Religión

Aunque los papas son infalibles', Francisco admite que se equivocó 

2018-04-12

En una carta extraordinaria dirigida al obispado chileno, hecha pública el 11 de abril, un...

Jason Horowitz, The Neew York Times


ROMA — El papa Francisco se disculpó por “graves equivocaciones” en el manejo de casos de abuso sexual en Chile, donde defendió enfáticamente a un obispo acusado de encubrir al sacerdote pedófilo más infame del país.

En una carta extraordinaria dirigida al obispado chileno, hecha pública el 11 de abril, un papa arrepentido invitó a representantes de las víctimas de abuso a Roma para disculparse en persona. Francisco ha sido duramente criticado por denuncias de que ha hecho de la vista gorda respecto al abuso eclesiástico en la Iglesia católica.

Un portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile dijo que algunas de las víctimas planean viajar en las próximas semanas y que el papa buscará pedirles disculpas de manera individual. En la carta, Francisco también invitó en mayo al Vaticano a los 32 obispos del país –una reunión inusualmente grande del obispado– para discutir abuso eclesiástico.

En la misiva, fechada el domingo 8 de abril, se indica que una delegación encabezada por el arzobispo Charles Scicluna, prelado maltés que ha investigado varios casos de abuso sexual eclesiástico, reunió el testimonio de 64 personas en Santiago y en Nueva York después de que Francisco le encargó indagar las denuncias de encubrimiento; Scicluna y el equipo entregaron un reporte de unas 2300 páginas. El papa escribió que “todos los los testimonios recogidos en ellas hablan en modo descarnado, sin aditivos ni edulcorantes, de muchas vidas crucificadas, y les confieso que eso me causa dolor y vergüenza”.

“En lo que me toca, reconozco y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada”, escribió Francisco, de 81 años. “Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo también personalmente, en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representantes de las personas entrevistadas”.

Durante una visita a Chile y Perú en enero, el papa defendió al obispo Juan Barros Madrid de una manera que parecía aminorar el testimonio de sobrevivientes de abuso que desde hace tiempo han acusado al clérigo de haber sido testigo  y de haber encubierto el abuso por parte de su mentor, el sacerdote Fernando Karadima. El papa dijo que no había visto pruebas de encubrimiento y que sugerir que lo hubo sería una calumnia.

Después en un intento de disculparse en el vuelo de regreso al Vaticano, Francisco intentó hacer una distinción confusa entre pruebas y evidencias, y reiteró las denuncias de calumnia contra quienes acusan al obispo. Reveló que rechazó en dos ocasiones la renuncia de Barros, a quien designó a la diócesis de Osorno en 2015.

“Además estoy convencido de que es inocente”, dijo Francisco en el avión.

Pero uno de los principales asesores papales, el cardenal Sean O’Malley –quien lidera la comisión pontificia para la protección de menores– se distanció del papa y luego salió a la luz que dijo haber entregado personalmente un texto enviado por víctimas que detallaba cómo Barros había presenciado los abusos. La carta parecía contradecir la aseveración del papa de no haber recibido evidencias.

La creencia del papa en la inocencia del obispo por encima de las acusaciones de las víctimas enfureció a víctimas de abuso y le dio munición a a quienes dicen que el papa, usualmente más políticamente diestro, hacía de la vista gorda cuando se trata de abuso sexual. Esa presión lo llevó a enviar a Scicluna en enero.

La nueva carta tiene un tenor completamente distinto. Escribió que los enviados se sintieron “abrumados por el dolor de tantas víctimas de graves abusos de conciencia y de poder y, en particular, de los abusos sexuales cometidos por diversos consagrados de vuestro país contra menores de edad, aquellos a los que se les negó a destiempo e incluso les robaron la inocencia”.

En Chile, el monseñor Santiago Silva dijo que los líderes de la Iglesia comparten el dolor del papa Francisco y añadió: “No hemos hecho todo lo suficiente” y añadió que su “compromiso es que esto no se vuelva a repetir”.

Una de las víctimas, Juan Carlos Cruz, dijo que lo escrito por Francisco “es cosa bastante inédita en un papa y que uno tiene que valorar” y que ello sugiere que “él está viendo que tiene que reparar”.

“Esto tiene que ser en Chile y el mundo; tienen que venir medidas” de cambio que señalicen tolerancia cero.

El Vaticano ha afirmado en repetidas ocasiones que se toma en serio el limpiar lo que el papa Benedicto XVI alguna vez dijo es la “mugre” en la Iglesia.

“Quiero compartir con ustedes la convicción de que las dificultades presentes son también una ocasión para restablecer la confianza en la Iglesia, confianza rota por nuestros errores y pecados, y para sanar unas heridas que no dejan de sangrar en el conjunto de la sociedad chilena”, escribió Francisco.



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