Internacional - Política

El drama griego vuelve a colarse en una cumbre de la UE

2015-03-17

Negociar sobre la ayuda a Grecia podría dinamitar la cumbre, relegando temas sobre los que...

Por Christian Böhmer

Bruselas, 17 mar (dpa) - Donald Tusk está ante un dilema. El presidente del Consejo Europeo debe enfrentarse a la peligrosa crisis financiera griega, pero no quiere que se negocie sobre el rescate del país durante la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del jueves y viernes en Bruselas.

Negociar sobre la ayuda a Grecia podría dinamitar la cumbre, relegando temas sobre los que se trabaja desde hace tiempo, como la unión energética o la cuestión de Ucrania.

Para intentar limar asperezas sin acaparar toda la atención del encuentro, podría hablarse de Grecia en un formato reducido.

Según la radio estatal griega, el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, solictó a Tusk la celebración de una reunión a cinco bandas con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, François Hollande, el presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Desde Bruselas tan sólo se dice que, ante la complicada situación, Tusk está planeando un encuentro extraordinario al margen de la cumbre. Pero no se han dado detalles sobre los participantes en la misma.

Tsipras está presionando ante la difícil situación que vive su país, que no recibirá más ayudas hasta que no se cierre con éxito la prórroga del programa de rescate, según lo acordado por los ministros de Economía y Finanzas del euro.

La cuestión es especialmente delicada, ya que desde la llegada del nuevo gobierno los acreedores de Grecia no saben exactamente cual es la situación financiera de Atenas. "Seguimos sin tener una idea clara", apuntó hoy el director el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Klaus Regling, en declaraciones al diario francés "Le Monde".

El problema de Grecia no es nuevo para Tusk. El ex primer ministro polaco ya dio la palabra a Tsipras en la cumbre celebrada en febrero, aunque sin permitir amplios debates sobre el tema, ante el riesgo de fuertes discusiones.

Países como Portugal e Irlanda, que también fueron rescatados y controlados por los acreedores, o España, cuya banca fue recatada, no quieren oír hablar de las "extravangancias" griegas. Y a otros como Reino Unido, que no forma parte de la moneda común, les crispa que el Eurogrupo no consiga solucionar sus problemas. "No debe haber ningún callejón sin salida entre la zona euro y Grecia", reclama el premier británico, David Cameron.

Los ministros de Finanzas de la zona euro acordaron hace semanas que los técnicos del Banco Central Europeo (FMI), el Banco Central Internacional (FMI) y la Comisión Europea evalúen y lleguen a un acuerdo con Grecia sobre sus promesas de ahorro y reformas. "Ahora es el momento de las discusiones técnicas y de los expertos, también de los griegos", resume una portavoz de la Comisión.

Dejando a un lado a Grecia, durante esta cumbre Tusk apelará a los 28 jefes de Estado y de gobierno a que se mantengan unidos respecto a Ucrania. Se trata de un reto enorme, ya que la ex república soviética necesita además ayuda financiera. El presidente del Consejo Europeo quiere que se prolonguen las sanciones impuestas a Rusia por su papel en la crisis ucraniana, pero para ello hay tiempo hasta junio. La cuestión de las sanciones sigue siendo delicada y en la agenda de la cumbre no se abordarán nuevas medidas contra Moscú.

Por su parte, el jefe de gobierno italiano, Matteo Renzi, llegará satisfecho a la capital belga. Tras largos debates, la UE prepara una posible misión en la convulsa Libia. Se teme la formación de "un nuevo Afganistán" a unos pocos cientos de kilómetros de distancia de Europa. E Italia se enfrenta a las oleadas de inmigrantes y a potenciales atentados de la la milicia terrorista Estado Islámico (EI).

Respecto a la unión energética, con ella la UE quiere romper el aislamiento de los 28 mercados energéticos nacionales y reducir la dependencia de Rusia. Según cifras de la Comisión, una red europea podría ahorrar 40,000 millones de euros anuales a los consumidores. Pero Bruselas quiere tener más voz en los acuerdos de compraventa de gas entre países, algo que no gusta en todas las capitales.



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