Internacional - Población

La muerte de menores en Gaza abre debate sobre su participación en protestas

2018-04-23

La última víctima mortal fue el adolescente Mohamed Ayoub, de 15 años, cuya...

Ana Cárdenes

Jerusalén, 23 abr (EFE).- La muerte de un menor de 15 años por fuego israelí en las protestas del pasado viernes en la Franja de Gaza recupera el debate de la utilización de los niños en el conflicto y su participación en actividades extremadamente peligrosas.

En los territorios palestinos es común que los menores acudan a manifestaciones que a menudo se tornan violentas y donde los soldados acaban utilizando munición real.

A veces acompañan a sus padres o hermanos y primos mayores, pero otras lo hacen a escondidas.

La última víctima mortal fue el adolescente Mohamed Ayoub, de 15 años, cuya muerte el viernes recibió severas condenas.

"¡Es monstruoso disparar contra niños!", dijo el representante de la ONU para la región, Nickolay Mladenov.

El Ejército israelí acusó a "las organizaciones terroristas en la Franja de Gaza, encabezadas por Hamás, de utilizar civiles, incluidos jóvenes y niños, como distracción para ataques terroristas para dañar las infraestructuras de seguridad", y distribuyó fotos que mostraban "un grupo terrorista que incluye muchachos jóvenes".

"Yo no sabía que mi hijo había ido a las manifestaciones, si lo hubiera sabido lo habría impedido", lamentó a Efe Siham al Fayoumi, madre de Atallah, un manifestante de 17 años que fue herido y al que han tenido que amputarle una pierna.

Asegura que "nadie de Hamás ha venido a casa a pedirle que fuera. Las protestas son populares, todo el mundo va. No creo que ninguna madre pueda impedir que sus hijos vayan, es lo que ven todos los días en la televisión: a tiradores israelíes disparando contra gente desarmada, sin distinguir sin son niños, jóvenes, mujeres u hombres".

"Ninguna madre o padre mandaría a su hijo a morir, pero los soldados son criminales y les disparan aunque no supongan un riesgo", añade.

El portavoz del movimiento islamista Hamás Fawzi Barhoum rechaza la acusación israelí y argumenta que no hay utilización de menores y que "los informes muestran que se cometen crímenes terribles contra los niños y civiles palestinos".

Salah Abdulati, activista de los derechos humanos cree que "decir que Hamás envía a niños a morir es parte de la propaganda que utiliza Israel contra las marchas".

"Nadie obliga a los niños", señala, a la vez que reclama que su participación, incluso aunque tiren alguna piedra "no supone un riesgo para la vida de los soldados" que por tanto no deberían dispararles.

La presencia de menores y adolescentes es también una constante en Jerusalén Este y en Cisjordania, donde el caso más mediático ha sido el de Ahed Tamimi, de 17 años y condenada por incitación y agresión a soldados tras hacerse viral un vídeo en el que abofeteaba a un uniformado.

"La mayoría de los niños participa voluntariamente. Los padres lo impedirían porque es peligroso, pueden ser heridos o incluso muertos, pero muchos van sin que sus padres lo sepan", explica a Efe Ayed Abu Eqtaish, un responsable de la organización Defensa de los Niños en Palestina.

En su opinión, no se puede hablar de instrumentalización porque "los niños deciden ejercer su derecho a la expresión contra las prácticas israelíes".

Otra cosa distinta sería, apunta, el reclutamiento o uso de niños por alguna de las partes, algo contrario al derecho internacional y que reconoce que en la región ha sido violado reiteradamente, a pesar de que en 2010 las facciones palestinas firmaron un protocolo contra esta práctica.

"Al principio de la resistencia no violenta, en 2009, no dejábamos a los niños participar en las protestas. Luego preguntamos a psicólogos y nos aconsejaron que les dejáramos participar hasta un punto, cuando ya es peligroso", explica Manal Tamimi, tía de Ahed.

Cree que "no es fácil para ningún padre poner a sus hijos en una situación como esa, hablarles de sus derechos si son detenidos e interrogados. Ningún niño debería pasar por eso. Ninguno debería ser tratado como un adulto o un criminal".

"En una situación normal, es raro que los niños participen en protestas. Vosotros podéis mantenerles en un lugar seguro, que vivan su infancia. Pero bajo ocupación, no", lamenta.

"Para nosotros no es una opción mantenerlos apartados. Me gustaría poder mandar a mis hijos a nadar o a jugar al baloncesto los sábados, en lugar de enseñarles cómo afrontar el gas lacrimógeno, las redadas nocturnas, los arrestos e interrogatorios. Pero esta es nuestra vida", añade.

Una vida que, admite Tamimi y resaltan psicólogos, tiene secuelas para los menores, como pesadillas, mojar la cama, aislamiento, falta de concentración, abandono escolar, aumento de la agresividad, falta de respeto a la autoridad, estrés y miedo.



Jamileth
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