Del Dicho al Hecho

Los hechos contradicen los dichos

2019-02-14

No es por decreto o buenos deseos como se combate la corrupción, menos en una sociedad que...

Por Carlos Alberto Pérez Cuevas | Revista Siempre

"Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá": Horacio

Pensar que la corrupción acabará de la noche a la mañana por un conjuro mágico. Sostener que por no “tener problemas de conciencia”, o de expresar “yo no soy corrupto”, todo un gobierno, una sociedad y millones de acciones corruptas cambiarán y todo será pulcritud, es falso, no será así.

No es por decreto o buenos deseos como se combate la corrupción, menos en una sociedad que durante décadas ha permitido de una u otra manera que la clase política y su gobierno se enriquezcan, se roben lo que no es de ellos, que lucren con las necesidades mas apremiantes de los mas vulnerables.

Si no implementamos buenas prácticas, experiencias ya probadas contra la corrupción, es muy difícil tener resultados favorables. Sesenta días de este gobierno, y solo vemos acciones y decisiones que contradicen el discurso de campaña que tomó como bandera principal la lucha contra la corrupción.

Todos los días se habla de corrupción, en las conferencias mañaneras, en las actividades publicas gubernamentales. Los hechos contradicen los dichos. Por más impoluto que pueda ser un gobernante nunca podrá estar por encima de la sociedad o de los sistemas anticorrupción, no basta su solo deseo para que todo sea diferente, es necesario someterse al imperio de la ley.
   
En un Estado de derecho se deben de cumplir las normas, las reglas, los principios básicos de toda autentica democracia: transparencia rendición de cuentas, acceso a la información pública, manejo eficiente y eficaz del gasto público.

Por un mandato —deseo— presidencial, sin licitación de por medio, sin informar detalles técnicos, económicos, financieros y administrativos, sin cumplir las normas nacionales e internacionales de adquisiciones y compras publicas, este gobierno compró en Estados Unidos 571 pipas para transporte de combustible.

¿Cuánto en realidad gastaron? ¿De que partidas concretas salieron los recursos? ¿Cuál fue el costo real de esas pipas y por qué fue mejor comprarlas en el extranjero? ¿Qué servidores públicos realizaron la compra directa? ¿Se ha revisado si hubo un incremento en el patrimonio de los que participaron directamente en la compra? Estas son algunas interrogantes que no han tenido respuesta. He mencionado un solo ejemplo, el de la pipas, pero hay muchos más.

Como decía Gandhi: “Mucha gente, especialmente la ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú. Nunca te disculpes por ser correcto, o por estar años por delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría de uno solo, la verdad sigue siendo la verdad”.

A pesar de que las encuestan reflejan un gran apoyo a este gobierno y de que hay millones de personas avalando sus decisiones, los malos resultados están a la vista. No debemos callar, exijamos que gobiernen bien.



Jamileth