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EU debate la estrategia en Afganistán en el noveno aniversario de la guerra


2010-10-06

Macarena Vidal/EFE

Washington.- Al cumplirse mañana el noveno aniversario de la guerra en Afganistán, y sin visos de que el conflicto pueda concluir pronto, Estados Unidos se encuentra sumido en un debate sobre el funcionamiento de su estrategia.

El presidente estadounidense, Barack Obama, reiteró esta semana al Congreso que no cambiará por el momento la estrategia que anunció hace once meses y que prevé, además de más del despliegue de 30,000 soldados adicionales, el comienzo de la retirada para julio próximo.

En una videoconferencia con el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, el lunes, Obama expresó además su apoyo a la idea presentada por el mandatario afgano en junio de que las tropas de EU continúen al frente de las operaciones en el país hasta 2014.

La próxima revisión de la estrategia está prevista para diciembre, después de la cumbre de la OTAN que se celebrará en Lisboa el 19 y 20 de noviembre.

Pero cuando la cifra de militares estadounidenses muertos en Afganistán es mayor que nunca -unos 370 en lo que va de 2010 de un total de cerca de 1,300 en nueve años- y son escasos los avances sobre el terreno, pocos son en Washington los que creen que la estrategia deba permanecer inmutable.

Así, un grupo de expertos de alto nivel, que se ha autodenominado "Grupo de Estudio de Afganistán", presentó recientemente un informe en el que asegura que "los intereses de EU que están en juego en Afganistán no merecen el nivel de sacrificio" actual.

Estos expertos abogan por promover una reconciliación entre el Gobierno central afgano y los grupos talibán y reducir drásticamente la presencia militar de EU en el país asiático, que "radicaliza a muchos pastunes (el principal grupo étnico en Afganistán) y es una importante herramienta para el reclutamiento talibán".

El propio presidente Obama, al tiempo que defiende una estrategia que tardó cuatro meses en aprobar, asegura que si es necesario introducirá cambios, aunque sólo una vez se haya dado tiempo a la estrategia actual.

En una entrevista que publica la revista "Rolling Stone" en su número del 15 de octubre, Obama señala que "hay elementos que están funcionando, y otros elementos que no han funcionado" y "vamos a seguir reexaminando la estrategia hasta que estemos seguros de que contamos con una que sí funciona".

Según Obama, la guerra en Afganistán "es más dura que la de Irak" y algunos elementos clave de la estrategia -como la formación de las fuerzas afganas para que puedan hacerse cargo de la seguridad del país- tardarán en poder entrar en funcionamiento como deberían.

Pero tanto la Casa Blanca como la mayoría demócrata en el Congreso han dejado claro que la fecha para comenzar el proceso de retirada, julio de 2011, se mantiene pase lo que pase.

En la entrevista, Obama insiste en que "tenemos que seguir con este proceso hasta el final. En julio de 2011 comenzaremos el proceso de transición".

En parte se trata de un cálculo político -el periodista Bob Woodward revela en su libro "Obama's Wars" (Las guerras de Obama), publicado la semana pasada, que el presidente considera que mantener la guerra durante años equivaldría a perder el apoyo de sus bases demócratas- y en parte, de un cálculo militar.

Según declaró el presidente del Comité de las Fuerzas Armadas en el Senado, Carl Levin, mantener ese plazo es esencial para que los afganos aceleren la formación de sus tropas.

"Si esa fecha se tambalea, también se tambalea el sentimiento de urgencia", declaró Levin el pasado viernes, al indicar que la situación continúa siendo complicada y por ello en el estamento militar surgen llamamientos para que se flexibilice el plazo.

El mes pasado, el comandante de las tropas en Afganistán, el general David Petraeus planteó, en declaraciones que recogió el diario "The New York Times", la posibilidad de recomendar que no se repatríen soldados llegado el próximo julio.

El problema para Obama es que, una vez que ha fijado ese plazo para comenzar la transición, le puede resultar extremadamente complicado retractarse.

Ante los aliados de la OTAN y los Gobiernos de la zona, puede crear una imagen de unos EU que cambian constantemente de opinión en asuntos militares.

Y ante su propios votantes, puede dejar en muy mala posición a los demócratas, que ya se preparan para sufrir importantes pérdidas en las elecciones legislativas del 2 de noviembre.



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