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¿Está Pekín rompiendo su palabra en Hong Kong?


2014-10-06

Por Andreas Landwehr (dpa)

Pekín, 6 oct (dpa) - "Hagan una pausa para que haya margen de maniobra en el futuro", pide Bao Tong a los jóvenes manifestantes de Hong Kong. En su opinión, ya han consegiudo algo. "La semilla ya está plantada y necesita tiempo para brotar", opina este hombre crítico con el régimen chino que apuesta por una retirada provisional en la ex colonia británica.

Bao fue secretario del primer ministro y secretario del Partido Comunista chino Zhao Ziyang, derrocado en 1989, cuando la línea dura de Pekín envió al Ejército a actuar contra los manifestantes pacíficos y desató la masacre del 4 de junio de aquel año.

Bao conoce el precio de la escalada de tensión y la confrontación. Tras el baño de sangre de Pekín, él mismo pasó siete años en prisión y todavía hoy vive bajo una estricta vigilancia. "Ninguna gran tarea puede lograrse de una sola vez, todas necesitan tiempo para madurar", afirma Bao en su llamada a los estudiantes de Hong Kong, lanzada desde Radio Free Asia poco antes de que éstos alcanzasen un acuerdo con el gobierno local para iniciar conversaciones.

Las autoridades de Pekín bloquean todas las informaciones que llegan desde Hong Kong, interrumpen la recepción de la señal de la CNN y la BBC cuando hablan de las protestas y censuran las páginas webs de los diarios. Aun así, Bao rechaza la versión y la propaganda del régimen comunista, que habla de una situación de caos y que culpa a los estudiantes del bloqueo de Hong Kong. "Es falso", asegura. "El movimiento Occupy Central surgió por obligación, después de que a los ciudadanos se les negasen derechos legítimos".

Según Bao, son las autoridades las que tendrían la culpa de las posibles consecuencias para la economía y la confianza en la tercera plaza financiera del mundo, por haber fracasado a la hora de garantizar la participación de los siete millones de hongkoneses.

El disidente chino destaca "la gran dimensión de la autonomía" y de libertad de prensa y reunión con la que cuenta Hong Kong, a diferencia de lo que sucede en China. "Si el lema 'un país, dos sistemas' se convierte en 'un país, un sistema', el sistema político y económico de Hong Kong quedará verdaderamente dañado", apunta.

Los británicos nunca concedieron verdadera democracia a los hongkoneses, a pesar de que el último gobernador, Chris Patten, inició un intento infructuoso. Pero antes de la devolución de Hong Kong, el régimen chino aseguró a británicos y hongkoneses que en el futuro permitiría la celebración de elecciones democráticas.

En 1993 -años antes de que el 1 de julio de 1997 se efectuara la devolución de Hong Kong- el máximo negociador de China, Lu Ping, aseguró en un artículo en el "Diario del Pueblo": "La forma en la que Hong Kong desarrolle su democracia en el futuro reside totalmente en el ámbito de la autonomía de Hong Kong. El gobierno central no se inmiscuirá". El procedimiento para celebrar elecciones directas y universales sólo debería ser comunicado a la Asamblea Popular Nacional de Pekín, sin que fuera necesario una aprobación del gobierno central, afirmó entonces Lu Ping.

En Pekín hoy nadie quiere acordarse de eso. Al contrario, la Asamblea Popular Nacional decidió en agosto cómo debían votar los cinco millones de hongkoneses con derecho a hacerlo. A través de un comité seleccionado a dedo China mantendría el control sobre la aprobación de los candidatos que podrían concurrir a los comicios. Y la primera condición sería que "amasen a la madre patria", es decir, que fuesen leales al Partido Comunista de China.

Según Pekín, todo es legal. El artículo 45 de la ley fundamental hongkonesa establece que, "tras su nominación", el jefe de gobierno debe ser escogido "por un comité de nominación lo más representativo posible de acuerdo con los procedimientos democráticos".

Y ahí está el truco: si, como ahora está previsto, la nominación no es libre ni abierta, ¿se trata de un procedimiento democrático? "Nadie dijo que Irán sea el ejemplo democrático que la administración comunista china tenía en mente", lamenta el ex gobernador Patten en un artículo en "The Washington Post". "Cuando les prometieron elecciones universales, nadie les dijo a los hongkoneses que eso no significaría que pudiesen elegir por quién votarían".

 



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