Cabalístico

La verdad de los Fanaticos e intolerantes

2017-04-28

Podremos seguir min­tiéndonos, po­demos seguir torciendo con­ceptos, pero también...

Por: Dario Mendoza A.

"La verdad nos hara libre"

¡Qué giro han dado los conceptos! Como decía Chesterton, las virtudes se vuelven locas y se enfrentan contra su propia madre!

Si un ciudadano hace uso de su libertad y acude a misa, corre el riesgo de ser llamado fanático, sobre todo si es un político. En cambio si un político es detenido por escandalizar y andar tomando, inmediatamen­te es promovido para realizar una película. Pero si además está a favor del aborto, entonces ya es una estre­lla de la libertad y es llamado persona vanguardista y de "avanzada".

Los que proclaman la tolerancia se vuelven intolerantes. Si a un joven se le ocurre acudir a saludar los restos de Santa Teresa, corre el riesgo de que lo llamen fanático. Pero si sale a escandalizar para protestar por una causa social entonces es un gran luchador social.

Los que hablan de tolerancia se vuelven intolerantes contra los que no comparten esa visión de la vida. Así conceptos como libertad, y tolerancia corren por el mundo... dos virtudes que se han vuelto locas y ahora atacan a la misma libertad en nombre de la libertad y a la tole­rancia con actitud intolerante.

Ante estos elementos que se nos presenten, tenemos mucho que reflexionar. El maestro eterno Jesús fue intolerante con el pecado, pero tolerante con el pecador, y qué mejor estampa que aquella de "aquél que esté libre de pecado que arroje la primera piedra"... una absoluta misericordia, una absoluta tolerancia a la persona. Pero agrega "No peques más". El maestro eterno no cede ante el mal.

Y cuando dice "la verdad os hará libres", nos invita a que nos digamos la verdad a nosotros mismos. La verdad sobre nuestra conducta, la verdad sobre nuestros deseos, la verdad sobre nuestras intenciones.

Porque hoy mi conducta puede ser presentada, por torcida que parezca, como una gran virtud, pero no será verdad nunca, por más que nos engañemos.

Ahora parece que es mejor visto gritar como un cantante de moda que aclamar a la Virgen de Guadalupe.

Y no digo, que se contraponga, digo que se descalifica hoy a la persona que con libertad opta por lo que es verdadero y bueno y hace un intento sincero por alcanzarlo. Hoy lo más fácil es descalificar y actuar como plazca.

Eso es realmente lo más sencillo, lo más placentero, pero no será nunca verdad. Quizá la intolerancia real es aquella que busca callar la propia conciencia, que le reclama una recta actitud. Quizá lo que nos lastima como sociedad y como individuos es que hemos huido a la verdad y hemos invertido los conceptos para utilizarlos a favor de nuestro egoísmo: libertad, toleran­cia, respeto, censura, y muchas más se han convertido en conceptos vacíos.

Por esa vía tendremos hombres vacíos, sociedades hambrientas, pueblos sedientos. ¿no es parte de lo que ya observamos?

Podremos seguir min­tiéndonos, po­demos seguir torciendo con­ceptos, pero también sufrire­mos sus consecuencias. Por­que por más que nos enga­ñemos, por más que ocultemos y disfracemos nuestras inten­ciones, la ver­dad es una.

Debemos atrevemos a decirnos la verdad sobre nosotros mismos, sobre el amor a nuestra familia, sobre nuestra libertad, sobre nuestra capacidad de entender al prójimo... si estamos dispuestos a decirnos la verdad y a escuchar, entonces encontraremos a Aquél, que una tarde en Samaria vio a una mujer junto al pozo, y gritaremos como esa mujer: "he encontrado al Mesías"... ¡había encontrado la verdad eterna!



JMRS