de asilo iraníes son en su mayoría de clase media y tienen una educación. Algunos son lo suficientemente ricos como para pagar 16,000 dólares a los traficantes de personas”, observó Kashefi, quien trabaja con el Ministerio del Interior para los solicitantes de asilo iraníes.

En Calais, Maya Konforti, secretaria de la Asociación l’Auberge des Migrants, cree que los solicitantes de asilo iraníes recurren a medidas extremas como coserse los labios, huelgas de hambre o cruzar el Canal en pequeñas embarcaciones, debido a su origen en la clase media.

“En Irán tenían una vida digna, desde un punto de vista financiero, mientras que las condiciones de vida en Calais son terribles. Estaban acostumbrados a vivir en una casa, y aquí tienen que vivir en una tienda de campaña embarrada y fría. Así que no pueden aguantarlo”, dijo Konforti a Reuters.

“Nos dicen que quedarse en Calais es como morir todo el rato. Están listos para intentar cualquier cosa. Dicen: ‘Botes, venga. No nos importa. Nos arriesgamos, podríamos morir, pero al menos moriremos rápido’”.

El número de iraníes en Calais y sus alrededores comenzó a aumentar a fines de 2017 después de que Serbia eliminara los requisitos de visado para los ciudadanos iraníes, abriendo una ruta más fácil a la Unión Europea.

Serbia canceló la iniciativa 14 meses después de que 1,100 iraníes buscaron asilo en el país balcánico. Otros prosiguieron su camino.

Un residente de Teherán dijo a Reuters que muchos jóvenes y familias querían irse en busca de una vida mejor. Su primer intento en junio para llegar a Europa a través de Rusia fracasó después de casi un mes en la carretera.

“Los traficantes de personas nos pidieron más dinero. No teníamos nada, así que se quedaron con nuestros teléfonos móviles y nos dejaron en medio de la carretera. Nos costó mucho regresar a Irán”, narró.

Ahora está ahorrando dinero para su próximo viaje a Europa a través de Turquía.



Jamileth
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