Internacional - Seguridad y Justicia

Vivimos en el momento más peligroso desde la Guerra Fría: Jens Stoltenberg

2018-06-20

El planeta estuvo cerca de la destrucción varias veces durante la Guerra Fría. Ahora...

PABLO R. SUANZES

Jens Stoltenberg, ex primer ministro noruego y secretario general de la OTAN, es una persona tranquila, educada y muy afable. Llegó a su cargo en 2014 cuando Europa se asomaba al final de la crisis económica y miraba al mundo con optimismo. Pero, en pocos meses, el Estado Islámico inundó de sangre las calles del continente, conquistó un territorio del tamaño del Reino Unido y puso en jaque Oriente Próximo. Simultáneamente, la ambición imperial de Putin despertó de su letargo y llevó a la ocupación de Crimea, un desafío y una bofetada en la cara misma de la Alianza.

Stoltenberg recibe a EL MUNDO en su despacho, aséptico y funcional, en la nueva sede de la Alianza. Un edificio espectacular (y muy caro) que acogerá en unas semanas la Cumbre anual de la institución. Se muestra optimista y esperanzado, a pesar de que cree que vivimos en el mundo más peligroso e inestable desde el final de la Guerra Fría. A pesar de que reconoce divisiones muy importantes entre los Estados Miembros. Y a pesar de Donald Trump y sus improvisaciones en política exterior. La OTAN, explica, ha tenido crisis espectaculares y divisiones internas mucho peores que las actuales. En Suez en 1956, con Francia en los años 60 o tras la guerra de Irak en 2003. Y, a pesar de todo, ahí sigue.

¿Qué le quita el sueño al secretario general de la OTAN?
    
Duermo muy bien, afortunadamente. Hoy ya no hay un desafío o una amenaza específica, sino que tenemos muchos factores al mismo tiempo. Amenazas terroristas, violencia y caos en Oriente Próximo y África; y aquí mismo, atentados en nuestras calles. El Estado Islámico ha perdido gran parte del territorio que controlaba pero sigue ahí y tenemos que asegurarnos de que no puede volver. Tenemos a Rusia entrometiéndose en nuestros procesos políticos, usando la fuerza contra sus vecinos, desestabilizando el este de Ucrania. Hay ciberamenazas y proliferación de armas de destrucción masiva, por ejemplo con Corea del Norte buscando nuevos misiles y armas nucleares. 

Y aun así duerme bien...
    
En la Guerra Fría había un único gran desafío para la OTAN: la Unión Soviética. Era muy peligrosa, pero también estable y bien definida. El mundo es ahora mucho más impredecible, lo que requiere que seamos capaces de responder a amenazas que vienen de muchas direcciones al mismo tiempo.

El planeta estuvo cerca de la destrucción varias veces durante la Guerra Fría. Ahora hay más amenazas, pero quizá no tan letales.
    
Ésa es la gran paradoja. Durante décadas hubo enormes tensiones, miles de armas nucleares en Europa, fuerzas muy cerca las unas de las otras y dos bloques, la OTAN y el Pacto de Varsovia, enfrentándose. Tuvimos la crisis de los misiles de Cuba pero también otras. Sin embargo, también había predictibilidad y estabilidad en esos peligros. Hoy es totalmente diferente. El Pacto de Varsovia se ha disuelto y Rusia no es la URSS. Su PIB está entre el de Italia y España; y de los ocho miembros del Pacto de Varsovia, siete están ahora en la OTAN. Tres repúblicas soviéticas también. Ahora es todo más impredecible. Se vio en 2014. Al inicio del año casi nadie había oído hablar del Estado Islámico, y meses después controlaban en Siria e Irak un territorio equivalente al de Reino Unido con ocho millones de personas. Hemos visto muchos atentados en nuestras calles, incluyendo las de Madrid o Barcelona. La OTAN no se puede permitir el lujo de elegir centrarse en las amenazas del este, con Rusia, o las amenaza del sur, con el yihadismo.

Un análisis habitual es decir que, al final, la URSS era un actor racional. ¿No ve racionalidad en las estrategias de Irán, Corea del Norte o incluso del Estado Islámico?
    
