Internacional - Política

Trump en la Casa Blanca sería un desastre para el mundo

2016-08-22

Sin embargo, matizó que

Panamá, 22 ago (EFE).- Sería un desastre para México y el mundo que el candidato republicano Donald Trump llegue a la Casa Blanca, dijo a Efe la escritora y catedrática mexicana Rosa Beltrán, para quien esa posibilidad es simplemente "impensable".

"Si ganara Donald Trump sería un desastre para el mundo", afirmó la novelista y académica mexicana, tras participar en un coloquio sobre mujeres cuentistas de Panamá y México en la XII Feria Internacional del Libro (FIL) de Panamá, celebrada hasta el domingo en la capital panameña.

La también periodista indicó que una victoria electoral del empresario inmobiliario, que en campaña ha atacado a los mexicanos, "sería la prueba de que ha ganado la intolerancia, el racismo, los gobiernos xenófobos, ultraderechistas".

Para ella es "impensable que un candidato como Donald Trump gane una elección y gobierne el país más poderoso del mundo".

La autora de "La corte de los ilusos" (Planeta/Joaquín Mortiz, 1995) incluso aseguró que nunca se le ocurriría crear un personaje que tome como modelo al político estadounidense, y afirmó que "tan solo de pensarlo me resisto a escribir, así que creo que no".

Sin embargo, matizó que "gracias a Donald Trump es muy probable que gane por primera vez la presidencia del país más poderoso, una mujer", la aspirante demócrata Hillary Clinton, lo cual, resaltó, "me parece extraordinario".

De otro lado, la narradora mexicana confesó que su país vive con "muchas contradicciones" por las "diferencias abismales que no han sabido resolverse" y por otros problemas como el narcotráfico, la violencia, el crimen organizado y la inseguridad, entre otros.

Sin embargo, dijo que tiene un "amor inmenso" por México, que le viene por pertenecer a una generación "en la que la cultura, la tradición eran no solo valores sino tesoros".

"A mi país le debo lo que soy, las historias que tengo, la lengua, la educación que tengo, el conocer tantos rincones, una diversidad cultural increíble", resaltó.

Pero reconoció también que en México, "por supuesto, se vive con temor, se vive con indignación, se vive con mucha rabia contenida, se vive con una enorme impotencia".

Aunque "a veces, solo a veces", manifestó, también con esperanza, con la certeza de que solamente moviéndonos vamos a poder cambiar (el estado de cosas), moviéndonos nosotros los ciudadanos de a pie".

Beltrán (1960, México D.F.), que participó por segunda ocasión en la Feria Internacional del Libro de Panamá, adelantó que está trabajando en dos nuevos proyectos: una crónica y una novela.

Aunque no quiso dar detalles "por ser supersticiosa", destacó que la crónica es un género "muy rico" en la región que después del "boom latinoamericano", dijo, "es lo que nos distingue, porque pasan tantas cosas en nuestros países que no pueden ser registradas más que de manera literaria".

La crónica, explicó, es un trabajo periodístico que toma mucho tiempo para escribir, porque hay que conversar con gente y estar en el lugar de los hechos.

"Uno tiene que ser testigo presencial y todos los datos tienen que ser datos reales de lo que se maneja", añadió Beltrán, quien resaltó que todo lo que escribe "tiene que ver con la historia".

La historia, de acuerdo con la también traductora mexicana, es una contra-declaración a un discurso oficial, "una forma oblicua de ver los datos desde otra perspectiva, lo extraordinario de lo ordinario, desde las vidas de los pequeños personajes".

"Y sobre todo a partir de esos grandes extras de la historia que somos las mujeres. Cambia el significado cuando cambia el punto de vista", remarcó.

Además de novela, Beltrán ha escrito también cuentos y publicado dos libros de ensayo, "Sentido y verdad en la cultura literaria posmoderna" (UAM, 2010) y "América sin americanismos. El lugar del estilo en la época" (UNAM, 1997).

Desde enero pasado Rosa Beltrán es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

La XII Feria Internacional del Libro (FIL) de Panamá, con autores de 16 países de América y África, y Estados Unidos como invitado especial, cerró el domingo tras una semana de programación que incluyó talleres, foros, un espacio dedicado a los niños, además de obras de teatro y musicales.



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