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Las sanciones de Estados Unidos a Irán ahondan la brecha transatlántica

2018-08-08

El presidente estadounidense anunciaba el martes en Twitter que las nuevas medidas contra...

PABLO PARDO | El Mundo

El divorcio transatlántico sigue. Ahora, con la nueva oleada de sanciones de Estados Unidos a Irán. La máxima responsable de relaciones exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, insistió este martes en Nueva Zelanda en que el régimen de Teherán está cumpliendo con su parte del pacto nuclear alcanzado con la comunidad internacional en 2015, en virtud del cual ese país renuncia a la producción de armas nucleares hasta 2040.

Mogherini habló justo en el mismo día en el que Estados Unidos empezaba a reimponer las sanciones económicas a Irán, en lo que constituye el primer paso de la decisión de Donald Trump de romper unilateralmente el tratado.

Entretanto, el presidente estadounidense anunciaba el martes en Twitter que las nuevas medidas contra Irán "están oficialmente lanzadas. Son las sanciones más dañinas jamás impuestas, y en noviembre alcanzarán otro nivel". Con esa frase, Trump recordaba que dentro de tres meses EU empezará a actuar sobre la compra de petróleo iraní. El objetivo de Washington es imponer un bloqueo total a la exportación de hidrocarburos de ese país. Es una medida similar a la que puso en práctica Barack Obama en 2013, y que acabó llevando al acuerdo de 2015. Sólo que esta vez las demandas de Washington son mucho mayores, y difícilmente aceptables por la República Islámica.

La fractura entre la UE y EU que, así, reflejada en las declaraciones de Mogherini y de Trump, y es un clavo más en el ataúd de la solidaridad transatlántica que ha sido el eje de Occidente desde la Segunda Guerra Mundial. Las capitales europeas no han ocultado su malestar ante las sanciones estadounidenses a Irán, porque son unilaterales y afectan fundamentalmente a las empresas de la UE. Tampoco disimulan su malestar por lo que consideran un eje entre Washington, Tel Aviv y Riad destinado a imponer una visión del futuro de Oriente Medio.

Pero el problema va más lejos, porque crea un problema de confianza. Y, además, abre la puerta al fraude. "El mayor riesgo es que [la politica de Trump] abre la puerta a sistemas alternativos de hacer negocios", ha declarado Richard Nephew, investigador del Centro para la Energía en el Mundo de la Universidad de Columbia, y ex jefe del área de Irán en el Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Obama, a la agencia de noticias especializada en energía Platts.

La política de Donald Trump tiende a castigar a los aliados, pero no a los enemigos. Y eso vuelve a quedar de manifiesto en el caso de Irán. La prohibición de operar en Estados Unidos para las entidades financieras que financien operaciones con petróleo de Irán afecta de manera desproporcionada a aquellos países que tienen una mayor integración económica con EU, es decir, a sus aliados. Así, las compras de crudo iraní por parte de Francia, España y Turquía cayeron en el mes de julio, de acuerdo a los datos de Standard and Poor's. El desplome más dramático fue el de Corea del Sur, que pasó de ser el tercer mayor comprador de petróleo iraní, con 174,000 toneladas, a no adquirir ni un litro de crudo de ese país.

Sin embargo, las adquisiciones de los dos mayores clientes de Teherán no sólo no cayeron, sino que, encima, aumentaron. Y esos dos países son China e India. Ambos han dejado claro que van a seguir comprando petróleo de Irán, al margen de lo que Washington les diga que hagan. Ya durante el Gobierno de Obama, India llegó al extremo de hacer trueque con la República Islámica, para así evadir las sanciones. Y China puede crear entidades financieras específicas para financiar esas operaciones, o incluso permitir el establecimiento de empresas "ilegales" que compren crudo a Teherán. A fin de cuentas, Pekín ya está sorteando las sanciones no de EU, sino del Consejo de Seguridad de la ONU, a Corea del Norte. La UE, sin embargo, no va a sancionar la creación de sociedades fantasma para eludir el bloqueo económica estadounidense.

Las compras por India y China no van a evitar el colapso de la producción de crudo de Irán ni, probablemente, un daño devastador a la economía de ese país. De hecho, las cifras de producción de petróleo de Irán en julio son las más bajas desde enero, y el sector espera que el desplome de verdad empiece el mes que viene. Pero pueden constituir un salvavidas para un régimen que afronta una oleada de protestas debido a la corrupción y a la pésima gestión de la economía. Otra cosa es que esas protestas vayan a provocar el derrocamiento del régimen de los ayatolás, un objetivo que Washington, oficialmente, no persigue, pero que varios de los máximos asesores de Donald Trump - empezando por su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton - sí apoyan. Pero, por ahora, la mayor perjudicada de la guerra comercial de EU contra Irán es la relación transatlántica.



Jamileth