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Monseñor Escrivá De Balaguer


2012-01-03

Autor: Francisco Ponz

Excelente modelo para cualquier educador 

Al considerar la significación del Fundador de nuestra Universidad en el ámbito educativo, lo primero que viene a la mente no es tanto lo que ha podido decir sobre esos temas, sino el ejemplo de su propia vida personal, convertida por entero en una grandiosa, multiforme y constante actividad educadora; lo que aparece quizá con más relieve es el hecho de que ha sido un educador excepcional, que ha consumido toda su vida en una tarea apasionada de dar sin cesar doctrina con su ejemplo y con su palabra.

Formación Universitaria

Monseñor Escrivá de Balaguer se había preparado en la Universidad y siempre se ha sentido universitario. Después de cursar el Bachillerato, había hecho en Zaragoza los estudios de Derecho en la Universidad y los eclesiásticos que le preparaban para el sacerdocio. Sin salir de Zaragoza, ejerció como profesor de Derecho Romano y más tarde hizo lo propio en Madrid, a donde se trasladó para realizar el Doctorado civil. A1 establecerse más tarde la Escuela Oficial de Periodismo, prestó también a ella su colaboración docente. Siempre se sintió sacerdote de Jesucristo, pero también un genuino universitario, que alcanzó el Doctorado de Derecho en Madrid, luego el de Teología en Roma, más adelante el Doctorado honoris causa en Historia por su entrañablemente querida Universidad de Zaragoza. Su amor a la Universidad y su condicíón universitaria quedan también de manifiesto en su función como Gran Canciller en esta Universidad de Navarra y en la Universidad de Piura (Perú).

Quien tantas veces ha clamado por la obligación de adquirir una sólida formación doctrinal, científica y profesional y de continuarla durante toda la vida, nos ha dado un ejemplo espléndido al dedicar, a pesar de sus múltiples ocupaciones, algún tiempo diario al estudio, al repaso de los diferentes tratados teológicos, a la lectura frecuente de los clásicos castellanos para mantener la riqueza del lenguaje y poder exponer las verdades de la forma más bella, asequible y penetrante.

Cincuenta Años De Labor Sacerdotal

Su acción educadora se desarrolla plenamente en su actividad pastoral como sacerdote. El actual Presidente General del Opus Dei, Don Álvaro del Portillo, que hoy nos honra con su presencia, decía en 1973 al presentar una recopilación de homilías pronunciadas por Monseñor Escrivá de Balaguer bajo el título Es Cristo que pasa: �El Fundador del Opus Dei recibió el Santo Sacramento del Orden el 28 de marzo de 1925. En este casi medio siglo, ex hominibus assumptus, pro hominibus constitultur (Hebr., V, 1), escogido entre los hombres, elegido por Dios para beneficio de las almas, ha hecho que la vida cristiana sea realidad diaria, entrañable, en la inteligencia y en el corazón de un número ya incalculable de personas. La fecundidad del sacerdocio cristiano, que sólo se explica por razones sobrenaturales, se ha vertido en una predicación incansable. Con razón ha escrito que la gran pasión de los sacerdotes del Opus Dei es la predicación. Desde 1925, Monseñor Escrivá de Balaguer realiza una intensa labor pastoral: primero -por poco tiempo- en parroquias rurales; más tarde, en Madrid, especialmente en los barrios pobres y en los hospitales; durante los años treinta, en toda España; desde 1946, cuando fija su residencia en Roma, con personas de todo el mundo. Hablar de Dios, acercar los hombres al Señor: así lo he visto desde que lo conocí, en 1934. Catequesis, días y cursos de retiro espiritual, dirección de almas, cartas breves e incisivas, que llevaban en los trazos - rápidos y definidos- la paz a muchas conciencias. En los primeros meses de 1936 llegó a enfermar; los médicos diagnosticaron sólo cansancio. Predicaba, a veces, hasta diez horas diarias� (16).

Toda esta inmensa y continuada actividad sacerdotal, llena de enseñanzas hechas vida y palabra, está muy directamente relacionada con el mensaje que Dios quiso difundir en el mundo por mediación de Monseñor Escrivá de Balaguer, a partir de la fundación del Opus Dei el 2 de octubre de 1928. Vivir con la mayor fidelidad el espíritu del Opus Dei, encarnarlo personalmente, darlo a conocer a los demás, dejarlo esculpido en las inteligencias y en los corazones de sus hijas e hijos, ha sido la gran tarea educadora de su vida, que se dilataba y derramaba por todas partes para llevar a todas las almas el anuncio gozoso de esa buena nueva, de la llamada universal a la santidad, cualquiera que sea la situación y actividad que cada uno desarrolla en el mundo.

Modalidades De Su Actividad Educativa

Su labor de formación, su acción educativa con sus hijos y con toda clase de personas, utilizaba los medios más variados de comunicación oral: la conversación personal, con el consejo, la advertencia, la indicación precisa o la corrección; la charla de dirección espiritual; el trato abierto y sencillo en las circunstancias propias de la vida de familia, o durante algún paseo o a lo largo de un viaje; las reuniones más directamente formativas sobre temas ascéticos, doctrinales o apostólicos; las diversas formas de predicación, meditaciones, pláticas, homilías, retiros v cursos de retiro de varios días. Ejercía asimismo lo que llamaba con gracia el apostolado del almuerzo: ...es la rieja hospitaliditd de los Patriarcas, con el calor fraternal de Betania. - -Cuando se ejercita, parece que se entrevé a Jesús, que preside, como en casa de Lázaro (17). O aprovechaba las numerosas ocasiones en que atendía a las muy diversas personas que deseaban visitarle, en Roma o en cualquier otro lugar en que se encontrara.

