Muy Oportuno

¿Es periodismo defender las manipulaciones?

2019-01-24

Un periodista escribe un artículo sobre un tema que suscita interés y genera debates...

Por: P. Fernando Pascual 

Un periodista escribe un artículo sobre un tema que suscita interés y genera debates encendidos. El texto se difunde rápidamente.

Un analista atento y buen conocedor del tema muestra que el artículo en cuestión contiene manipulaciones graves y falsedades tendenciosas. Para ello, ofrece pruebas contundentes. Queda puesto en evidencia que el periodista en cuestión había elaborado un pésimo artículo.

Ante la denuncia del analista, algunos levantan la bandera de la libertad de expresión: el periodista manipulador no debe ser callado, sino que tiene derecho a decir lo que piensa. Los que lo atacan son acusados, según una fórmula que reaparece de vez en cuando, de pretender ocultar un mensaje a costa de herir al mensajero.

¿Es correcto este tipo de defensas cuando un artículo es atacado justamente? ¿Tiene sentido levantar lanzas o escribir más artículos para apoyar a un periodista que claramente ha manipulado datos y engañado a los lectores?

Si analizamos este tipo de situaciones, se descubre un comportamiento extraño. Por un lado, un grupo de periodistas quiere defender una determinada posición, lo cual es más frecuente de lo imaginado y confuta el mito de la “objetividad” y “neutralidad” de la prensa. Por otro lado, esos mismos periodistas usan la bandera de la libertad de expresión para neutralizar los “ataques” dirigidos a quien piensa como ellos y ha cometido un “error” al escribir un artículo claramente manipulador.

En realidad, denunciar un pésimo artículo no es ir contra un punto de vista que puede ser legítimo ni atacar la libertad de expresión. Al criticar los errores de ese artículo simplemente se hace notar que no hay buen periodismo cuando se inventan datos, se tergiversan declaraciones, se usan fuentes no contrastadas, se elaboran “historias” carentes de bases documentales, se lanzan insinuaciones calumniosas, se traduce mal lo dicho por otros, y un largo etcétera de manipulaciones pseudoinformativas.

Hace falta reconocer que quien denuncia las manipulaciones realizadas por un periodista se convierte en un defensor de lo más genuino y propio de la auténtica libertad de expresión: la del respeto a la verdad y a la justicia. Sólo desde tal respeto es posible erradicar comportamientos de algunos (esperamos que pocos) periodistas que divulgan falsedades, para promover un periodismo sano, atento a los datos y preciso a la hora de recoger con la mayor precisión posible las opiniones que existen sobre asuntos importantes y sobre personas concretas.


 



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