Internacional - Política

Un fraude electoral masivo obliga a repetir unas elecciones al Congreso en EU

2019-02-22

Esos enviados debían convencer a la gente que presuntamente iba a votar por el...

Por PABLO PARDO, El Mundo

Podría haber sido una película de Luis García Berlanga, solo que ambientada en un distrito electoral del profundo sur de Estados Unidos que, para seguir con el esperpento, tiene como principal sector de actividad económica el ganado porcino.

El guión: un fraude tan brutal que las autoridades del estado de Carolina del Norte no han tenido más remedio que ordenar la repetición en ese distrito de las elecciones al Congreso del pasado 6 de noviembre, en las que el Partido Demócrata logró el mejor resultado de una formación política en EU desde 1974. Para sazonar la intriga, el 'malo' de la película es un pastor baptista metido a político. Y el 'bueno', que deshace el entuerto, su propio hijo.

Eso es lo que ha pasado en el Distrito 9 de la Cámara de Representantes de Carolina del Norte. El candidato republicano, Mark Harris, contrató a un experto en cometer fraudes electorales, McCree Dowless para ganar las elecciones de noviembre. A su vez, Dowless envió al menos a 12 personas al condado rural de Bladen, una zona rural en la que una de cada cinco familia vive por debajo del umbral de la pobreza.

Esos enviados debían convencer a la gente que presuntamente iba a votar por el demócrata Dan McCready de que les dieran sus papeletas y, a continuación, destruirlas, lo que es ilegal. El mecanismo para identificar a los demócratas era sencillo: uno de cada tres habitantes de Bladen es negro y, si vota, lo hará por ese partido.

Harris sabía lo que hacía. En 2015, él perdió las primarias republicanas a manos de un rival, Robert Pittenger, que había empleado los servicios de Dowless. Ahora era su turno. Porque las elecciones iban a ser muy reñidas. Aunque en 2016, Donald Trump sacó en esa región con 12 puntos a Hillary Clinton, Harris y McCready estaban empatados en las encuestas.

Así es como llegaron las elecciones. El recuento dio a Harris la victoria por 905 papeletas de un total de 283,000 votos escrutados. Era suficiente para ganar. Pero entonces llegó el Washington Post a hacer una investigación y el fraude quedó expuesto. Harris no lo admitió. El Partido Republicano declaro que McCready - "un extremista de izquierdas que quiere engañar a los votantes", según Donald Trump- estaba tratando de robar las elecciones. Hasta que finalmente, en una escena de película, el hijo de Harris, John, declaró ayer ante la Comisión Electoral de Carolina del Norte que él le había pedido a su padre por correo electrónico que no contratara a Dowless.

Ahora hay que repetir los comicios. Y Harris se enfrenta a un posible caso de perjurio, aunque está aduciendo problemas de salud para justificar haber mentido bajo juramento ante la Comisión Electoral. Los demócratas, entre tanto, están eufóricos. No solo porque pueden ganar otro escaño en la Cámara de Representantes sino, también, porque pese a todas las acusaciones de fraude lanzadas por Donald Trump es su partido el que ha sido cazado con un escándalo de tal magnitud que unas elecciones al Congreso han sido declaradas nulas, algo que no sucedía desde hacía décadas.



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