Un medio abundantemente utilizado por el Fundador del Opus Dei para llegar a las almas era el de las tertulias: reuniones de carácter familiar, informales, en las que abría su cerrazón, se hacía todo para todos, en un ambiente lleno de confianza y de cariño, con muy buen humor, siempre animoso y cordial. A medida que la labor apostólica fue creciendo, aumentó también el número de personas que deseaban estar algún rato con él, y, con ocasión de sus viajes, las tertulias alcazaban muchas veces carácter multitudinario.

Este contacto directo con grupos muy numerosos de personas o aun multitudes, tuvo lugar más especialmente durante los diez o quince últimos años. Todos recordamos, por ejemplo, aquí mismo en Pamplona, las reuniones en el abarrotado salón de actos del Colegio Mayor Belagua, en el Teatro Gayarre y en la explanada del Edificio de Bibliotecas. También las homilías que pronunció en 1960 y en 1964 en la Catedral, y en 1967 en el propio Campus. Pero lo mismo ocurría en otras ciudades españolas o en Roma y en otros lugares del mundo. �...en 1970, en México, estuvo con unas cuarenta mil personas de ese país, de los Estados Unidos y de otras muchas naciones americanas... En un viaje, en 1972, por España y Portugal, iniciado en Francia, pudieron oírle, en grupos pequeños o grandes, más de ciento cincuenta mil personas...� (18). En Roma, llevaba ya una porción de años en que recibía también a muchos miles. En 1974, en un largo recorrido por distintos países de América del Sur, y en febrero de 1975 por Centroamérica, pudieron asimismo escucharle millares y millares de personas de toda clase y condición. En todas estas grandes catequesis --y siempre-, se entregaba con infatigable generosidad a las almas y se multiplicaba asombrosamente para llegar a todos.

Además de su prodigiosa dedicación a la enseñanza oral, con los más diversos medios, Monseñor Escrivá de Balaguer ha vertido también su espíritu en un gran número de escritos, en- su mayor parte todavía inéditos. En 1973, se refería D. lvaro del Portillo a esta enseñanza escrita: �Autor de libros de espiritualidad difundidos en todo el mundo --como Camino y Santo Rosario- y de finos estudios jurídicos y teológicos -como La Abadesa de las Huelgas -, ha escrito sobre todo numerosas y extensas Cartas, Instrucei, ynes, Glosas, cte., dirigidas a los socios del Opus Dei, tratando exclusivamente de temas espirituales. Reacio a cualquier forma de propaganda, ha accedido sólo rara vez a las numerosas y constantes peticiones de entrevistas por parte de la prensa, radio y televisión de muchos países. Con las pocas entrevistas que han sido la excepción se publicó el libro Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, traducido también a las principales lenguas. De toda la gran catequesis que es su predicación en casi cincuenta años de sacerdocio -seguía escribiendo D. Alvaro del Portillo- existe un abundante material inédito� (19).

Una pequeña parte de ese material, algunas de las homilías pronunciadas con ocasión de fiestas litúrgicas, se publicaron reunidas como antes indiqué en Es Cristo que pasa. Otras homilías han aparecido en folletos, revistas, cte.

Muchas enseñanzas eran asimismo transmitidas con los escritos ordinarios del gobierno de la Obra, en anotaciones o documentos muy diversos, siempre dirigidos a mejorar la vida espiritual de sus hijos.

Además, gran parte de la extensa enseñanza oral de Monseñor Escrivá de Balaguer, especialmente en los últimos años, ha sido grabada o incluso filmada, lo que hace poslble su transcripción.

Se dispone así de una cuantiosa información de la enseñanza cjral y escrita del Fundador del Opus Dei, que constituye una fuente, verdaderamente impresionante y del mayor interés, tanto para comprender el mensaje de salvación que el Señor quiso comunicar al mundo por su mediación, como para conocer su personal pedagogía.

Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Varios miles de personas, entre ellas numerosos obispos de distintos países �en conjunto, un tercio del episcopado mundial�, solicitan a la Santa Sede la apertura de su causa de canonización.

Beatificación y Canonización

El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica a Josemaría Escrivá de Balaguer en la plaza de San Pedro, en Roma, ante 300.000 personas. �Con sobrenatural intuición�, dijo el Papa en su homilía, �el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado�.

Diez años más tarde, el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II canoniza al fundador del Opus Dei en la plaza de San Pedro ante una multitud de más de 80 países. El Santo Padre, en su discurso a los participantes en la canonización, dijo que "san Josemaría fue elegido por el Señor para anunciar la llamada universal a la santidad y para indicar que la vida de todos los días, las actividades comunes, son camino de santificación. Se podría decir que fue el santo de lo ordinario".



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