Formato de impresión


Como ovejas que no tienen pastor


2013-02-09

�Los que iban y venían eran muchos, y no
les quedaba tiempo ni para comer�.

Evangelio, Marcos, 6,30-34

En aquel tiempo, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: �Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco�. Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Reflexión

Rev. D. David Compte i Verdaguer

Hoy, el Evangelio nos plantea una situación, una necesidad y una paradoja que son muy actuales.

Una situación. Los Apóstoles están "estresados": �Los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer�. Frecuentemente nosotros nos vemos abocados al mismo trasiego. El trabajo exige buena parte de nuestras energías; la familia, donde cada miembro quiere palpar nuestro amor; las otras actividades en las que nos hemos comprometido, que nos hacen bien y, a la vez, benefician a terceros... ¿Querer es poder? Quizá sea más razonable reconocer que no podemos todo lo que quisiéramos.

Una necesidad. El cuerpo, la cabeza y el corazón reclaman un derecho: descanso. En estos versículos tenemos un manual, frecuentemente ignorado, sobre el descanso. Ahí destaca la comunicación. Los Apóstoles �le contaron todo lo que habían hecho�.  Comunicación con Dios, siguiendo el hilo de lo más profundo de nuestro corazón. Y �¡qué sorpresa!� encontramos a Dios que nos espera. Y espera encontrarnos con nuestros cansancios.

Jesús les dice: �Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco�. ¡En el plan de Dios hay un lugar para el descanso! Es más, nuestra existencia, con todo su peso, debe descansar en Dios. Lo descubrió el inquieto Agustín: �Nos has creado para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti�. El reposo de Dios es creativo; no "anestésico": toparse con su amor centra nuestro corazón y nuestros pensamientos.

Una paradoja. La escena del Evangelio acaba "mal": los discípulos no pueden reposar. El plan de Jesús fracasa: son abordados por la gente. No han podido "desconectar". Nosotros, con frecuencia, no podemos liberarnos de nuestras obligaciones (hijos, cónyuge, trabajo...): ¡sería como traicionarnos! Se impone encontrar a Dios en estas realidades. Si hay comunicación con Dios, si nuestro corazón descansa en Él, relativizaremos tensiones inútiles... y la realidad �desnuda de quimeras� mostrará mejor la impronta de Dios. En Él, allí, hemos de reposar.



JMRS


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com