No es lo mismo. Hay muchas diferencias entre las amenazas entre sí. El IS es un grupo terrorista, brutal en sus métodos, dispuesto a sacrificar las vidas de sus militantes en ataques suicidas. Su nivel de brutalidad no se había visto antes. Rusia es un Estado, es nuestro vecino y buscamos mejores relaciones con él. No vemos un peligro inminente de un ataque militar en ninguno de nuestros miembros, pero los atentados pueden llegar en cualquier momento. Hay inestabilidad muy cerca de nuestras fronteras. Hackers, terroristas, organizaciones... La OTAN debe ser capaz de enfrentarse a todos. 

Es éste el momento más delicado para la seguridad que usted recuerde?
    
A escala global, éste es el momento más peligroso al menos desde el final de la Guerra Fría. Por eso la OTAN ha llevado a cabo el mayor esfuerzo para la defensa colectiva desde entonces. Hemos triplicado el tamaño de las fuerzas de respuesta de la Alianza, desplegado cuatro batallones en el Este. Estados Unidos ha vuelto a poner tropas aquí y se tomarán decisiones importantes en la próxima Cumbre, en julio. Ahora podemos reaccionar deprisa si hace falta y abordar las ciberamenazas y las amenazas híbridas. 

¿Las crisis políticas en los aliados afectan a la seguridad colectiva?
    
Somos una alianza de 28 democracias. Y siempre debemos respetar las decisiones de los ciudadanos en cada cita electoral. Hemos tenido todo tipo de familias políticas y líderes de formaciones muy distintas en estos casi 70 años, pero al final se trata de ponerse de acuerdo sobre algo básico: nuestra defensa. Hay un compromiso claro y tengo confianza absoluta en que la OTAN seguirá fuerte y unida. 

Pero ahora tiene países importantes como Italia o Estados Unidos pidiendo el fin de las sanciones a Rusia y su vuelta al G-7....
    
Ha habido diferentes visiones en el pasado, pero una y otra vez hemos sido capaces de ponernos de acuerdo. Siempre hay desafíos cuando tienes 29 países con tantas visiones políticas e intereses contrapuestos, pero la Historia muestra que funciona. No es la primera vez que se choca. Piense en la Crisis de Suez en 1956 o cuando Francia dejó el comando de la OTAN en los años 60 y obligó a la organización a mudarse a Bruselas. O la división por la Guerra de Irak en 2003. Esas fueron crisis muy importantes. No digo que no haya diferencias muy serias hoy, pero la lección histórica es que al final la Alianza cumple en la responsabilidad central: la defensa. Vemos sin duda diferencias hoy, sobre comercio, cambio climático, el acuerdo iraní... pero al mismo tiempo la cooperación atlántica es más fuerte que hace dos años. 

¿Cómo ve el acuerdo entre Trump y Kim Jong-un? ¿Es un acuerdo?
    
Siempre damos la bienvenida a todo esfuerzo que conduzca a una solución pacífica a la crisis de la Península coreana. Apoyamos cualquier esfuerzo para lograr la desnuclearización irreversible de Corea del Norte. Pero es importante mantener las sanciones hasta que veamos un cambio de verdad en su comportamiento. Esperemos que su reunión sea el primer paso de un proceso que lleve a la desnuclearización.

No parece nada convencido.
    
Apoyamos los esfuerzos, pero hemos visto durante años lo difícil que es lograr un acuerdo con Corea del Norte y que luego lo cumpla. No hay que renunciar, porque la alternativa es o que continúen desarrollando armas nucleares o un conflicto, y debemos evitar ambas. Por eso estamos muy a favor de poner la máxima presión en Corea del Norte, por vías diplomáticas y políticas y con sanciones económicas. Hay que mantener la presión mientras se trabaja. 

Optimista pero escéptico. Como con Irán.
    
Todos nuestros aliados están preocupados por el desarrollo de misiles balísticos en Irán, su contribución a la desestabilización de otros países de la región y el potencial desarrollo de armas nucleares. En 2015 la OTAN recibió positivamente el acuerdo con Irán, pero no todos los aliados estaban satisfechos ya. Si estamos de acuerdo en la preocupación. 

¿Cómo se mantienen buenas relaciones con quienes envenenan a ciudadanos con toxinas, violan espacios aéreos, interfieren en las elecciones o invaden a sus vecinos?
    
