Poker de Ases

Gasolinas: va el golpe, gasolinazo

2016-07-01

Pero ¡sorpresa!: la Secretaría de Hacienda informó que en julio el precio por...

Carlos Fernández-Vega

Aún se escuchan los cánticos de aquel septiembre de 2014, cuando el afamadoministro del (d) año Luis Videgaray públicamente enterraba, gracias a la reforma energética, la política de losgasolinazos y anunciaba que a partir de 2015 ya no habrá incrementos mensuales al precio de la gasolina.

Y en octubre de 2015 la misma eminencia (quien a principios de ese año aplicó un gasolinazo más, para todo el año, según dijo) detalló que en 2016 el precio de las gasolinas se liberará, por lo que el valor máximo y mínimo estará sujeto a la inflación y a la fluctuación de la banda establecida, así como al precio de referencia con el que se vende la gasolina en la costa del Golfo de Estados Unidos.

La cereza la puso el inquilino de Los Pinos, quien en febrero pasado decidió adelantar la apertura del mercado nacional de combustibles (originalmente prevista para 2017), con el fin de ofrecer mejores preciosa los consumidores mexicanos.

Se acabaron, pues, pero ¡sorpresa!: ayer la Secretaría de Hacienda informó que en julio (léase a partir de mañana) el precio por litro de gasolina Magna aumentará a 13.40 y el de la Premium a 14.37 pesos, es decir, un incremento de 24 y 34 centavos, respectivamente, o si se prefiere 1.82 y 2.42 por ciento, en cada caso.

Lo anterior, sin olvidar que a principios del presente mes el litro de Premium se vendió ocho centavos por arriba con respecto a mayo pasado, y que a lo largo de 2016 el precio de ese combustible se ha incrementado 2.8 por ciento y el de la gasolina Magna poco menos de 2 por ciento. El único que no registra cambios es el del diésel, que se vende a 13.77 por ciento desde el pasado primero de enero.

Cuando arrancó (es un decir) el gobierno peñanietista –primero de diciembre de 2012– el litro de gasolina Magna se vendía a 10.81 pesos y el de Premium a 11.37. A estas alturas, 46 meses después, los precios son de 13.40 y 14.37 pesos, respectivamente, es decir, un incremento de 24 y 26.4 por ciento, en cada caso. En el mismo periodo el precio petrolero se desplomó alrededor de 60 por ciento y la inflación acumulada fue de 10.75 por ciento.

Decía el ministro que en 2016 los precios de los combustibles estarían sujetos a la inflación, pero de acuerdo con el Inegi en los primeros cinco meses del presente año dicho indicador se incrementó (aunque usted no lo crea) 0.2 por ciento (pregúntele a su bolsillo si coindice con la versión oficial). Y en este sentido oficialmente y durante varios meses Videgaray, junto con el inquilino de Los Pinos y el gobernador del Banco de México, celebró la inflación más baja de la historia (EPN dixit), pero mal que bien los precios de los combustibles se mantienen al alza, especialmente con el riflazo de julio.

El primero de enero del presente año el litro de gasolina Magna se vendió a 13.16, 41 centavos menos que al cierre de 2015; el de Premium a 13.98 pesos, 40 centavos menos; y el de diésel a 13.77 pesos, 43 centavos menos. Esa fue la buena noticia y, por lo visto, la única.

En febrero el precio de la Premiumbajó 3 centavos, y los de Magna y diésel no se movieron. En marzo no hubo cambios, en abril subió 2 centavos la Premium, sin otras modificaciones, y en mayo la Premium se vendió dos centavos por debajo del mes previo.

En junio comenzó el tiroteo: el litro de Premium se vendió ocho centavos por arriba de mayo, y en julio llegó el destape con aumentos de 24 y 34 centavos en Magna y Premium, respectivamente. Lo mejor del caso es que el ministro ofreció proteger al consumidor de fluctuaciones abruptas que pudieran existir en el precio de la gasolina.

Pero además de la inflación el secretario de Hacienda dijo que estaría atento al precio de referencia con el que se vende la gasolina en la costa estadunidense. Pues bien, a estas alturas tal precio se mantiene cerca de 10 por ciento inferior con respecto del que se aplica en México.

Cierto es que en enero pasado el diferencial de precios entre Estados Unidos y México fue cercano a 25 por ciento –en detrimento de los consumidores mexicanos– y que ahora el margen se redujo a 10 por ciento –ídem–, pero a finales del presente mes comenzó a ampliarse de nueva cuenta (menor allá, mayor aquí).

No habría, pues, justificación (salvo la fiscal, en el caso mexicano) para aumentar el precio interno de las gasolinas en una proporción tan drástica como la autorizada para julio (1.82 por ciento para la Magna y 2.42 por ciento para la Premium), la cual prácticamente equivale a ungasolinazo anual en una sola entrega.

Para la memoria, oficialmente el último gasolinazo se registró el primero de enero de 2015, aunque valió para todo el año, pues de un plumazo la Secretaría de Hacienda aumentó 1.9 por ciento los precios de los combustibles. En julio de 2016, en un solo mes, el séptimo del año, el aumento promedio (Magna y Premium) es de 2.12 por ciento.

Hay que recordar que el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados recientemente detalló que del precio final al consumidor la carga fiscal representa 47.4 por ciento en la gasolina de menos de 92 octanos (Magna); 39.3 por ciento en la de mayor octanaje (Premium) y 56.8 por ciento en el diésel, lo que arroja un promedio cercano a 48 por ciento.

Con los incrementos autorizados para julio (vigentes a partir de mañana), de los 14.37 pesos por litro de Premium, 5.65 pesos irán directamente a la Secretaría de Hacienda; con el mismo destino, 6.35 pesos por litro de Magna y 7.82 pesos por litro de diésel. La proporción restante se distribuye entre costos de producción, importación, distribución, comercialización, utilidad de los expendedores y lo que se acumule.

Ahora que lo mejor de todo es que prometieron reducir los precios de los combustibles gracias a la reforma energética. En noviembre de 2015 decía el ministro del (d) año: el precio que pagan los consumidores (mexicanos) por la gasolina disminuirá como resultado de la liberalización del mercado del combustible. Y ya ven. Abran sus carteras señores.

Las rebanadas del pastel

La mano negra de la Comisión de Cambios (Hacienda-Banco de México) logró que ayer el billete verde se vendiera a 18.80 pesitos en ventanilla bancaria. ¿Cuánto le habrá costado a las reservas?... Entre la política del nepotismo y la de la novela rosa existe mínima distancia, y al final de cuentas el resultado es el mismo. Por ello, si uno (EPN) mantiene a su prima en la dirigencia nacional de un partido (Carolina Monroy del Mazo), otro (Mancera) promueve a su ex novia (Alejandra Barrales) para que dirija una empresa similar. Cosas que suceden en este México lindo y podrido.



TRO