Nacional - Economía

Reprueban plan de rescate a Pemex 

2019-02-18

La deuda financiera de la compañía asciende a unos 104,000 millones de...

 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 18 FEB - Los principales acreedores de México, así como las firmas calificadoras, reaccionaron con desconfianza y escepticismo al plan de rescate de la petrolera gubernamental PEMEX anunciado el viernes por el presidente Andrés López Obrador.
    
La estrategia para salvar de la bancarrota inminente en la que según algunos analistas se encuentra la emblemática compañía, prevé apoyos sin precedentes para refinanciar en 2019 sus vencimientos por 6,600 millones de dólares y una inyección de 1.750 millones para pasivos laborales.
    
La deuda financiera de la compañía asciende a unos 104,000 millones de dólares, pero el gobierno mexicano busca que al menos hasta 2025 los vencimientos de deuda de la empresa no superen los 9,000 millones de dólares.
    
La firma JP Morgan señaló que el gobierno parece "no entender la seriedad del asunto" ni estar "dispuesto y ser capaz de responder adecuadamente" a la emergencia en la que se halla sumida la corporación oficial, alguna vez considerada un timbre de orgullo de los mexicanos.
    
"Estamos extremadamente decepcionados con las medidas, después de dos semanas de alusiones a un extraordinario apoyo adicional para la compañía", indicó.
    
En una nota dirigida a inversionistas, el grupo estadounidense Citi advirtió que "el mayor problema que vemos es que ni la administración ni el plan de negocios de Pemex han cambiado" y que "el gobierno no tiene el diagnóstico correcto del problema en la empresa".
    
Según la entidad financiera estadounidense "el mayor problema para Pemex es de solvencia, dado que bajo el plan de negocios del gobierno de López Obrador, la trayectoria a futuro de la empresa no es convincente".
    
La calificadora Fitch Ratings dijo que las medidas de apoyo para reducir la carga fiscal de Pemex "habían sido incorporadas en el reciente ajuste de calificación y son insuficientes para prevenir el deterioro de la calidad crediticia de la firma".
    
Los recursos son menores a los 17,000 millones de dólares de requerimientos de efectivo anuales adicionales que la calificadora calcula necesarios para que Pemex logre detener la caída en la producción y en el nivel de reservas, señaló.
    
La compañía insignia del Estado, que el año pasado cumplió 80 años en medio de la peor crisis de su historia, sufrió el pasado día 29 un duro revés cuando la firma Fitch redujo la calificación de la empresa a largo plazo tanto en moneda local como extranjera, dejándola al borde de perder el grado de inversión.
    
Para los propios analistas locales la apuesta de López Obrador es también poco apropiada y no será suficiente para revivir al moribundo ente que enfrenta escándalos de corrupción y una pesada deuda que amenaza con precipitar su caída al abismo.
    
Expertos de BBVA y de Citi coincidieron en que las medidas no resuelven el problema del excesivo endeudamiento de la empresa ni el declive de su producción por cuanto "no hay dinero nuevo".
    
Sin embargo, el gobierno insistió en que "apoyará de manera absoluta a Pemex", como dijo el viernes pasado el ministro de Finanzas, Carlos Urzúa, en medio de pronósticos de que la baja de la deuda a un nivel casi de "basura" de Pemex por parte de las calificadoras podría contagiar al resto de la deuda del gobierno.
    
"Llegado el caso, el gobierno federal, a través de la autoridad financiera, hará lo que sea para mantener las finanzas de Pemex sanas", prometió Urzúa, quien dijo que está vigente "la decisión de fortalecer a Pemex como empresa estratégica de la nación". En enero pasado, la petrolera fue la única compañía global en su tipo que registró pérdidas, según reportes oficiales.
    
El gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto, que dejó el cargo el pasado 1 de diciembre, impulsó en el Congreso una reforma energética que por primera vez permitió a empresas extranjeras invertir en todos los renglones del sector, lo cual paradójicamente contribuye a debilitar a la compañía. 
 



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