Entre la Espada y la Pared

Un terror sin cabeza visible

2017-08-22

El más buscado y también el más escurridizo. Abu Bakr al Bagdadi, el caudillo...

 

FRANCISCO CARRIÓN / El Mundo 


El Estado Islámico sobrevive sin noticias de su líder, Abu Back al Bagdadi, cuyo paradero es un misterio

A pesar de su ausencia, mantiene las estructuras que le permiten ordenar cada vez más ataques en países occidentales

El más buscado y también el más escurridizo. Abu Bakr al Bagdadi, el caudillo de la organización cuyo terror irrumpió la semana pasada en Las Ramblas de Barcelona, se ha ganado el apodo de "fantasma" entre su vasta legión de adláteres. Su primera y última aparición pública está fechada el 4 de julio de 2014, durante un sermón en la hoy destruida Gran Mezquita Al Nuri de Mosul. Desde entonces han sido contados sus mensajes sonoros. El más reciente fue divulgado a principios del pasado noviembre, en plena ofensiva sobre la segunda ciudad de Irak. "No os retiréis. Esta guerra total y esta gran 'yihad' que estamos librando solo sirve para aumentar nuestra firme convicción en que, si Dios quiere, todo esto es el preludio de una gran victoria", esbozó el caudillo.

Su última prédica ha estado jalonada de esporádicas informaciones anunciando su óbito. En junio, Rusia voceó su probable muerte en un ataque aéreo lanzado el 28 de mayo al sur de la ciudad siria de Raqqa, la otrora capital del califato. Ni las autoridades estadounidenses ni las iraquíes han confirmado su sepelio, ampliando el misterio que rodea el paradero del hombre que se autoproclamó "emir al Muminín" (caudillo de los creyentes) e instó a los musulmanes de todo el mundo a seguir sus pasos y jurarle lealtad. "A este criminal llamado Ibrahim le hemos bombardeado en más de una ocasión. La última con nuestros propios aviones pero no hemos podido confirmar su muerte", maldice el general Najim al Yaburi, máximo responsable del ejército iraquí en la provincia de Nínive, en declaraciones a EL MUNDO usando su verdadero nombre, Ibrahim Awad Ibrahim al Badri. "No nos hemos rendido. Seguimos tratando de localizarse y liquidarle", agrega.

Hasta la fecha, la caza del líder del grupo terrorista más letal ha resultado infructuosa. El Departamento de Estado estadounidense ha ido aumentando la cuantía de la recompensa destinada a quien pueda proporcionar información precisa acerca de su ubicación, desde los 10 millones de dólares - fijados en 2011, meses después de haber heredado Al Qaeda en Irak - hasta los 25 millones actuales, en vigor desde diciembre. Las pesquisas más recientes que manejan los servicios secretos sugieren que Al Bagdadi se halla totalmente desconectado de los pormenores de la batalla diaria de un grupo acorralado en los confines de Siria e Irak y apenas mantiene el contacto con un puñado de leales. Sin capacidad de mando, asesores de seguridad del Gobierno iraquí como Hashem al Hashimi le sitúan en la frontera entre Siria e Irak, en una zona que el Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) bautizó como "Wilayat al Furat" (Provincia del Éufrates, en árabe). Una región de complicada orografía comprendida entre la localidad iraquí de Al Qaim y la siria de Abu Kamal que las huestes del califato controlan y que usaron en 2014 como base para expandirse por Irak.

"Su muerte tendrá graves repercusiones para la organización. El Daesh [acrónimo en árabe del IS] correrá el riesgo de quebrarse en tres. Parte de sus miembros regresarán a Al Qaeda; otros se repartirán los restos del califato en Siria e Irak y un tercer grupo abandonará el juramento de lealtad que una vez prestaron para unirse a otros movimientos", aventura a este diario Al Hashimi. Para trata de evitar tal cisma, el IS lleva desde 2014 preparando una suerte de "estrategia de control de daños" encaminada a lidiar con la despedida del líder y la drástica pérdida de territorios. "La muerte de los líderes es una señal de fuerza", deslizó en noviembre Al Bagdadi. La ruta está trazada. "Los yihadistas y partidarios del IS a los que he preguntado están convencidos de que el consejo de la shura [el órgano del IS donde se dirimen los asuntos militares y religiosos] designará con celeridad a un nuevo califa", indica el analista Amarnath Amarasingam. "Otra cuestión es si serán capaces de encontrar a alguien que cumplan los requisitos teológicos de un califa. Lo que resulta seguro es que hallarán un reemplazo y seguirán adelante".

Un proceso de descentralización y planificación que explica que nueve meses de ausencia pública del líder no hayan hundido al IS en la más absoluta inoperancia. "Su silencio es intrascendente para las capacidades del IS de amenazar a la población civil en Occidente. Su fallecimiento tampoco resultará decisivo", advierte el estadounidense Michael S. Smith, un experto en la organización yihadista que escribe un ensayo centrado en las operaciones internacionales del grupo. "Sus militantes ya contaban con que tanto él como sus colaboradores serían objetivos prioritarios de las naciones occidentales. Durante los últimos años han desarrollado una unidad interna del IS, llamada Emni, dedicada a gestionar los esfuerzos para efectuar ataques en Occidente". La división fue supervisada inicialmente por Abu Mohamed al Adnani, el mediático portavoz asesinado el pasado agosto.

Las cifras confirman que la debacle del IS en el perímetro de su menguante califato y la figura cada vez más difusa de su cabecilla no han detenido el terror de embestidas dirigidas o inspiradas por la organización. En 2016 el IS firmó globalmente 1,400 ataques que segaron más de 7,000 vidas, según un estudio de la Universidad de Maryland. "Los ataques de individuos no relacionados directamente con el IS pero que aseguran actuar en su nombre representan un porcentaje muy pequeño de la actividad terrorista del grupo. Sin embargo, la frecuencia, la mortalidad y la propagación geográfica de este tipo de ataques se incrementó de manera dramática el pasado año", subraya a este diario Erin Miller, autora del informe. "Las últimas acciones en suelo español - precisa Smith - encajan en el patrón. Desde 2014 el IS ha desperdigado a su gente por Europa o exhortado a su base de apoyo a ejecutar ataques simples usando vehículos y armas blancas". "El plan pone de relieve que los ataques en Occidente son una prioridad para los líderes del IS, que definen la agenda del grupo pero delegan la responsabilidad de administrarla a los subordinados diseminados sobre el terreno".



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