Todo eso que describe es la razón de que tengamos una triple vía de acción hacia Rusia: una combinación de disuasión, defensa y diálogo. Les mandamos un mensaje claro: la OTAN está lista para defender y proteger a todos sus aliados de cualquier amenaza. Y por eso hemos desplegado tropas en el Este. Ha sido una propuesta proporcionada y defensiva tras lo que pasó en Ucrania y que manda la señal necesaria. España forma parte de ese contingente en Letonia y también participa en las patrullas aéreas en el Báltico, por cierto. 

¿Qué mensaje se puede mandar después de lo que pasó tras la ocupación de Crimea?
    
El de una defensa creíble. Rusia sabe que nunca aceptaremos nada parecido a lo que pasó en Crimea con un miembro de la OTAN. Al mismo tiempo, dejamos claro que no queremos una nueva Guerra Fría ni una carrera armamentística. Rusia es nuestra vecina, así que seguiremos intentando tener una mejor relación. Nos va a llevar mucho tiempo, por eso tenemos que gestionar relaciones difíciles, como ocurre ahora. En la actualidad, hacemos más ejercicios militares en las fronteras, y tenemos que evitar a toda costa accidentes, como el derribo del avión ruso en Turquía. Creemos en el diálogo, nos informamos regularmente de las maniobras de entrenamiento, discutimos mecanismos de reducción de riesgo. Entre 2014 y 2016 no hubo una sola reunión del Consejo Rusia-OTAN, pero desde entonces van siete. 

¿Cómo hay que interpretar que usted nunca se haya visto con Putin?
    
Me reuní con él como primer ministro de Noruega. Que no lo haya hecho como secretario general ilustra la relación difícil que tenemos ahora. Me veo con el ministro Lavrov, lo que es muy útil. No porque estemos de acuerdo, sino porque hay intercambios francos y abiertos. Cuanto más altas son las tensiones, más diálogo hace falta. 

¿Es más impensable un enfrentamiento con Rusia o que no lo haya?
    
Lo primero que diría es que no vemos ninguna amenaza inminente, ya lo he dicho. Lo segundo, que la OTAN ha sido capaz durante 70 años de mantener la paz y evitar choques y todo ataque a los Estados miembros. No hay equivalente en toda la historia de Europa. Hubo conflictos en los Balcanes o Ucrania, sin duda, pero para los integrantes de la OTAN ha sido un periodo único desde 1945. No ha sido sólo por la OTAN, también por las instituciones que hemos constituido desde el final de la Guerra Mundial: la ONU, la UE. La OTAN ha proporcionado mecanismos disuasorios creíbles. El objetivo de tener una buena Defensa no es provocar guerras, sino evitarlas.

El anterior Gobierno español se comprometió a subir el gasto en Defensa hasta algo más del 1,5% del PIB para 2024. Lejos del 2% comprometido, pero un avance. ¿Le preocupa que un nuevo Gobierno con una agenda más social no vaya a mantener esos números?
    
Hablé con Pedro Sánchez la semana pasada. Le felicité, y le dije que estoy deseando trabajar con él y verle en persona, aquí o en Madrid. Me garantizó el claro compromiso de España con la OTAN. Damos la bienvenida al hecho de que España vaya a empezar a invertir más en Defensa, pero hay que recordar que España contribuye activamente en misiones y operaciones de la Alianza. Compartir el coste no quiere decir sólo aportar dinero en efectivo sino participar de las capacidades militares. Y España está cumpliendo contribuyendo en muchas: en el Báltico, con soldados en Letonia, entrenando a tropas iraquíes en Besmaya, protegiendo con baterías de Patriots en Turquía... Estamos agradecidos por los esfuerzos, pero insto a España a hacer mucho más porque todos tenemos que cumplir la promesa hecha en 2014. 

¿La crisis catalana y la posible injerencia rusa en ella preocupan en la OTAN?
    
No voy a comentar sobre el rol específico de Rusia en Cataluña, eso se lo dejo al Gobierno español. Lo que puedo decir es que hemos visto un patrón en el comportamiento ruso, a lo largo de un amplio periodo y en muchos estados, en los que han interferido en procesos democrático. Con desinformación, ciberataques y tácticas híbridas para intimidar o interferir. Y eso es algo que seguimos muy de cerca. Por eso la OTAN se está adaptando, para ser capaz de responder a amenazas que están por debajo de un ataque, que no activan el Artículo V de la Alianza de ayuda mutua, pero que seguimos muy de cerca. Hemos reforzados las ciberdefensas, mejorando la inteligencia, la preparación. Si algo pasa podemos responder más rápido.



regina