Vuelta al Mundo

En América Latina no hay más corrupción, sino mayor denuncia social

2017-05-22

Cinco son las razones para esa mayor severidad de los ciudadanos ante la corrupción,...

Emili J. Blasco / abc.es


El brote de casos de corrupción denunciados a lo largo y ancho del continente americano puede dar la sensación de que la corrupción misma –el abuso del poder público para provecho privado– se ha disparado en las sociedades latinoamericanas. Un nuevo informe revela que lo que se da no es propiamente un aumento de la corrupción, sino de las condiciones propicias para una mayor reacción social, política y judicial frente a esas prácticas.

Cinco son las razones para esa mayor severidad de los ciudadanos ante la corrupción, según el informe «Más allá de los escándalos. El cambiante contexto de la corrupción en Latinoamérica», editado por The Dialogue, un think tank de Washington dedicado a las cuestiones del hemisferio occidental:

1.– Percepción continuada de la desigualdad social.

2.– Mayores medidas de control y transparencia.

3.– Generalización del uso de las redes sociales.

4.– Crecimiento de la clase media.

5.– Efectos de la crisis económica.

«Cosas muy importantes están pasando en el continente que lo hacen más inhóspito para aquellos que abusan de la confianza pública para la ganancia privada», de acuerdo con Kevin Casas-Zamora y Miguel Carter, coordinadores del informe. Como destacan, «la corrupción está siendo más fácil de poner al descubierto, hacer pública y dejar en evidencia, y es más probable de ser castigada. Las sociedades latinoamericanas están empujando contra la corrupción con mayor fuerza y de un modo más organizado que nunca antes».

Algo está cambiando

Las revelaciones sobre los sobornos de la constructora Odebrecht o el caso Lava Jato, que además afecta a la petrolera Petrobras, no solo han tenido consecuencias en Brasil, sino en todo el continente. Aunque la noticia ha estado en el elevado volumen de fondos manejados y de personas implicadas, lo realmente novedoso ha sido la decidida actuación de la Justicia brasileña y de la subsiguiente actuación de los jueces en otros países de la región. Una caída del régimen chavista también podría hacer llegar a los tribunales casos de cifras exorbitantes.

Toda esa actuación judicial, tal como indica el informe de The Dialogue, no parece ser el fruto de un incremento de la corrupción o de su percepción. Aunque quienes en 2015 dijeron haber tenido que pagar un soborno (19,1%) apenas decreció respecto a 2006 (20,1%), sí hubo un claro descenso entre quienes dijeron tener un conocimiento directo de un caso de corrupción (bajó del 38% al 27%). También ha habido un avance positivo

en la región de acuerdo con el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional. En diez de dieciocho países, el nivel de preocupación por este asunto detectado en 2011-2015 fue menor al de 2004-2006.

Las razones del avance

La reacción contra la corrupción no se debe, pues, a un aumento propiamente de esta, sino a la convergencia de los cinco fenómenos antes apuntados de modo resumido:

1—La percepción generalizada de que las instituciones políticas y económicas de la región juegan a favor de unas pequeñas elites, en detrimento de la mayoría de la población. Cerca del 75% de la población latinoamericana considera que su sociedad es injusta, y el 66% estima que su gobierno protege los intereses de los privilegiados. La ciencia social indica que el sentido de injusticia exacerba las percepciones de corrupción.

2—La adopción de reformas de transparencia y de rendición de cuentas en toda la región. Los distintos países han ratificado instrumentos internacionales y han aprobado medidas legales contra la corrupción y el crimen organizado; además, diversos grupos cívicos han promovido iniciativas para el control de malas prácticas.

3—El explosivo aumento de los medios sociales, permitiendo una diseminación de información más rápida en beneficio de la acción colectiva. En 2015, el 41% de la población tenía una cuenta de Facebook (en siete países la cifra superaba el 50%).

4—La rápida expansión de la clase media, que cada vez es más activa políticamente. Las personas con ingresos diarios entre 10 y 50 dólares aumentó del 24% en 2005 al 38% en 2013. No quiere decir que esa parte de la población pague más impuestos y por ello exija un mejor gasto del dinero público, sino que los grupos con ingresos medios son más activos políticamente que los sectores más vulnerables.

5—El declive económico de la región en los últimos años. Los países latinoamericanos pasaron de crecer un promedio del 3,7% anual entre 2005 y 2009, a hacerlo solo un 1,2%. La ciencia social apunta que los individuos penalizan más la percepción de corrupción en los momentos económicos malos.



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