Internacional - Política

La crisis norirlandesa provoca la caída del Gobierno y elecciones en marzo

2017-01-17

El ministro ha recalcado durante esta semana de crisis que el resultado de estos comicios...

Javier Aja

Dublín, 16 ene (EFE).- La crisis política en Irlanda del Norte desembocó hoy en la caída del gobierno de Belfast, de poder compartido entre protestantes y católicos, y en la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 2 de marzo.

Así lo anunció el ministro británico para la provincia, James Brokenshire, después de que el Sinn Féin y el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) no hayan logrado encontrar una salida a la dimisión del viceministro principal, el nacionalista Martin McGuinness.

El "número dos" del Sinn Féin abandonó su cargo la pasada semana en protesta por la gestión de un escándalo financiero detectado en la política de energías alternativas del Ejecutivo norirlandés, encabezado por la líder del DUP, Arlene Foster.

Esta crisis ha puesto en evidencia las tensiones que mantenían nacionalistas y unionistas por ese y otros asuntos, como la política del Gobierno en materia económica, lingüística y de defensa de grupos minoritarios.

Por ello, tras anunciar la fecha de los comicios, Brockenshire pidió hoy a ambas formaciones que no subestimen "el desafío que afrontan las instituciones aquí en Irlanda del Norte y lo que está en juego".

Les instó a que acudan a la cita con las urnas "pensando en el futuro" de la región y en "restablecer un gobierno compartido tan pronto como sea posible".

El ministro ha recalcado durante esta semana de crisis que el resultado de estos comicios podría acentuar y mantener las diferencias entre las dos formaciones, principales representantes de sus respectivas comunidades, y dificultar la constitución de un nuevo ejecutivo.

Los observadores recuerdan que el DUP y Sinn Féin volverán, previsiblemente, a ser los más votados en las próximas elecciones, lo que les lleva a pensar que podrían instalarse en un prolongado periodo de parálisis política.

En este contexto, el Gobierno del Reino Unido avisa de que podría suspender la autonomía norirlandesa y tomar las riendas desde Londres o conjuntamente con el Ejecutivo de la República de Irlanda.

"Continuaremos haciendo todo lo posible para seguir adelante y asegurar la continuidad del Gobierno (de poder compartido)", declaró Brockenshire, tras agotar todas las vías que podría haber evitado el colapso del Ejecutivo de Belfast.

Sinn Féin y DUP tenían hasta las 17.00 GMT de hoy para presentar sus candidatos a los puestos de ministro y viceministro principal, pero los nacionalistas rechazaron sustituir a McGuinness durante la sesión matinal de la Asamblea autónoma.

"El DUP ha tratado a estas instituciones y a secciones de la comunidad con desprecio y arrogancia. Sinn Féin no presentará un nombre para el cargo de viceministro principal", explicó la diputada Michelle O'Neill.

Poco antes, el DUP sí volvió a presentar a su líder, Arlene Foster, para el puesto de ministra principal.

Según marca el funcionamiento del Gobierno de poder compartido establecido tras la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), la dimisión del viceministro principal fuerza también la del ministro principal, pues ambos tienen el mismo estatus.

Foster aseguró hoy que el electorado norirlandés no quiere otros comicios y acusó al Sinn Féin de provocar la crisis porque "no le gustó" el resultado de las últimas elecciones, celebradas en mayo de 2016.

"Han forzado unas elecciones que ponen en riesgo el futuro y estabilidad de Irlanda del Norte y que no benefician a nadie, excepto a ellos mismos", declaró la dirigente protestante.

Foster también lamentó que la crisis política norirlandesa coincida con un periodo clave para el Reino Unido y la comunidad internacional, marcado, dijo por la salida del país de la Unión Europea (UE) y el comienzo de una nueva Administración en Estados Unidos con Donald Trump.

McGuinness dimitió porque Foster se negó a abandonar su puesto mientras una investigación preliminar examina el funcionamiento del llamado Plan de Incentivos para el Calor Renovable" (RHI) que ella misma introdujo en 2012, cuando era titular de Empresas, Comercio e Inversión.

La supuesta mala gestión de este programa podría costar a las arcas públicas norirlandesas unos 400 millones de libras (478 millones de euros). 



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