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La victoria de Brasil va más allá del fútbol

2016-08-22

Un rugido se escuchó a lo largo y ancho de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos el...

Por Marla Dickerson y Luciana Magalhaes, The Wall Street Journal

RIO DE JANEIRO—Un rugido se escuchó a lo largo y ancho de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos el sábado por la noche cuando Neymar, capitán y estrella del equipo de fútbol de Brasil, anotó el penalti contra Alemania que aseguró la medalla de oro.

Para los jugadores, fue una dulce venganza por la goleada de 7-1 que el equipo de mayores alemán le propinó a la selección brasileña en las semifinales de la Copa del Mundo de 2014. Los medios locales y extranjeros habían publicitado la final como una batalla, una oportunidad para que Brasil vengara la humillante derrota que había sacudido la confianza de la Seleção y la identidad de Brasil como “El país del fútbol”.

Pero para algunos brasileños que veían el partido a unos kilómetros de distancia, en las pantallas gigantes del Parque Olímpico, la victoria fue el signo de exclamación de un triunfo mayor: la capacidad de Brasil para organizar unos Juegos Olímpicos exitosos en medio de una crisis política y económica.

“Esto no fue venganza” contra Alemania, dijo Rafael Freitas, un banquero de 36 años de Brasilia. “En medio de tantos problemas, esto fue devolverle la dignidad del pueblo brasileño”.

Al igual que muchos de sus compatriotas, Freitas veía los primeros Juegos Olímpicos organizados en Sudamérica con una mezcla de anticipación y pavor. Los meses anteriores al evento estuvieron marcados por noticias sobre el agua contaminada de la bahía de la ciudad, la demora en la construcción de una línea de metro, la epidemia del virus del zika y los temores sobra la capacidad de Brasil para evitar un ataque terrorista.

A medida que los Juegos transcurrían ocurrieron ciertos episodios embarazosos: algunos atletas fueron asaltados por ladrones, una bala perdida cayó en una carpa de prensa, las instalaciones olímpicas se quedaron sin comida y el agua de la piscina de clavados cambió su color a un misterioso verde.

Pero al igual que el equipo de fútbol masculino, que comenzó con dudas pero fue ganando impulso y confianza a medida que avanzaba el torneo, los Juegos Olímpicos de Rio se fueron afianzando. Conforme pasaban los días, las filas se movían más rápido, el transporte público funcionó, las instalaciones operaron sin problemas y los eventos atléticos se llevaron a cabo con pocos sobresaltos.

Para Vanessa Lopes, una residente de São Paulo que se encontraba entre los que celebraban en el Parque Olímpico, la victoria brasileña fue una prueba más de que el país es capaz de alcanzar el éxito a los niveles más altos.

“Brasil ha probado que puede organizar cualquier evento internacional”, dijo Lopes, de 43 años. “El costo podrá verse después, pero lo logramos”.

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Renato Augusto se toma una foto con los aficionados en el estadio Maracanã tras la victoria contra Alemania. Photo: Lars Baron/Getty Images

Por supuesto, también hubo quienes celebraron únicamente por el título obtenido. Mientras Neymar colapsaba entre llanto de felicidad y alivio sobre el césped del Maracanã luego de convertir el penalti de la victoria, millones de brasileños gritaron a rabiar para celebrar el triunfo. Esta vez fue el turno de Alemania de ceder cuando la presión fue más alta.

No obstante, para algunos aficionados como Ricardo Peng, quien se relajaba con algunos amigos en el Parque Olímpico luego del partido, incluso la primera medalla de oro de Brasil en unos Juegos Olímpicos no puede igualar la emoción de una victoria en el torneo de fútbol más importante del mundo.

“Para la gente que realmente le gusta el fútbol, lo que importa es el Mundial”, dijo este funcionario público de 38 años. “Sin embargo, siento un poco de envidia de la gente que estuvo en el Maracanã viendo cómo ocurría”.

Freitas, el banquero, reconoció que la victoria brasileña en fútbol había sido dulce. Pero mientras compartía unas cervezas con amigos y observaba a la muchedumbre pacífica y feliz que pasaba por el área de comidas del Parque Olímpico, dijo que su satisfacción iba más allá del resultado final.

“No es sólo este juego, es toda la organización del evento”, dijo. “Brasil es sensacional”.



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