Migración

Trump reaviva la batalla migratoria con México

2018-10-18

Los datos no reflejan un éxito de Trump en una de las prioridades de su proyecto...

Por PABLO GUIMÓN, El País

El avance de la caravana de buscadores de asilo que partió el pasado fin de semana desde Honduras con dirección a Estados Unidos ha exacerbado la frustración de Donald Trump. El presidente recurrió a sus bazas más duras: amenazó con desplegar al Ejército para cerrar la frontera con México, y con torpedear el nuevo acuerdo comercial con su vecino del sur. La crisis desatada por Trump adquiere una dimensión incierta por el excepcional momento político que atraviesan ambos países: México, en plena la transición entre Gobiernos, y EE UU, en una campaña electoral en la que Trump se dispone a utilizar la lucha contra la inmigración como artillería para mantener el control del Congreso.

“El asalto a nuestro país por su frontera sur (...) es mucho más importante para mí, como presidente, que el comercio o el USMCA”, advirtió Trump, en referencia al recientemente alcanzado acuerdo comercial que sustituye al NAFTA, y que aún tienen que firmar EE UU, México y Canadá. En una incendiaria serie de tuits matutinos, el presidente reiteró también sus amenazas de cortar la ayuda al desarrollo a los países de América Central que no detienen la caravana y que “parecen no tener apenas control sobre su población”.

México trató de matizar las amenazas de Trump. Marcelo Ebrard, quien se convertirá en canciller mexicano cuando el 1 de diciembre asuma la presidencia Andrés Manuel López Obrador, aseguró que no está sorprendido por el tono empleado por el republicano. El futuro titular de Exteriores, que se reunió el miércoles en Tegucigalpa con sus pares de Guatemala, Honduras y El Salvador, dijo que las advertencias se leen dentro del “proceso electoral de EE UU".

Lo cierto es que las amenazas han colocado el tema de la inmigración en el meollo del debate político al norte de la frontera, cuando EE UU encara la recta final hacia las elecciones legislativas del próximo 6 de noviembre. El presidente ha pedido a los candidatos republicanos que lleven la inmigración al centro de la campaña de unos comicios en los que el partido lucha por retener una mayoría en el Congreso que los sondeos apuntan que podría perder. La estrategia de Trump es culpar a los demócratas de boicotear la legislación sobre inmigración en unas cámaras legislativas controladas por los republicanos. “¡Todo culpa de los demócratas por las leyes blandas!”, tuiteó el presidente.

Los datos no reflejan un éxito de Trump en una de las prioridades de su proyecto político, como es la reducción de la inmigración irregular. Según cifras oficiales, aún inéditas pero adelantadas el miércoles por The Washington Post, la detención de inmigrantes en la frontera se ha disparado en los tres meses desde que Trump dio marcha atrás en su muy polémica medida de separar a los inmigrantes indocumentados de sus hijos en la frontera. Fuentes de la Casa Blanca, citadas por el Post, lo atribuyen a un efecto llamada por la retirada de la medida. En sus mítines, el presidente tiende a eludir el no menos polémico asunto del muro que prometió levantar entre México y EE UU y que sus incondicionales le piden en consignas y eslóganes impresos en sus camisetas y pancartas.

Para Trump, caravanas como la que ayer atravesaba Guatemala o la que le llevó en abril a mandar a la Guardia Nacional a la frontera, simbolizan el fracaso de las políticas migratorias de EE UU. Según el presidente, entre los migrantes, que buscan asilo alegando motivos de seguridad, hay “muchos criminales”. El “asalto” a EE UU, opina Trump, está “dirigido” por los demócratas “porque quieren fronteras abiertas y leyes blandas” e “incluye elementos criminales y el vertido de drogas”.

La caravana de migrantes se aproxima a México en plena transición. Esto ha provocado un cruce de señales entre el Gobierno saliente, de Enrique Peña Nieto, y el entrante de López Obrador. La actual Administración ha movilizado a 400 policías federales que intentarán contener a los hondureños en su intento por cruzar el río Suchiate, la frontera natural con Guatemala. El ministerio de Relaciones Exteriores, encabezado por Luis Videgaray –hombre fuerte de Peña Nieto y cercano al yerno de Trump, Jared Kushner- ha informado en un comunicado que deportará a quienes ingresen de manera irregular y sin visado.

Alfonso Navarrete, el ministro de Gobernación (Interior) mexicano, calificó de “grave problema” la situación en la frontera sur. México solicitó la tarde del jueves en Nueva York ayuda para encontrar salida al conflicto al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Este organismo de la ONU tiene dos oficinas en territorio mexicano cerca de la línea fronteriza con Guatemala y ayudará a procesar las solicitudes de refugio que se reciban. Los detalles, sin embargo, serán anunciados una vez que la ONU acepte formalmente la petición del Estado mexicano.

El presidente electo, López Obrador, no obstante, ha prometido una salida al conflicto que no dependa solo de “deportaciones o medidas de fuerza”. El político de izquierdas propuso el miércoles en el norte de México ofrecer visas de trabajo a los migrantes centroamericanos. El futuro mandatario sugirió que quienes ingresen al país podrían sumarse a su programa de siembra de árboles frutales y maderables, que pretende plantar un millón de hectáreas en todo el territorio y emplear a 400,000 campesinos.

Las dos posturas serán discutidas este viernes, cuando el secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, visite México. Se reunirá, por separado, con Peña Nieto, Videgaray y Ebrard para abordar el problema migratorio y la agenda de seguridad. El funcionario de López Obrador, que presume una buena sintonía con la Administración Trump tras la negociación del nuevo tratado de libre comercio, asegura que buscará “persuadir” a Washington de que la política de contención no soluciona la migración causada por la pobreza y violencia que viven Centroamérica y México.



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