Salud

¿El mal tiempo puede influir en nuestro estado de ánimo?

2019-02-19

En este sentido, la Academia Americana de Médicos de Familia recuerda la existencia del...

 

MADRID, 19 Feb. (EDIZIONES) - Muchas veces el mal tiempo nos agría el carácter, nos pone tristes, nos aplatana. No salimos de casa, o salimos menos de lo que nos gustaría, pasamos más tiempo solos, sin actividad social, o estamos sin poder hacer ejercicio porque las condiciones climatológicas nos lo impiden.

"Las condiciones climatológicas sí pueden afectar a nuestro estado de ánimo", afirma en una entrevista con Infosalus Valentín Martínez-Otero, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid.

Eso sí, el experto precisa que las condiciones climáticas no afectan por igual a todo el mundo. Cómo influye el tiempo en el estado de ánimo dependerá en primer lugar de las características de la persona, porque hay personas que son más optimistas que otras, y tienen más recursos personales, de forma que no se quedan intimidados por la lluvia o por otras circunstancias, como el frío o la oscuridad.

   Asimismo, reconoce que las condiciones climatológicas tienen un impacto en el estado de ánimo porque muchas personas con esa menos luz, y con más frío pueden sentir una especie de inhibición, menos motivación para salir, en consecuencia, con un estado de ánimo menos alegre en algunos casos.

   Martínez-Otero avisa igualmente de que la manera en la que las condiciones climatológicas influyen en el carácter de una persona también depende de las condiciones objetivas del clima, porque para una persona lo que se puede considerar como mal tiempo para otra no tiene por qué serlo. "A una persona le puede gustar que llueva o nieve, mientras que a otra no", remarca.

El profesor de la Universidad Complutense de Madrid indica asimismo que el sol tiene un efecto activador en la persona, aunque son cambios mínimos los que se producen, y el organismo se suele adaptar a esa menor luminosidad invernal. Por lo que la falta de exposición solar en esta época invernal puede, en cierta manera, afectar al estado de ánimo de la persona.

Igualmente, recuerda que el frío invernal empeora determinadas enfermedades, como la artritis por ejemplo, de forma que aumenta el dolor en la persona, se incrementa su malestar general, y en consecuencia también su estado anímico, "se encuentra peor en general y eso le desgana y desmotiva", precisa.

"Sin duda alguna, todo está relacionado, y que una persona tenga más vivencias dolorosas influye en su estado de ánimo, y se pueden originar un mayor decaimiento, tristeza, irritabilidad, o frustración", agrega el miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

   Así con todo, el psicólogo reconoce que, de alguna manera, las personas de clima templado suelen encontrarse mejor a nivel anímico, ya estas condiciones climáticas favorecen el que se viva más placenteramente, invita a las relaciones humanas, a disfrutar de esa temperatura, y no exige otras estrategias de adaptación, como sí lo hacen los climas extremos.

EL TRASTORNO AFECTIVO ESTACIONAL

Aquí Martínez-Otero reconoce que existe un tipo de depresión invernal, que se puede producir en invierno, porque realmente hay una menor incidencia de la luz, un efecto que aumenta la producción de melatonina, la hormona del sueño, de forma que la persona presenta una mayor somnolencia, está menos activa, aunque se suele compensar en algunos casos.

En este sentido, la Academia Americana de Médicos de Familia recuerda la existencia del Trastorno Afectivo Estacional (SAD, por sus siglas en inglés), un tipo de depresión generada por las estaciones del año.

   "Los síntomas generalmente comienzan a finales del otoño o a principios del invierno. Las personas con SAD por lo general se sienten mejor en la primavera y en verano. Se cree que está relacionado con los cambios en la cantidad de luz solar en las diferentes épocas del año. Eso sí, algunas personas sufren de SAD con episodios depresivos en el verano en lugar del invierno, pero es mucho menos común", reseña la institución.

A su vez, recuerda que es más común en las mujeres que en los hombres. "Algunos niños y adolescentes sufren de trastorno afectivo estacional. Pero por lo general se inicia en personas mayores de 20 años de edad. El riesgo de SAD disminuye para los adultos a medida que envejecen", destaca la Academia Americana de Médicos de Familia. Por otro lado, apunta que este trastorno es más común en las regiones en las que los inviernos son más largos y más duros, y hay menos luz solar, ya que se encuentran más lejos del ecuador.

Finalmente, precisa que no todas las personas que padecen de SAD experimentan los mismos síntomas. Los más comunes del SAD con inicio en el invierno incluyen:

- Cambios en el apetito, especialmente con antojos por alimentos dulces o con alto contenido de almidón.

   .- Aumento de peso.

   .- Fatiga.

   .- Dormir más de lo normal.

   .- Dificultad para concentrarse.

   .- Irritabilidad y ansiedad.

   .- Aumento de la sensibilidad al rechazo.
   .- Evasión de situaciones sociales.

   .- Pérdida de interés en las actividades que antes disfrutaba.
   .- Sentimientos de culpa o desesperanza.

   .- Problemas físicos, como dolores de cabeza.



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