Billy Graham, reverendo evangélico que llenó estadios, murió a los 99 años 

Laurie Goodstein, The New York Times

El reverendo Billy Graham, un hijo de rancheros en Carolina del Norte que predicó frente a millones de personas en eventos en estadios que llamaba cruzadas, fue pastor de varios presidentes de Estados Unidos y se convirtió en quizá el evangélico cristiano más conocido en ese país, falleció este 21 de febrero en su hogar. Tenía 99 años.

La muerte fue confirmada por Jeremy Blume, vocero de la Billy Graham Evangelistic Association.

Graham llevaba años aquejado por varias enfermedades, incluido cáncer de próstata, hidrocefalia (exceso de líquido acumulado en el cerebro) y síntomas de la enfermedad de Parkinson.

Hizo sentir su influencia por todo Estados Unidos y en muchas partes del mundo a partir de su convicción religiosa, una presencia escénica y un uso muy sagaz de la radio, la televisión y otras tecnologías de la comunicación.

Graham llevó a otro nivel su rol de evangelista, desde predicar en sitios pequeños cubiertos por lonas hasta los podios de estadios repletos en varias de las grandes ciudades del planeta. Escribió unos treinta libros y fue de los primeros en usar nuevas tecnologías de la comunicación para fines religiosos. Durante su “cruzada global”, lanzada en Puerto Rico en 1995, sus sermones fueron traducidos de manera simultánea a 48 idiomas y transmitidos a 185 países vía satélite.

Su postura como líder religioso fue poco usual dado que, a diferencia del papa o el dalái lama, no abogaba por una iglesia o pueblo en particular (aunque pertenecía a los bautistas del sur).

En Estados Unidos llegó a ser casi el clérigo nacional: leyó partes de la Biblia durante el funeral de Richard Nixon en California, en 1994; elevó oraciones en la Catedral Nacional en Washington, D. C., en honor a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001; y, pese a que su salud estaba deteriorada para entonces, viajó a Nueva Orleans en el 2006 para predicar ante sobrevivientes del huracán Katrina.

Pero su alcance también fue global. Fue recibido incluso por líderes de regímenes represivos y encerrados como el norcoreano Kim Il-sung, que invitó a Graham a predicar en las iglesias de Piongyang sancionadas por el Estado.

Cuando era más joven, Graham también era visto como un modelo a seguir por evangelistas: muchos querían copiar su cadencia al predicar, sus gestos e incluso su peinado.

Aunque también llegó a ser criticado. Al principio de su carrera algunos líderes y teólogos protestantes lo acusaron de predicar con un mensaje simplista de salvación personal que no tomaba en cuenta temas complejos de la sociedad como el racismo o la pobreza. Los críticos también dijeron que había demostrado ser ingenuo por asociarse tan públicamente con el expresidente estadounidense Nixon incluso después de que este ya había sido implicado en el escándalo de escuchas a la oposición demócrata en Watergate.

En las últimas décadas ha surgido una nueva generación de evangelistas, incluido el hijo mayor de Graham, Franklin, con sus propios seguidores. En noviembre de 1995, cuando Graham padre cumplió 77 años, nombró a Franklin para que lo sucediera como líder de la Billy Graham Evangelistic Association. La hija del reverendo, Anne Graham Lotz, así como sus nietos Will Graham y William Graham Tullian Tchividjian, también son parte del clero.

La esposa de Graham, Ruth Bell Graham, murió en 2007. Lo sobreviven sus hijos, el reverendo William Franklin III y el reverendo Nelson Graham; tres hijas, Virginia Tchividjian, Anne Graham Lotz y Ruth Graham McIntyre, así como múltiples nietos y bisnietos.

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