Internacional - Política

Bukele, el joven empresario que quiere cambiar El Salvador

2019-02-01

Su nombre comenzó a sonar en 2012, cuando fue elegido alcalde del pequeño municipio...

Por MARCOS ALEMÁN, AP

SAN SALVADOR (AP) — El camino que ha recorrido el favorito para convertirse en el próximo presidente de El Salvador no ha estado exento de polémica: aunque se inició en un bloque de izquierda marxista, ahora aspira al poder al frente de un partido de derecha.

Nayib Bukele debutó en la política abrazando la bandera roja de los exguerrilleros y se catapultó a lo más alto de la popularidad, pero sus constantes críticas a la cúpula del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) terminaron con su expulsión del partido.

Su nombre comenzó a sonar en 2012, cuando fue elegido alcalde del pequeño municipio Nuevo Cuscatlán. Tres años después ganó las elecciones en San Salvador y sus obras ayudaron a verlo como el candidato presidencial más viable del Frente.

Las aspiraciones políticas del candidato de 37 años parecieron tambalearse cuando sus frecuentes críticas al FMLN y al presidente Salvador Sánchez Cerén lo llevaron a la expulsión del bloque acusado de violar los principios del partido. “Básicamente ellos tenía miedo”, respondió Bukele a The Associated Press cuando se le preguntó el motivo real de la expulsión.

Algunos pensaron que ésa sería su muerte política, pero no desistió y en tiempo récord formó el movimiento Nuevas Ideas, aunque encontró trabas para inscribir a su partido y casi queda fuera de la jugada.

Se unió al partido Convergencia Democrática, pero el Tribunal Suprema Electoral lo canceló. Cuando todo parecía perdido y faltaban sólo dos horas para que terminara el plazo para inscribirse como aspirante a candidato, Bukele hizo una jugada maestra y logró un acuerdo con la conservadora Gran Alianza para la Unidad Nacional (GANA), bloque frente al cual aspira ganar los comicios del domingo.

Las críticas por cambiar de agrupación política de manera tan radical no se hicieron esperar, pero Bukele ha respondido a ello argumentando que no quiere que lo encasillen con una ideología. “Yo no soy marxista, por supuesto que no. Encasillarme de izquierda o de derecha, siento que eso ya no aplica, esa dialéctica de (Karl) Marx ya no aplica para los tiempos de hoy”, dijo, aunque agregó que “yo soy más radical (que la izquierda del FMLN) no en el tema ideológico: soy más radical en el sentido que yo creo que hay que hacer cambios de verdad para nuestro pueblo”.

Casado y en espera de su primer hijo, nacido de una madre católica y un padre musulmán, proclama que cree en Dios, pero no en la religión organizada.

Cursó estudios de derecho en una universidad de San Salvador, pero a los 18 años fundó su primera empresa, una agencia de publicidad, y allí comenzó su relación con el FMLN. Al incursionar en la política, su popularidad creció como la espuma: es un joven con buena posición económica que se viste con ropa casual aunque elegante y cuando se acerca a los jóvenes usa gorras como ellos.

Según todos los estudios de opinión electoral, el exalcalde capitalino ganaría las elecciones presidenciales y rompería con el bipartidismo que ha regido al país en los últimos 30 años.

Álvaro Artiga, profesor de ciencias políticas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), dijo a la AP que a pesar de que las casas encuestadoras le han dado preferencia constante a Bukele, hay que esperar para que “ese ambiente favorable se traduzca en un voto favorable”. Según Artiga, el candidato “tiene un rechazo al control”, por sus reclamos públicos a las instituciones como el Tribunal Supremo Electoral y la Fiscalía General, y “puede representar una forma de gobierno autoritario”.

Con la expulsión del FMLN, Bukele ha tenido que enfrentar varias demandas en los tribunales de justicia civil con casos que va desde ofender a una mujer hasta demandas en el Tribunal Electoral y en la Corte Suprema pidiendo que anulen su candidatura, pero hasta ahora no lo han logrado.

“Nayib cumplió cuando era alcalde, hizo obras y le dio vida al centro histórico (de San Salvador). Le tienen miedo. Él ha prometido meter presos a los corruptos y lo quieren parar”, dijo a la AP Catalino Ramírez cuando participó en la multitudinaria concentración de cierre de campaña de Bukele hace unos días.

“Están jugando con el miedo, dicen que no cree en Dios, que si gana va a cerrar las iglesias”, agregó en una opinión contrastante Martina Sánchez, una mujer de 40 años que trabaja en el comercio informal del centro histórico de San Salvador.

Por su personalidad, por no participar en debates y por su poca comparecencia ante la prensa ha recibido agrias críticas de sus adversarios, quienes han puesto en duda su capacidad para gobernar. Sin embargo, pareciera que muchos han conectado con su mensaje, que prioriza el combate a la corrupción.

El slogan de campaña de Bukele es “el dinero alcanza cuando nadie roba”, y gran parte de los salvadoreños apoyan su propuesta de crear una comisión internacional contra la impunidad.

“El pueblo salvadoreño está cansado de tanta corrupción, cansado de los 20 años de Arena y los 10 años del Frente y ahora están creyendo en el mensaje de un candidato que ha hecho obras, que ha cumplido sus promesas”, manifestó a la AP Miguel Montenegro, de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES).

El hombre que aspira a gobernar el país asegura que no se deja manipular por nadie y que ya lo demostró cuando estuvo en el Frente.

Cuando estaba en el FMLN criticó abiertamente al gobierno por cargar a los más pobres con más impuestos, por ejemplo. “Siempre estuvimos criticando lo que estaba mal, criticando la corrupción y al FMLN no le gustó eso, y la gota que rebalsó el vaso fueron mis declaraciones en una reunión con salvadoreños en Washington cuando dije que El Salvador no tenía presidente, y eso lo sostengo, hemos tenido un presidente ausente”.

El domingo Bukele buscará ganar las presidencia frente al empresario Carlos Callejas, que representa la coalición de cuatro partidos conservadores que encabeza la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena); el ex canciller, Hugo Martínez, del oficialista Frente Farabundo Martí (FMLN); y el empresario Josué Alvarado del partido VAMOS.

Si ninguno de los candidatos logra una mayoría, se realizará un balotaje el 10 de marzo entre los dos mejor votados.



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