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La crisis económica devora a los restaurantes irlandeses


2012-04-17

Por PAUL SONNE, WSJ

GALWAY, Irlanda --Para observar como Irlanda está tratando de balancear su economía sin tener control sobre su divisa, pida un filete de carne de 255 gramos en el restaurante Martine de esta ciudad.

El precio de este plato pasó de 35 euros, en 2008, a 28 euros en la actualidad.

Sin embargo, no vaya a la hora del almuerzo: el acogedor restaurante ha dejado de abrir a esa hora porque nadie estaba yendo a almorzar. La pronunciada caída de los precios no fue suficiente para atraer a los trabajadores, los cuales hacen frente a las reducciones salariales.

"Ninguno de nosotros ve ni remotamente la luz al final del túnel" dijo Martine McDonagh, el propietario del restaurante, que ocupa una casa antigua cercana al océano en Galway. "Hemos rebajado drásticamente todo. No sé cuánto tiempo más podemos continuar haciendo eso".

Un afiche que exhorta a los votantes a decir no al tratado de austeridad de la Unión Europea.

El restaurante de McDonagh no es un caso aislado. A medida que Irlanda recorre dificultosamente el doloroso camino hacia la recuperación económica, los dueños de los restaurantes han estando recortando los precios con el fin de mantener un flujo de clientes y evitar el cierre de sus negocios.

EL resultado es la deflación de ese sector específico que ha traído consigo no solamente grandes caídas en los ingresos de los dueños de restaurantes en Irlanda, sino que también ha afectado a los dueños de los hoteles, los minoristas y a muchos otros negocios relacionados con el consumo.

La situación está causada por sus lazos con el euro. Como están atados por una moneda común, los países del euro zona en cuidados intensivos como Irlanda, Grecia y Portugal no han podido devaluar sus divisas para aumentar la competitividad y acelerar la recuperación. En lugar de eso, la receta de Europa les prescribe que bajen los precios de bienes domésticos, servicios y salarios.

Esta es una medicina con un sabor agrio, que está llevándose por delante a negocios de consumo en Irlanda enfrentados con un descenso en picada de los precios y una demanda anémica.

Desde 2008, el salario semanal promedio en Irlanda ha caído 4.3%, a 689,54 euros en el tercer trimestre de 2011, lo que ha detenido dos décadas de prosperidad económica. El Tigre Celta, como se le conocía al país, creció por un boom de las exportaciones, la entrada en la euro zona y una burbuja inmobiliaria alimentada por una concesión imprudente de préstamos.

La explosión de la burbuja dejo a Irlanda en la quiebra, forzando al país a aceptar la ayuda económica de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional y un estricto régimen de austeridad.

Los restaurantes, en particular, han salido duramente golpeados. Adrian Cummins, presidente ejecutivo de la Asociación de Restaurantes de Irlanda, estima que unos 500 restaurantes de los 1500 de servicio completo cerraron en los dos últimos anos. Sin embargo, Cummins añade que algunos han vuelto a abrir sus puertas, pero bajo dueños nuevos.

Aproximadamente 80% de los restaurantes del país están operando a pérdida, estima Cummins. El ejecutivo dice que los precios han bajado 20% en los tres últimos años. Aun así, para los propietarios de los restaurantes los repetidos recortes de los precios no son una solución.

"Los precios bajan constantemente para mantener la liquidez y la supervivencia, pero a largo plazo no vas a tener ganancias" indica Cummins.

Los restaurantes que están fuera de la capital irlandesa son los que más dificultades tienen.

En Galway, Paul y Mary Grealish dueños del elegante Malt House Restaurant y del pub de al lado, Kings Head, dicen que han simplificado el negocio para recortar costos operativos.

Atrás quedaron los días en los que Malt House ofrecía lenguado negro en su menú y en pub tocaban bandas de cinco y más instrumentos.

Antes de la crisis económica los clientes que cenaban en Malt House elegían un menú a la carta en los que los platos promediaban los 25 euros. En 2008, el restaurante cambio los menús.

Grealish opto por seguir abasteciéndose solo de productos locales. Una decisión costosa pero que le ha permitido mantener la calidad de la comida. Grealish dice que los irlandeses que cenan fuera se han vuelto más selectivos sobre cómo gastar el poco dinero que les queda por lo que mantener la calidad es crucial.

Grealish estima que la cantidad gastada por comensal en Malt House ha caído entre 25% y 30% desde 2007, como resultado de unos precios mucho más ajustados en el menú y las diferentes opciones de los clientes, como el optar por una cena sin vino. Al mismo tiempo, los costos operativos se mantienen altos.

Aunque los restaurantes irlandeses han visto desmoronarse su facturación muchos de sus costos del día a día como los pagos de la renta y las facturas de electricidad no han variado o incluso han subido.

"El mayor problema es que sigo debiendo al banco la misma cantidad de dinero en la actualidad que cuando esperaba tener ganancias" .Él y su mujer compraron Malt House hace nueve años.

Los propietarios de restaurantes que pensaron que podrían vender sus restaurantes cuando los compraron en los años de vacas gordas pero no han encontrado compradores. "Estamos realmente acorralados" dice McDonagh, dueño de Martine. "La opción de cerrar e irse no existe" indica.

En julio, en un intento para estimular al sector, el gobierno irlandés redujo de 13.5% a 9% el Impuesto al Valor Agregado a las industrias dedicadas a la hospitalidad y al turismo

"La única razón por la que seguimos con el negocio es porque han bajado el IVA.�� dice McDonagh.



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