Detrás del Muro

El trabajo como 'arma' de represión en Cuba 

2017-11-16

En 2016, en pleno deshielo, se alcanzó el récord de detenciones de opositores. El...

NURIA LÓPEZ | El Mundo

Pocas cosas han cambiado en la isla desde que se 'firmara' el deshielo entre Estados Unidos y Cuba. La represión es uno de los aspectos que continúa haciendo mella entre la población, además de ser una de las principales razones para marcharse. A lo que hay que añadir que la elección de Donald Trump hace un año como presidente de Estados Unidos ha minado aún más las esperanzas de cambio.

En 2016, en pleno deshielo, se alcanzó el récord de detenciones de opositores. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) documentó 9.351 detenciones. Mil arrestos más que en 2015. Y la tendencia parece continuar: entre enero y octubre de este año se han producido 4.359 detenciones, según las cifras del mismo organismo.

La represión en la isla suele manifestarse contra las expresiones críticas con el Gobierno de Raúl Castro, especialmente cuando se intenta hacer oposición política, pero también se utiliza el trabajo como 'arma' contra aquellos comentarios 'inapropiados' para el régimen cubano. Así lo revela el informe publicado hoy por Amnistía Internacional: 'Es una prisión mental'. Un documento que denuncia, con testimonios de más de 60 migrantes cubanos afincados en México -ya que la organización no tiene permiso para realizar una visita oficial a la isla-, que los trabajadores sufren acoso o incluso son despedidos si cuestionan la vida en el país.

"Muchas personas en Cuba se sienten asfixiadas por unos mecanismos de control estatal sobre su vida cotidiana. Parte de ese control es: si quieres mantener un empleo, tienes que estar de acuerdo con todo lo que diga el Gobierno", manifiesta Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, a través de un comunicado.

"Para uno mantener un empleo en Cuba, tienes que estar callado y aguantar lo que ellos [el Gobierno] dicen. Si no, te botan [despiden] inmediatamente y ya no trabajas más en Cuba", explica un pescador de 46 años de edad, entrevistado por Amnistía en Tapachula (México).

En Cuba no sólo existe un partido único, también el Estado es el principal empleador. "Aproximadamente el 72% de la mano de obra está empleada en el sector público o 'sector estatal', como lo denominan a menudo en Cuba", recuerda el dossier 'Es una prisión mental'. De tal manera que el Gobierno controla casi por completo el trabajo, a pesar de que Raúl Castro intentó dar un impulso económico al país con la creación de un mayor sector privado y cuentapropista [lo que conocemos como autónomos]. Un 'sector privado' que se limita a trabajadores semicualificados o no cualificados.

Las personas entrevistadas por Amnistía Internacional revelaron que, a pesar de no haberse declarado contrarias al sistema político cubano, la mitad fueron detenidas o encarceladas en alguna ocasión. Por ejemplo, una ex empleada de un comercio había pasado ocho meses en prisión por "adquirir ilegalmente carne de res".

Opositores y periodistas

Más evidente es la represión hacia activistas opositores y periodistas -de medios independientes-. El OCDH condena continuamente palizas y detenciones del Gobierno contra ambos sectores. Ejemplo de ello es que durante el mes de septiembre hubo 193 detenciones arbitrarias. Varios de ellos fueron detenidos por cubrir la situación de la población tras el paso del huracán Irma. Cuba fue uno de los países más afectados por el paso de este fenómeno natural. En la isla se registraron 10 muertos y las viviendas y la agricultura se vieron afectadas.

Un activista político declaró a Amnistía Internacional que había sido detenido 36 veces en poco más de 10 años y que fue degradado en su puesto de trabajo hasta que le despidieron. "Este hombre contó a Amnistía Internacional que el director de la empresa estatal para la que trabajaba había recibido órdenes de la seguridad del Estado de despedirlo", apunta el informe.

El problema más grave llega con el despido, ya que encontrar un puesto de trabajo en el sector público es casi imposible porque esos trabajadores quedan señalados y cuando postulan por algún puesto son rechazados bajo la razón: "No eres confiable".

Los ejemplos afloran en el texto 'Es una prisión mental'. José, ingeniero de 33 años, de una familia progubernamental, fue despedido por llevar una pulsera que decía "cambio". "Todos son militantes del Partido [...] menos yo", cuenta desde su exilio en México, ya que no le quedó otro remedio que escapar.

Una experiencia similar fue la de José Luis, un campeón olímpico, que durante una entrevista en la televisión estatal declaró que el Gobierno no financia el deporte. Esto le cerró todas las puertas hasta que se vio obligado a abandonar su país.

La huida de Cuba tampoco es fácil. Desde que Barack Obama puso fin a la política 'pies secos, pies mojados', que permitía a los ciudadanos de Cuba que llegaran por tierra a EU permanecer en el país, las oportunidades fuera de la isla cada vez son menores. A lo que hay que añadir que salir de Cuba por mar sigue siendo delito, recuerda Amnistía Internacional. "Irte de Cuba es un delito para ellos", dice un marinero de 46 años, desde Tapachula (México) mayo de 2017.

Denunciar el despido tampoco es una opción, ya que no existen instancias ni sindicatos independientes. "¿Para qué vas a contratar un abogado si el abogado es del mismo Gobierno?", dijo un hombre de 31 años.

A pesar de todo, Cuba ha ratificado todos los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo. Sin embargo, su Código Penal establece sanciones para todo aquello que constituya una amenaza para "el orden social, económico y político del Estado socialista".



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