Entre la Espada y la Pared

Theresa May, ante el día D del Brexit

2019-01-14

El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, recalcó también su...

Por CARLOS FRESNEDA, El Mundo

La primera ministra británica, Theresa May, lanzó este lunes una expeditiva advertencia en el Parlamento ante el crucial voto del Brexit previsto para última hora de la tarde de este martes: «Cuando se escriban los libros de Historia, los británicos examinarán la decisión de esta Cámara y se preguntarán: ¿Cumplimos con el voto del país y salimos de la UE? ¿Protegimos nuestra economía, nuestra seguridad y nuestra unión? ¿O defraudamos al pueblo británico?».

El llamamiento y la referencia al juicio de la Historia fue dirigido especialmente a los diputados de su propio partido, que amenazan con hacer saltar por los aires el acuerdo. Hasta un centenar de 'tories', tanto del ala euroescéptica como de la facción pro permanencia, podrían votar contra su propia líder en la hora H y dejar el Brexit en el alero.

May pidió a los diputados que echen «un segundo vistazo» al acuerdo y advirtió de que parar el Brexit sería «una subversión de la democracia». La 'premier' fustigó también la opción del 'no deal', auspiciada entre otros por el ex secretario de Exteriores Boris Johnson, alegando que tendría un severo impacto económico y pondría en peligro la integridad territorial del país, impulsando la independencia de Escocia y un referéndum para la reunificación de Irlanda.

La UE acudió a última hora en auxilio de la 'premier', informa desde Bruselas Pablo R. Suanzes. Los presidentes de la Comisión Europea (Jean-Claude Juncker) y del Consejo (Donald Tusk) ofrecieron respaldo, garantías políticas y promesas de buena voluntad, pero sin novedades de contenido, con las esperanza de que May fuera capaz de convencer a suficientes diputados escépticos y lograr una mayoría en el Parlamento.La 'premier' jugó abiertamente su última baza: la carta firmada por Juncker y Tusk, admitiendo que la polémica salvaguarda sólo se aplicaría «temporalmente» hasta que sea reemplazada por el acuerdo sobre la futura relación comercial entre Londres y Bruselas (o por una alternativa «tecnológica» que evite la vuelta a la frontera dura y los puestos aduaneros entre las dos Irlandas).

«Si esta Cámara aprueba el acuerdo el martes, se iniciarán acto seguido las negociaciones para el acuerdo comercial con la UE, con prioridad absoluta para la cuestión de Irlanda», recalcó May en el momento de su última intervención en Westminster antes de la votación. «La salvaguarda es el último resorte por si no diera tiempo a cerrar el acuerdo al final del período de transición de dos años, que podría extenderse si fuera necesario».

«Sé que el acuerdo no va tan lejos como algunos quieren», reconoció May. «Pero la verdad simple es ésta: rechazar la salvaguarda significa un 'no acuerdo'. Sea cual sea la versión de nuestra futura relación, del modelo Noruega al modelo Canadá, a cualquier otro tipo de variaciones, cualquier acuerdo de salida de la UE incluiría una salvaguarda. Eso no va a cambiar, independientemente de lo que esta Cámara vote».

A última hora del lunes, la 'premier' compareció a puerta cerrada en el Comité Parlamentario 1922, en su desesperado intento de persuadir al ala dura de su partido. May mantuvo también contactos con los diez diputados del Partido Democrático Unionista, que no parecieron convencidos por las «garantías» de la UE y reiteraron su intención votar en contra.

El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, recalcó también su oposición frontal y reclamó la convocatoria de elecciones anticipadas si May pierde la votación en Westminster. Corbyn amenazó incluso con presentar una moción de censura al Gobierno May justo después de la votación, con el apoyo de los nacionalistas escoceses, el Partido Liberal Demócrata y el Partido Verde.

En la antesala de la votación, May decidió jugar precisamente en territorio laborista y se trasladó hasta Stoke, la ciudad industrial considerada como bastión del Brexit para llevar su mensaje a los británicos. La 'premier' admitió sin ambages que el Parlamento puede dar la vuelta al referéndum y parar la salida de la Unión Europea.«Pido a los diputados que consideren las consecuencias de sus acciones sobre la fe de los británicos en nuestra democracia», dijo May a su paso por Stoke, donde reconoció que el parón del Brexit tiene más posibilidades que el temido 'no deal' si su acuerdo es finalmente rechazado este martes.

«¿Qué pasaría si nos encontráramos en una situación a la inversa, con el Parlamento intentando sacar al país de la UE en oposición a un voto popular a favor de la permanencia?», dijo May ante una audiencia mayoritariamente pro Brexit. «Imaginemos también que el Parlamento intentara forzar a la gente a votar de nuevo en esa situación. Todos tenemos el deber de implementar el Brexit».

El secretario de Comercio Internacional, Liam Fox, fue sin embargo el primer miembro de su Gabinete en reconocer que es «improbable aunque no imposible» que la 'premier' logre los votos necesarios en la votación del martes. Fox aseguró que el problema está en que el Parlamento «está dominado por los partidarios de la permanencia» y aseguró que la votación puede «sacudir los cimientos de la democracia».

La 'premier' este lunes ayer otra baja en su Gabinete con la dimisión de Gareth Johnson, alto funcionario del Ministerio del Brexit, alegando que votará en contra del acuerdo de May «porque no nos permite recuperar el control y nos deja constreñidos por la Unión Europea». «He tenido que elegir entre la lealtad al Gobierno y la lealtad al país», dijo en el momento de presentar su renuncia.



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