Internacional - Política

Donald Trump ignora ya al gobierno chavista

2019-01-24

Acaso una de las definiciones de 'limbo' sea la situación de los...

PABLO PARDO | El Mundo

Acaso una de las definiciones de 'limbo' sea la situación de los diplomáticos de Estados Unidos en la Embajada de ese país en Caracas. Son entre 20 y 25 personas, ya que la representación diplomática ha ido adelgazando hasta quedarse en los huesos tras las sucesivas confrontaciones entre los Gobiernos de EU y de Venezuela, según estima Brett Bruen, director de la consultora Global Situation Room, y ex miembro del Consejo de Seguridad Nacional de EU durante la presidencia de Barack Obama.

Y su situación es un poco kafkiana: representan a un país que no reconoce al Gobierno de Venezuela, que les ha dado tres días para que se vayan, pero ellos no se van a ir porque el Gobierno al que ellos reconocen, que es el de la oposición, quiere que se queden.

Según explica Bruen a EL MUNDO, es un reflejo de la política del Gobierno de Donald Trump hacia Venezuela: "Hemos puesto el coche a 200 kilómetros por hora, pero no hemos conectado el GPS". O sea, Estados Unidos no tiene una estrategia clara en relación a Venezuela. Lo que, a su vez, parece una consecuencia del estilo de gestión de Donald Trump, basado en la improvisación más que en la visión a largo plazo.

Pero la actitud estadounidense es también reflejo de un cambio político en América -tanto del Norte como del Sur- en relación a Venezuela. El régimen está enormemente aislado. El bolivarianismo parece haber perdido la batalla de las ideas y, de paso, la de las subvenciones a los regímenes aliados a medida que suspendía pagos y su producción de petróleo se desplomaba hasta el punto de que, según datos recopilados por Russ Dallen, del fondo Caracas Capital, el número de pozos de petróleo en el país con más reservas de crudo del mundo es en 2019 igual que era en 1989.

Ese cambio político parece haber sido decisivo para minar el apoyo del chavismo. "Ha tenido un impacto tremendo", declara en una conversación telefónica Mark Feierstein, de la consultora Albridge Stonebridge y ex director para las Américas del Consejo de Seguridad de Barack Obama.

Según esa tesis, el régimen se ha visto afectado de lleno por los nuevos líderes de América Latina desde varios ángulos. "Por un lado, está sufriendo un considerable aislamiento diplomático, no solo de los Gobiernos vecinos, sino, también, de grupos regionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA) o el Grupo de Lima [que agrupa a 14 democracias de la región]. Por otro, esa pérdida de respaldo implica, también, menos apoyo económico. Y, finalmente, este aislamiento internacional anima y da fuerza a la oposición a Maduro".

Así lo explica Feierstein, que da un ejemplo de cómo las cosas han cambiado: "En abril de 2015, Obama impuso sanciones a siete altos dirigentes del régimen venezolano y lo designó como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. La decisión provocó protestas en la región". La misma región en la que una mayoría de países no acepta la legitimidad de ese mismo régimen. Como explica José Miguel Vivanco, director para las Américas de la ONG Human Rights Watch, "es muy probable que el lamentable ejemplo que está dando en esta crisis México hubiera sido el mismo de haber continuado en el poder presidentes como Rafael Correa [en Ecuador], Cristina Fernández de Kirchner [en Argentina], o Dilma Rousseff [en Brasil]". Otros lo tienen más claro. "Lo que ha hecho el Grupo de Lima hubiera sido impensable hace cuatro años", explica el analista del think tank liberal Cato Institute Juan Carlos Hidalgo.

Pero el cambio no es solo político. También ha tenido que ver la nueva situación en la región. El Gobierno de Juan Manuel Santos, en Colombia, nunca fue cercano al de Maduro. Pero su prioridad era alcanzar un acuerdo de paz con la 'narcoguerrilla' marxista de las FARC, que gozaba del respaldo de Venezuela y Cuba. La paz se firmó en 2016, Santos ganó el Nobel de la Paz, y su sucesor, Iván Duque, no tiene esa atadura.

El cambio también se produjo en EU. Bruen cree que con Obama "hubo demasiado énfasis en la apertura a Cuba, y Venezuela quedó en un segundo plano", mientras que Vivanco duda de que "el anterior presidente estadounidense hubiera adoptado las posiciones tan duras de Donald Trump, como, por ejemplo, referirse explícitamente a Maduro como 'ex presidente', o decidir que la embajada sigue en Caracas".

"Con Obama, probablemente, hubiera habido un intento para presionar al régimen de Caracas, pero eso, en la práctica, probablemente solo hubiera servido para que Maduro ganara tiempo", afirma el responsable de Human Rights Watch para las Américas, que acusa de eso al ex presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, "que ha tenido un gran éxito a la hora de confundir a las opiniones públicas de la región y de la UE, haciéndoles creer que en Venezuela hay instituciones independientes".

Así, el bando anti Maduro está liderado por un bloque con Estados Unidos al frente:

Estados Unidos

Fue el desencadenante de la crisis, al anunciar que no reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela. En su lugar, Washington ha declarado que considera al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó.

Canadá

El Gobierno de Ottawa también reconoció a Guaidó de manera inmediata. Su ministra de Asuntos Exteriores, Christia Freeland, afirmó que Canadá "está con el pueblo de Venezuela y su deseo de restaurar la democracia y los Derechos Humanos".

OEA y BID

La Organización de Estados Americanos (OEA), respaldó de inmediato a Guaidó, algo que no es sorprendente dado el enfrentamiento que mantiene su presidente, Luis Almagro, con el régimen chavista. Más llamativo fue el hecho de que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la principal agencia de desarrollo de América Latina, siguiera esos pasos unas horas más tarde.



regina